Ciudad Mendoza, Ver.- A pesar de que Víctor Hugo, Brenda y María, guatemalteco y hondureñas, respectivamente, tienen en común ser migrantes y formar parte de la Caravana Latinoamericana que cruza el estado de Veracruz, sus historias son muy distintas aunque comparten el sueño americano.
A Víctor Hugo le mataron a esposa y pequeña hija, en Chiapas
En el parque Miguel Hidalgo de este municipio, donde descansaron cerca de media hora antes de avanzar hacia Acultzingo, Víctor Hugo, de 30 años, accede a la entrevista y serio, relata que él dejó su país, Guatemala, porque no hay oportunidades laborales y sí mucha inseguridad.
- Puedes leer también: Veracruz, entidad líder por retornos asistidos de niños migrantes
Cuenta que era casado, pero en Tapachula, Chiapas, mataron a su esposa e hija de 3 años de edad. “Ellas no se querían quedar solas, venían atrás de mí. Yo salí el 30 de octubre con la caravana y después se vino ella”. Dice que fue la mamá de su esposa quien le dio la noticia de la muerte de ambas.
Recuerda que trabajaba en una fábrica, en Guatemala, y no puede regresar, por las pandillas que lo fueron a buscar a su casa y que lo quieren matar. Por eso su sueño es llegar a los Estados Unidos, pues la vida en su país es muy difícil. “Pedí ayuda y nadie me tendió la mano”, lamenta.
Menciona que, en la capital de su país, se quedaron sus papás y hermanos. Él fue el único que se aventuró a dejar Guatemala para ir en busca de una oportunidad y mejorar su calidad de vida.
Señala que a pesar de que no ha recibido, ni él ni el resto de los integrantes de la caravana, apoyo del Gobierno de México y tampoco del Instituto Nacional de Migración, sigue adelante.
Junto con sus demás compañeros ha afrontado situaciones de peligro como la de Tierra Blanca, donde dice, fueron recibidos a balazos.
También ha sentido el cobijo de veracruzanos solidarios que se acercan a darles un poco de lo que tienen, para que su recorrido sea un poco más ligero. “No nos vamos a quejar, la gente, bendito Dios nos ha recibido con comida, agua y ropa”, dice.
Brenda es hondureña y va en la caravana con su hijo y su hermana menor
Brenda, es originaria de Honduras y el pasado 24 de noviembre, mientras caminaba por un país que no es el suyo, cumplió 22 años. Ella viaja en la caravana “Latinoamericana – Unidas” con su hijo de tres años, quien tiene un problema en la vista y no camina.
Relata que la situación en su país de origen es, al igual que la de la mayoría de Centroamérica, “muy complicada” pues las oportunidades de trabajo son escasas. “La economía no es buena y en el gobierno impera la corrupción. Desde que entró Xiomara Castro todo se vino abajo todo”, asegura.
Menciona que a pesar de que solicitó en el país la visa humanitaria, se la negaron, por eso camina como el resto de los migrantes, cargando a su hijo en la espalda y por ratos en una carriola que está a punto de quedar inservible.
Reconoce que cruzar el país a pie es difícil, pues su hijo se ha enfermado y se ha complicado su salud, pero a pesar de todo, sigue su camino también con una de sus hermanas.
En Honduras se quedaron sus papás y otras hermanas. Brenda y su hermana, que va en una camioneta, son las más chicas de la familia. “Hay que arriesgarse, porque si uno no sale de casa nunca va a lograr lo que uno se propone”.
Aunque sí tiene familiares viviendo en Estados Unidos, dijo que le han dado la vuelta, por ello no espera que les ayuden si logran cruzar la frontera.
María viaja con su hijo de 2 años y pide ayuda para transportarlo en carriola
María, hondureña de 39 años viaja con su hijo de 2. Mientras lo sostiene de la manita para que no se aleje de ella, relata que salió de su país porque ya no tiene familia. Ella busca quién le regale una carriola, pues en la que lleva a su hijo, ya está rota.
“No quiero cargarlo en el lomo, porque por el disparo que me dieron, que entró por mi ojo, me duele bastante y no puedo cargar a mi niño en los hombros”.
Su salud y la del pequeño, dice, se ha deteriorado, pues desde hace días tienen temperatura, dolor de huesos y el niño, dolor de oído. Hay momentos en los que siente que se desmayará, pero saca fuerzas para seguir adelante.
Reconoce que carece de recursos para comprar pañales para su hijo. “Él sólo me pide y yo tengo que buscar y ver de dónde saco”.
