La cerrajería es un oficio en el que incursionan pocas mujeres. Sin embargo, Claudia Herver Toledo halló en esta actividad una fuente de empleo bondadosa que le permite trabajar y realizar sus tareas para terminar una carrera universitaria.

Cuenta que le llevó varios meses aprender esta labor que requiere precisión y exactitud, pero ahora expresa con orgullo que realiza servicios a domicilio, “que no hay otra mujer que lo haga como yo”.

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¿Cómo aprendió Claudia el oficio de cerrajería?

La cerrajería llegó a su vida hace dos años. Poco a poco aprendió el oficio y realizar servicios a domicilio que es abrir las casas cuando a las personas se les pierden las llaves o abrir carros que ocurre también seguido y que son situaciones que a todos les pasa alguna vez.

En Xalapa, dice que hay muy pocas mujeres que hagan este trabajo, “casi siempre son varones, pero si hay varias mujeres en el negocio, pero hacen trabajo de mostrador, no hacen lo que yo; a los clientes les causa curiosidad verme haciendo este trabajo”.

A sus 33 años comenta que aprendió porque tenía necesidad de trabajar, “estudio una carrera y para mí es un trabajo noble porque mientras espero los servicios puedo hacer mis tareas, proyectos y estudiar”. Ella cursa la carrera de Nutrición.

Hacer una llave requiere, en primer paso, saber qué tipo de modelo debe usar. Ella lo busca entre las muestras que tiene y de ahí en la máquina la coloca y la corta para hacer el duplicado exacto.

“Cuando es una llave común pues en unos minutos realiza el duplicado, pero cuando se trata de una más difícil porque es tubular, me lleva más tiempo porque el proceso es distinto. Hacer todas las llaves es un trabajo preciso porque si quedan mal cortadas fallan y entonces el cliente regresa y exige que se le vuelva a realizar, porque es un derecho”.

¿Qué habilidades requiere para ser cerrajera?

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Su trabajo requiere ser observadora porque hay que dejarlas exactas o fallan a la hora de querer abrir tanto la casa como el auto, explica. De los costos que tienen, dice que la más sencilla tiene un costo promedio de 25 pesos y de las más complicadas para el caso de los cerrojos para viviendas es de 120 pesos.

En el caso de las de autos, comenta que son un poco más complicadas y se modernizan con cada modelo, “debo identificar la carcasa de cada automóvil para poder programarlo y eso le lleva un tiempo distinto porque hay coches que son más sencillos de trabajar, pero otros que no lo son tanto”.

Hay llaves de autos en 20 minutos quedan pero en otros le lleva hasta varias horas, porque hay que programarlas. El negocio de la cerrajería es complejo y hay que actualizarse, comenta. “A todos nos ha pasado alguna vez que dejamos las llaves olvidadas o las perdemos y entonces hay que recurrir a alguien que nos resuelva el problema”.

Claudia comenta que este oficio le gusta y lo disfruta, que no considera que sea para hombres, “nosotras podemos hacerlo muy bien y por eso las invito a buscar aprenderlo”.