A casi cuatro años de la desaparición de los hermanos Sergio y Liliana Rueda en Córdoba, Veracruz el 16 de julio de 2019, Nayelli Guarneros, esposa de Sergio, solo sigue pidiendo una cosa: saber dónde están. A la fecha, las hijas de Sergio de 7, 10 y 16 años siguen llorando y preguntando por su papá porque siempre fue un padre muy presente.
“Después de 4 años de mucho desgaste físico, emocional, psicológico, económico, yo solo quiero saber dónde están. Yo he pedido que si alguien sabe que me lo diga y si ellos lo quisieran decir, qué les hicieron, dónde están, yo creo que no regresaría a nada más, es solo que quiero saber dónde están y que las niñas estén tranquilas sabiendo lo que pasó y que hice lo posible por encontrarlo”.
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Durante su participación en la Mesa: Desaparición forzada en México y Veracruz, una mirada desde el Sistema ONU 2022 en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) narró, la serie de atropellos, corrupción y revictimización a la que se ha enfrentado por parte de las fiscalías e instituciones gubernamentales sin obtener justicia.
¿A qué se dedicaban personas desaparecidas?
Recordó que su esposo y su cuñada vivían en Puebla, de donde son originarios y tenían negocios allí, pero además en Córdoba y Orizaba pues se dedicaban a prestar dinero a través de una financiera, pero el 15 de julio de 2019 les llamaron por teléfono para decirles que tenían a sus trabajadores secuestrados, reunieron el dinero que les pidieron por ellos y el 16 de julio, los citan en Córdoba a las 12 del día, pero después de ese día, no supieron más.
“Mi cuñada salió de Cholula y mi esposo de nuestra casa en Tehuacán y los citaron a las 12 del día y llegaron, dejaron sus celulares en el coche, se bajaron a entregar la bolsa de dinero y ya no se más, eso es lo último que sé porque la persona que los acompañó como chofer, me indicó la hora y el lugar y dónde los dejó”.
Cuando ella se enteró que no regresaron, por medio de la persona que los llevó a Córdoba, todavía confiaba en que todo se resolviera, pero pasó el día y la noche y no hubo más noticias.
En ese momento recurrió a la Unidad de Antisecuestros en Puebla, pero dado que no habían recibido ninguna llamada, le dijeron que se trataba de una desaparición y después de 10 días, le dijeron que no podían hacer nada más porque los hechos se dieron en Córdoba y la carpeta se pasaría a Veracruz.
“Salí corriendo para Veracruz y cuando llego a la fiscalía a Córdoba me toca una fiscal que se llama Fabiola Melo y me dice que sí me va a recibir, pero que necesita que deposite dinero para poder atenderme, entonces la persona que me acompaña va, deposita en un OXXO 5 mil pesos y me pasa, me toma mi declaración que era lo que yo ya había dicho a Puebla y me regreso para allá y todos los días le estoy preguntando qué sabe de mi caso, cómo va y me dice que está trabajando y viendo, y me daba mucha esperanza porque me decía que los íbamos a encontrar”.
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Después, la misma fiscal empezó a pedirle más dinero para gasolina para poder seguir haciendo su trabajo y después hasta para la colegiatura de sus hijos. Tras dos meses en que le daba largas y le seguía pidiendo dinero para avanzar en su caso, pidió el cambio de fiscal, pero ella no entregó lo que se tenía en la carpeta que eran entrevistas y videos, por lo que empezó a interponer quejas en contraloría y visitaduría de la Fiscalía, pero tampoco pasó nada y acudió a la Fiscalía Anticorrupción.
Actualmente la exfiscal especializada para la atención de personas desaparecidas lleva un proceso en la Fiscalía Anticorrupción por el delito de cohecho e incumplimiento de un deber legal; sin embargo, se ha amparado dos veces y ganó uno por mala integración de la carpeta.
“No hay una etapa intermedia donde se desahoguen las pruebas y yo tengo que ir a Córdoba cada vez que me citan a las audiencias”, añadió.
Cuando la carpeta pasó a otro fiscal, aunque ya no se pudieron recuperar los videos ni las entrevistas, se empezó a investigar y se encontraron con que los mismos trabajadores se hicieron el autosecuestro y que ellos estaban vivos y con sus familias, por lo que se inició un proceso contra los presuntos responsables y de las nueve personas, todos trabajadores, involucradas, se logró aprehender a cuatro de ellos que se encuentran en el Penal de La Toma, pero ella sigue sin saber dónde está Liliana y Sergio.
“Ahora mi mamá es la que me apoya económicamente para la casa, para la comida y así y hacemos pays, vendemos cosas, pero sobre todo es el apoyo de mi mamá el que tenemos porque sí es mucho el que tengo que dedicar para ir a fiscalía, a búsquedas, es mucho tiempo el que se dedica para intentar tener respuestas”, abundó.