Amatlán de los Reyes, Ver.- Las Patronas, grupo de mujeres que brindan ayuda humanitaria a migrantes están hoy de manteles largos al cumplir 28 años de haber surgido en la congregación Guadalupe, La Patrona, de donde surgió su nombre.
Norma Romero Vázquez, coordinadora de la agrupación recordó que empezaron dando pan y leche que salieron a comprar a una tienda de la comunidad para que desayunara su familia, pero el tren pasó con un grupo de migrantes que les pidieron comida y se lo donaron, a partir de ahí con su madre, la señora Leonila Vázquez idearon preparar comida para darles a las que pasaban en el tren conocida como "La Bestia".
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Pocos años después crearon el comedor “Esperanza del Migrante” que se encuentra cerca de las vías del tren, en la misma congregación que esta a 10 minutos de la cabecera municipal de Amatlán de los Reyes y 20 minutos de Córdoba.
A lo largo de 28 años han ido creciendo, construyeron con ayuda de benefactores algunos dormitorios, baños, una pequeña capilla y siguen cocinando con leña.
¿Cuántas personas integran Las Patronas?
Son mas de 15 mujeres que laboran con guardias para preparar 30 kilos de arroz y misma cantidad de frijoles todos los días, estos alimentos junto con pan, tortillas y atún son entregados en bolsas a las personas que pasan en el tren ya sea en la noche o en la mañana depende del horario del tren que viene de Tierra Blanca y pasa por esta zona.
Norma Romero refiere que la migración no se ha frenado, al contrario los centroamericanos huyen de sus países de origen por la falta de oportunidades para tener mejores condiciones de vida por eso van en busca del llamado sueño americano.
“Los migrantes sufren violencia, secuestros, cobro de piso y accidentes. Es un peregrinar su paso por México, por eso nosotros los ayudamos para hacer menos doloroso su camino pues dejan a sus familias con la idea de que va a ser todo mejor”.
Reconoce que el trabajo que hacen no lo han logrado solas, pues hay personas altruistas y de buen corazón que día a día les proporcionan ayuda ya sea con trabajo colectivo en el albergue, donando alimentos o dando a conocer su trabajo y eso no lo pagan con nada.
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Todos los días tienen trabajo con los migrantes, ya sea en hospitales, tramitando visas humanitarias, buscando contactos, gestionando apoyos y su satisfacción mayor es saber que los hermanos centroamericanos cumplirán el sueño de tener mejor vida al haber cumplido el llamado sueño americano.
(Publicada originalmente en El Sol de Córdoba)
