Celebración de Semana Santa no se cancela, será sin feligreses

Se trasmitirán por plataformas digitales, radio y televisión, señala el presbítero José Manuel Suazo

Maribel Sánchez | Diario de Xalapa

  · jueves 2 de abril de 2020

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

XALAPA, Ver.- Debido a la contingencia satinaria por el Covid-19, la celebración de la Semana Santa en Xalapa por parte de la iglesia católica no se suspenderá, se llevará a cabo del 5 al 12 de abril, pero sin la presencia de feligreses, con ritos breves, algunos de los cuales serán transmitidos por radio, otros por televisión y la gran mayoría a través de plataformas digitales.

El presbítero José Manuel Suazo explicó que los sacerdotes celebrarán los oficios estrictamente litúrgicos. Con las medidas anunciadas, dijo que se garantiza la celebración de los misterios centrales de la fe.

Son ya muchas parroquias de nuestra diócesis que están adaptándose con mucha creatividad ante esta situación de contingencia sanitaria. La Iglesia no abandonará a sus feligreses, ahora fortalece otros medios de comunicación

El vocero llamó a reflexionar en estos tiempos sobre la importancia de valorar la vida y a la familia, “el lugar más seguro a donde acudir y refugiarse”. También exhorta a procurar valores como la solidaridad y el respeto por uno mismo y por los demás.

Expresó tener fe en que “la Semana Santa ayudará a reforzar la espiritualidad para sanar también el corazón y la mente de todas aquellas cosas que también destruyen el interior”.

Con respecto a los actos preparados, la primera actividad será el Domingo de Ramos para seguir con el “triduo pascual”: la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

El triduo principiará el jueves santo con la misa de la cena del Señor por la tarde-noche, proseguirá con el viernes santo, cuando se recordará la muerte de Jesús y se efectuará la celebración litúrgica, y concluirá con la vigilia pascual el sábado santo.

Se trata de la vigilia más importante del año litúrgico porque en ella celebramos la resurrección de Jesús, el misterio central de nuestra fe