“Se sobrevive, porque no se vive bien en la actualidad con ventas tan bajas”, expresa Conrado Conde quien por 40 años ha vendido cinturones, lentes y porta llaves en la calle, por el rumbo de la Plazuela del Carbón.
Explica que en todos esos años nunca había vivido una crisis como la actual. Este comerciante xalapeño recuerda que desde los veinte años se ha ganado la vida de la venta de cinturones y lentes, ahora con 60 años puede decir que todo ha cambiado, “pero los cinturones siempre los vamos a necesitar los señores”.
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¿De dónde trae Conrado sus cinturones?
Hace cuarenta años cuando era joven comenzó a vender cinturones que traía de la Ciudad de México. “Me salen más baratos si los compro allá. Vendo de piel y sintéticos que son más baratos”.
Xalapa era otra hace cuarenta años en que se inició en el comercio en la zona del Árbol. Dice que había un gran comercio, “porque ahora veo todo triste, la gente no tiene para comprar cosas que no sean las básicas”.
Su historia comenzó en El Árbol en 1983. Fue cuando tomó la decisión de vender estos productos porque era lo que conocía y pues le ha ido bien, “porque lograba vender varios al día, pero ahora nada de nada”.
“No es que le haga al chillón, es que la situación está muy crítica y las ventas son casi nulas. Han bajado bastante y no me explico si es un producto que se utiliza mucho, tanto hombres como mujeres los requieren para su vestimenta diaria”.
Si bien, ahora los jóvenes ya no lo usan tanto, “creo que la gran mayoría todavía los requiere, a lo mejor buscan algunos más modernos, pero yo aquí tengo varios modelos, desde los tradicionales de piel genuina que cuentan más de 150 pesos, hasta los sintéticos que valen poco menos de 100 pesos y de tela, que también son más económicos. Hay más caros, pero es a gusto del cliente”.
Don Conrado Conde explica que un buen cinturón siempre le hace falta a todo hombre y mujer que utiliza pantalones, porque dan forma, “claro que ahora las prendas son de tela pegada, tal vez, eso origina que los compren menos”.
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Del por qué no compra los cinturones que vende en Naolinco, dado que le quedaría más cerca que ir a la Ciudad de México, dice que le salen más caros, “ya lo he cotizado y no nos da el negocio, por lo que allá se consiguen más baratos y con una calidad bastante aceptable”.
Conrado Conde expone que es xalapeño y le gusta la ciudad porque ofrece una calidad de vida bastante aceptable, “siempre había vendido bien mis productos, pero ahora con la carestía que se vive pues resiento mucho, porque antes lograba vender unos 8 cinturones cada día, ahora a veces nada y cuando me va bien solo logro acomodar unos cuatro y así no se puede vivir, solo sobrevivo”.