Los problemas socioambientales que nos desafían en este periodo histórico son numerosos y altamente complejos. La pobreza, la desigualdad social, los cambios en el clima, la contaminación del agua, suelo, alimentos, la masiva extinción de especies y culturas nos posicionan en un estado de crisis global sin precedentes.
En respuesta a este alarmante escenario han surgido diversas propuestas y experiencias que ponen al centro la colaboración interdisciplinaria y transdisciplinaria. Pero ¿qué son la inter y transdisciplina? La interdisciplina se refiere a un proceso colaborativo en el cual convergen académicas y académicos de diferentes disciplinas para aportar desde sus saberes y métodos a un entendimiento ampliado del problema en cuestión.
En el caso de la transdisciplina colaboran personas de la academia y también de otros sectores (comunidades, organizaciones de la sociedad civil, gobierno, sector privado, medios, etc.) para cocrear conocimientos y acciones orientados a la transformación de un problema o situación.
La práctica de la transdisciplina ha aumentado considerablemente en las últimas décadas pues se ha mostrado que estos procesos de colaboración aportan significativamente a los cambios sociales y ecológicos que tanto necesitamos. La confluencia de personas con distintos saberes, prácticas, valores y capacidades de agencia contribuye tanto a la construcción de conocimientos más complejos como a un sentido de corresponsabilidad, con la ventaja de que las formas y vías de acción transformadora se multiplican.
Por medio de estas colaboraciones las universidades realizan su función social y otros sectores se benefician de procesos sistemáticos, en los que distintos saberes, haceres y poderes convergen para cambiar realidades.
Los retos que atraviesan la colaboración transdisciplinaria no son pocos. De la inclusión de personas con distintas perspectivas a la mediación de conflictos, siempre habrá razones para cultivar el diálogo, el aprendizaje y la solidaridad. En nuestro continente estas formas de colaboración se han nutrido de importantes aportaciones provenientes de la educación popular y de la investigación-acción participativa.
Ambas propuestas nos invitan a construir sensibilidades éticas y políticas para colaborar entre personas diferentes que vivimos en contextos de gran desigualdad social caracterizada por racismos, sexismos y otros tipos de violencia. En este sentido, la colaboración transdisciplinaria nos brinda una oportunidad clave para descolonizar saberes, visibilizar experiencias y aprender, humildemente, de personas históricamente excluidas de las universidades y centros de investigación para generar, con ellas, conocimientos y acciones transformadoras.
* Instituto de Investigaciones en Educación, UV