Hace 20 años, un grupo de chicos, hacían un falso documental de una carrera de melones; compraron cuatro y los rodaron por el puente Xallitic; al siguiente año, lanzaron una convocatoria y para su sorpresa llegaron varios xalapeños a sumarse.
Dos décadas después, este 15 de septiembre, se vivió como desde entonces, otra fiesta del melón en el barrio mágico de Xallitic que reunió a cientos de personas de todas las edades.
¿Cuántos melones participaron en la carrera en Xallitic?
Ajolotes, luchadores, chófer de autobús, Deadpool, piñatas, hamburguesas, Minions, kemonito, personas del programa 31 minutos, un Quetzalcóatl, Machu Picchu y decenas de personajes más participaron de este singular evento. El registro superó los 200 melones.
Lo único que se requiere para formar parte de esta tradicional festividad es creatividad. Algunas destinaron varias horas para tener el melón más guapo o al más ágil y rápido para estar en la carrera.
El ganador del melón más guapo en la categoría infantil fue de 31 minutos, mientras que en la categoría de adultos fue para el mapache "Pedro" que se hizo famoso por el Tik Tok.
La carrera fue de los momentos más divertidos, filas de personas, incluso familias, lo esperaban con ansias.
Entre gritos, porras y aplausos los xalapeños disfrutaron de esta singular carrera en la calle Lucio en la que los dueños corrieron detrás de sus frutas caracterizada.
Diana es una de las 10 organizadoras que admite que nunca imaginó la popularidad que iba a ganar la genuina idea de hace dos décadas.
"Yo no creí que fuera a estar el puente lleno y gritándole a un melón (...) estoy sorprendida de la creatividad y las cosas que trajeron", dice entre risas de sorpresa.
Luisa, originaria de Perú junto con la doctora Rebeca Menchaca coordinadora del Orquidario de la UV, hicieron un melón con su gorrito tradicional Chullo de Machu Picchu en una maqueta de unicel en la que agregaron otros elementos representativos en lo que destinaron hasta cuatro horas.
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"Ha sido una experiencia muy bonita tenerla a ella de Perú de estancia en la Universidad Veracruzana y aprovechar estos eventos culturales", dijo la doctora.
Marlene Hernández llegó con su hijo Cristopher y su sobrina Michel con su melón de Quetzalcóatl, que lograron con papel china, plumas, cartulina y pintura en lo que tardaron dos días pues hubo participación de toda la familia.
Las historias detrás de los melones son muchas, y los organizadores esperan que se sigan escribiendo muchas más con el paso del tiempo y que las carreras continúen.