Xalapa, Ver.- Con orgullo Ángel Libreros Osorio dice que su pan ha llegado a Alemania, Estados Unidos y Brasil; también indica que en su pequeña empresa no hay maquinaria y que sólo se trabaja con las manos.
Heredero de la receta tradicional de su abuelo, Arnulfo Libreros, y su padre, Agustín Libreros Hernández, dice que ésta la tiene en la mente, y que tendrá que pasarla a un sobrino y a un ahijado que trabajan con él, pues sus hijos no se interesaron en la panadería.
Lo que más se vende es el bolillo de “piso”, pues éste se hornea al ras del suelo del horno de ladrillo, por lo que a su humilde establecimiento ubicado en la calle Maravillas de la colonia Belisario Domínguez llegan clientes que atraviesan la ciudad desde zonas como Las Ánimas, para degustar el pan elaborado a la manera tradicional.
Para elaborar el pan de huevo, de anís o granillo el secreto, devela, es la buena manteca, harina y levadura, y para el bolillo se necesita un bulto de harina, 20 litros de agua, 600 gramos de sal y 800 de azúcar y 200 gramos de levadura.
El horno se enciende a las 5 y media de la mañana con leña comprada o donada por vecinos y conocidos, para mantenerlo a 280 grados y cocer el pan de dulce y cuando el calor va bajando se mete el bolillo que debe hornearse a 220, pero el horno se mantiene caliente por horas, por lo que si le surgiera un pedido de pan de huevo alrededor del mediodía lo podría hornear sin necesidad volver a calentarlo, asegura.
Sin embargo debido a la cuarentena y a que ha iniciado el calor, la demanda ha disminuido en 30%, pero los insumos como el azúcar y el huevo han subido mucho, lo que afecta la economía.
Desde los 7 años, don Ángel, mejor conocido como “Mingo” porque nació en domingo, comenzó a trabajar en la panadería, primero en el reparto y en la limpieza de las charolas, luego estudió contaduría, pero le gustó más hacer pan que sigue elaborando a sus 72 años.
Sin embargo, no pasó lo mismo con sus hijos, quienes eligieron diversas carreras y oficios, empero el pan tradicional se seguirá produciendo gracias a los aprendices que tuvieron tanto su padre como su abuelo, quienes también han puesto sus panaderías, y en la actualidad él mismo.