Cuando una niña o niño abre un libro, la experiencia va más allá de la historia que está leyendo, se detonan en él un mar infinito de posibilidades que, poco a poco, van abonando a un redescubrimiento interior.
Gracias a la lectura, un menor descubre que tiene voz, que puede expresarse, generar un pensamiento y que puede generar contenidos con él para poder comunicarse con quienes están a su alrededor, pero también llegar a otros entornos.
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Héctor Martínez Ramírez, docente y coordinador estatal de la Estrategia cuentacuentos, de la subsecretaría de Desarrollo Educativo de la SEV, indica que el cliché es cierto: la lectura cambia vidas.
“Cambia vidas, cambia entornos familiares, entornos educativos; no es cuestión de darle un libro a un niño y ya con eso tener resuelta la vida completa, sino que hay que darle una funcionalidad al libro que el niño recibe, hay que darle un sentido y utilidad; este anclaje se lo da la escuela, pero también la familia, y la disposición, creatividad y profesionalismo de un docente que quiere cambiar el entorno didáctico y educativo de sus alumnos”, indica Martínez Ramírez.
Vocación docente, el pilar
En su experiencia como impulsor de la lectura y cuentacuentos infantiles, Héctor Martínez expresa que la estrategia de la lectura es funcional y tiene resultados, pero si el docente la aplica, si se motiva.
“Es necesario tener un maestro entusiasta, que quiera cambiar su entorno educativo, que sea propositivo y que tenga la vocación; porque de eso estamos adoleciendo ahorita en todos los sectores educativos, de personas comprometidas con los aprendizajes que los menores pueden tener, con el fomento a la lectura y escritura; entonces regresar a ese punto es fundamental para la transformación educativa de cualquier entorno y la implementación de nuevas estrategias en favor de la lectura y la escritura, matemáticas, ciencia, etcétera”.
El también cuentacuentos, cuyo personaje, Pachón, ha recorrido diversas primarias del estado, agrega que el punto nodal del éxito de toda estrategia es la pasión del docente.
“Si cambiamos la mentalidad del docente para todas las actividades que se están haciendo en favor de la educación, podrá cambiarse la educación no sólo en Veracruz, sino en México; si tuviéramos personas más comprometidas en todos los puestos, con este sentido social, educativo, humanista, otras cosas podrían hacerse en beneficio de los niños y niñas”.
Desde el programa que impulsa en la SEV, señala que una de las estrategias ha sido llegar a las escuelas y hacer enlace con aquellos maestros y maestras que están identificados por la dirección como curiosos y entusiastas: “Se trata de llegar primero a ese maestro que sabemos que hace la diferencia y está motivado por cosas nuevas para implementar en sus aulas, para que ellos se comprometan a implementar la estrategia y así jalar a los otros”.
Crisis se veía venir
El especialista en fomento a lectura indica que pese a que hay estrategias que pueden ponerse en práctica en el aula ha faltado hacer “click” con el docente, y esto ocurre porque se deja al docente solo en el aula y éste requiere de un acompañamiento y guía, pero teniendo en cuenta qué es lo que el maestro quiere dar a sus alumnos.
“A veces lo que falta es un poco de humanidad, de comprensión, de empatía con los entornos educativos escolares, nos falta poder comunicar al docente que las estrategias son funcionales, incluso ahora pese a la pandemia”, explica Martínez Ramírez
Agrega que, aunque hay maestros comprometidos que han buscado cambiar el sentido de cómo enseñan, hay quienes no han sabido o animado a replantarse la urgencia de implementar otras formas de llegar a sus alumnos, y eso, principalmente, se debe a una falta de vocación:
“La vocación docente está en crisis desde hace tiempo, ya se veía venir, hay una falta de compromiso en el que se piensa que la educación es muy fácil, que se trata de echarle tarea a los niños y ya luego los evalúas o los pasas como quieras… pero se trata de regresar a este maestro creativo, dinámico, a personas que pueden hacer la diferencia”.
El docente considera que “hay una crisis de identidad educativa, de identidad docente; hay una crisis de la que se tiene que salir adelante, con cierta orientación y línea didáctica y curricular que tiene que venir de las autoridades y que esperemos vaya dándose de manera paulatina para que las nuevas generaciones de maestros estén de veras comprometiéndose con esta educación que está cambiando”.
Resalta que la vocación docente, en el contexto de pandemia, es fundamental, pues será la palanca para que el maestro pueda afrontar con disposición y creatividad el nuevo esquema educativo que se requiere.
“Hoy se está hablando ya de un modelo educativo híbrido, pero no conocemos realmente cómo va a funcionar, cómo se va a dar, si hay las condiciones para llevarlo a cabo; todas esas preguntas están todavía en el aire y necesitamos capacitarnos como maestros, reconvertirnos y adecuarnos a las nuevas formas que las condiciones requieren, pero esto va a ser difícil si el docente no está comprometido con afrontar estos cambios, si no tiene la vocación de enseñar”.
El libro cambia vidas
Héctor Ramírez es docente de nivel primaria y comenzó en su propia aula a implementar estrategias de lectura y cuentacuentos como una forma de impulsar el aprendizaje de diversos contenidos en sus niños. Así fue como nació Pachón, un personaje ameno que invitaba a los menores a conocer las historias que se encontraban en los libros de su propia biblioteca escolar.
Poco a poco el proyecto fue tomando forma y extendiéndose a otras escuelas donde lo invitaban a participar, hasta que finalmente Pachón se convirtió en una estrategia estatal impulsada por la SEV. Desde ahí, el docente coordina ocho actividades que tienen como fin impulsar el hábito de la lectura y capacitar a docentes para implementar dichas estrategias.
A través de “Y me encontré un cuenta cuentos”, “Siempre es tiempo de contar un cuento”, “Embajadores de la lectura”— cuya plataforma es en Yotube y aglutina ya a cien menores cuentacuentos de todo el estado—y un Podcast con narraciones de estudiantes, el docente ha vivido cerca el poder transformador del libro.
“Los niños descubren a través de la lectura que puede comunicar, generar contenidos, pensamientos, relacionarse de manera distinta con personas mayores, con otros entornos distintos al suyo y que se puede comunicar con esta confianza que va adquiriendo de esta experiencia lectora”, indica.
La lectura, agrega, tiene mucha relevancia dentro de la vida de un niño siempre y cuando vaya bien dirigida, bien cimentada educativamente, con una estrategia que le permita al niño tener esta oportunidad de redescubrirse.
“Se ha visto casos de menores con entornos familiares difíciles de drogadicción y desatención, y que por tanto en la escuela refleja problemas de conducta y aprendizaje, y una vez que logra ser impulsado por la lectura, el menor logra cambiar su perspectiva y sobreponerse a su medio para salir adelante”.
Pero la lectura no es algo que solo competa al docente, sino también a la familia: “no se trata de exigir 20 minutos, media hora, sólo tiempo de calidad en que los padres de familia se acerquen a sus hijos y conozcan sus interese: abordarlos con lecturas de dos a tres minutos, sin presionar a los niños para que poco a poco vaya cambiando ese pensamiento de “no me gusta leer” a que descubran lo interesante que llega a ser para cada uno”.