Xalapa, Ver.- Cuando escuchamos nanotecnología lo más seguro es que nuestras referencias nos lleven a pensar en robótica, en inteligencia artificial; podemos asociarlo incluso al emblemático personaje de cine Tony Star, ¿o acaso el traje de Iron man no funciona a base nanotecnología?
Sin embargo, la nanotecnología está presente todos los días en nuestra vida cotidiana. Así es, las playeras para hacer deporte que nos mantienen secos pese a que sudamos contienen nanopartículas de plata, que son las que contienen el sudor; cuando vas a la playa y usas bloqueador, éste lo más seguro es que tenga nanopartículas de dióxido de titanio, capaces de absorber la radiación solar.
Para la doctora Ana Cremades Rodríguez, catedrática de la Facultad de Física de la Universidad Complutense de Madrid, es vital que los ciudadanos sepan la importancia de la ciencia y que sus implicaciones nos ayudan a mejorar nuestra calidad de vida, en su caso a través del estudio de los nanomateriales.
Cremades Rodríguez trabaja con materiales sintetizados a escala nanométrica, es decir, reducidos a un tamaño muy pequeño, mucho más que un virus y que una célula, básicamente del tamaño del ADN.
“Al trabajar materiales a escala nanométrica sus propiedades de interés funcional, como son eléctricas u ópticas, cambian; tienen propiedades nuevas o mejoradas; la física cambia y entonces tenemos que usar una física no clásica sino la física cuántica y se abre entonces todo un mundo de nuevas posibilidades, en las que además miniaturizamos los dispositivos, los hacemos menos costosos, porque se usa menos material, y también porque los vamos a alimentar con menor potencia”, explicó la doctora durante su visita a Xalapa como parte de un intercambio educativo en la Universidad Veracruzana.
Cremades señala que si bien para el ciudadano es más fácil ubicar los beneficios de la nanotecnología aplicada en el campo médico, porque ayuda a mejorar tratamientos o herramientas de diagnóstico, hay diversos campos que la estudian.
“En un mundo global los avances van ligados por ejemplo a responder los desafíos del cambio climático, para hacer las cosas más sostenibles, y entonces se investiga en esa dirección; por ejemplo en el campo de la energía se trabaja en dispositivos o materiales que contribuyan a un planeta mejor; se trabaja en baterías de litio para hacer las cosas más portables, en células solares híbridas y en muchas cosas más”, agregó.
Sin embargo, la investigadora lamentó que pese a que hay talento humano, los recursos sigan siendo el problema para avanzar. Ante ello indicó que es necesario revalorar el papel de la ciencia como motor de la vida cotidiana.
Hay que tener en claro que la ciencia también es cultura, y que hay que promoverla en todas las etapas de formación, desde que los niños son bien pequeños; darle la importancia que tienen los logros de la ciencia e influir un poco más para que esté presente también en los centros culturales y en otro tipo de exposiciones y llegue a todo tipo de público