Veracruz, Ver.- ”Con la falta de empatía que caracteriza a las autoridades, en el Ministerio Público me dijeron que mi esposo se había ido con otra y desde hace 11 años junto con mis hijos no lo hemos dejado de buscar”, expresa Selene Ortiz, integrante del colectivo de búsqueda Solecito.
La angustiada mujer relata que lleva 12 años buscando a su esposo Práxedes Gabriel Gómez Hernández, quien en ese momento tenía 30 años y trabajaba como taxista con la responsabilidad de tres pequeños hijos encima.
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¿Cómo ocurrió la desaparición de su esposo?
Indica que su esposo desapareció el 16 de julio del 2011 mientras conducía un taxi en el primer cuadro de la ciudad de Veracruz. Por la noche habían quedado de verse en un lugar pero él ya no llegó.
La información de su desaparición la tuvo luego de que la noticia apareció en un periódico local; el taxi estaba en el corralón pero no se tenía ningún dato sobre él.
“Él andaba en su carro cuando fue abordado por una patrulla de la extinta Policía Municipal, el carro quedó detenido pero de mi esposo no me dijeron nada, no existían colectivos, era un caminar sola con la indiferencia de las autoridades. Fui al Ministerio Público y lo primero que me dijeron que se había ido con otra, que me había abandonado, que después regresaba pero todo indicaba que era una desaparición forzada”, externa.
Pese a la ausencia de alguna institución o agrupación que hiciera menos doloroso el proceso, la mujer empezó la búsqueda de su esposo, con tres pequeños que preguntaban por su papá y qué era lo que había pasado.
“Fue algo muy doloroso y difícil de adaptarse, éramos dos a cargo de una casa con tres hijos y de repente me quede sola, claro que tuve miedo de alguna amenaza de que alguien nos hiciera algo, sobre todo a mis niños que eran muy pequeños y a 12 años, aquí seguimos, ellos se hicieron grandes y no perdemos la fe de saber qué paso con mi esposo”, expresa.
Asegura que sus hijos han crecido buscando a su padre y ahora que ya son unos adultos, participan en las acciones que realiza el colectivo donde ha conocido a gente en la misma situación.
“Yo nunca hubiera querido que mis hijos crecieran de esta manera, porque toda su niñez y adolescencia han estado buscando a su papá, es triste pero es algo que no estuvo en mis manos, pero nunca me he rendido y con todo el dolor aquí estamos, nos unimos a Solecito y hemos participado en las acciones con la esperanza de dar con él”, agrega.
Menciona que desde la desaparición de su esposo, la vida en casa se ha tornado difícil, pues en cada festividad como la Navidad, Año Nuevo, cumpleaños y otras fechas, siempre hay un asiento vacío pero entre todos se dan consuelo para continuar.