Va sola con su hijo, pero al ser parte de la caravana se hacen familia, ya que la mayoría es hondureña y se echan la mano unos a otros. Cuenta que dejó su país por la violencia que impera.
Ella recibió el balazo al pelear por una propiedad que el papá de sus hijos dejó. Recuerda que el 17 de julio de este año mataron a su hijo de 15 años y antes, en el 2015 a otros de ellos, de 16 años. “Si mi hijo de 16 años estuviera acá no estaría yo en estos lugares, nunca he tenido una familia, una madre que me apoye, por eso ando aquí”.
A su tierra, señala, no quiere regresar por la violencia que hay, además, ya no tiene familia en su país.
Luego de descansar cerca de media hora en el Parque Hidalgo, la caravana continuó su camino hacia Acultzingo a sugerencia de Protección Civil Regional, pues se prevén lluvias durante la tarde-noche. En ese municipio podrán descansar en el Auditorio de la cabecera municipal y mañana temprano reanudarán su camino hacia el estado de Puebla.
Un cansado caminar, para lograr un sueño americano, así ha sido la travesía de la caravana migrante por Veracruz
El paso de la caravana migrante por tierras veracruzanas se ha visto apoyado por la ciudadanía y en algunos municipios violentados por las fuerzas del orden, actualmente 357 migrantes continúan su camino hacia el estado de Puebla para allí descansar y seguir a la Ciudad de México.
En octubre pasado, en Tapachula, Chiapas, 3 mil migrantes procedentes de Honduras, Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Panamá, Cuba y Venezuela, en la necesidad de seguir su camino, formaron la caravana “Latinoamericana – Unidas”, sin embargo, el cansancio mental y físico ha hecho que poco a poco se vayan rezagando, por lo que al estado de Veracruz se contempló la entrada de 480 personas. Días después, solo 357 viajan unidos.
El grupo ha cruzado por municipios en el estado como Tierra Blanca, Coatzacoalcos, Córdoba, Ixtaczoquitlán, Orizaba, Río Blanco, Nogales, Ciudad Mendoza y Acultzingo, estas personas fueron apoyadas con alimento y bebida por la población y custodiados por elementos de la Guardia Nacional. Actualmente los migrantes siguen su camino por tierras veracruzanas.
Para ellos su paso no ha sido fácil, en entrevista con Pablo, líder de la caravana migrante, ha manifestado su descontento con algunos elementos de seguridad, puesto que en la localidad de Motzorongo, perteneciente al municipio de Tezonapa fueron atacados a disparos luego de defender por lo que habían pagado.
Dio a conocer que en dicho sitio habían hecho el trato con una empresa de camiones llamada “Galaxy” a la cual le rentaron unos camiones para poder trasladarse porque las autoridades de migración no les habían permitido abordar el tren.
Sin embargo, los choferes de los autobuses fueron retenidos por los elementos de seguridad y al querer defenderlos y recuperar a los choferes, fueron amedrentados con disparos, casquillos que llevan con ellos para poner una demanda en la Ciudad de México. Afortunadamente, explica, no hubo personas lesionadas.
Ante esta eventualidad decidieron reanudar su travesía a pie; el 21 de diciembre la caravana llegó al municipio de Omealca, en Veracruz cumpliendo ahí más de 15 días de haber salido de la zona sur con dirección al norte del país pretendiendo ingresar a los Estados Unidos.
El avance de la caravana ha sido por tierra, caminando en las carreteras durante el día y descansando en las noches pues saben de los casos de inseguridad que se presentan en el estado.
El pasado viernes 22 de diciembre llegaron a la Ciudad de Córdoba, procedentes de Amatlán de los Reyes, donde tomaron un descanso y el lunes 25 de diciembre dejaron la unidad deportiva y caminaron hasta la colonia Brillante Crucero en donde intentaron abordar el tren.
La madrugada llegó y el sonido del tren y el silbato del mismo los alerto, pero la velocidad a la que viajaba era imposible de poder correr y subirse, por lo que por su seguridad dejaron pasar esa oportunidad y al otro día martes 26 de diciembre se dio a conocer que los integrantes de la caravana lograron subir al tren, no obstante estos no avanzaron, por lo que decidieron caminar hasta Ixtaczoquitlán.
Pablo señala que continuarán caminando y por ahora su plan es llegar el día a Tehuacán, Puebla y poco a poco seguir hasta la ciudad de México y un poco más al norte del país.
Nota publicada originalmente en El Sol de Orizaba