En el estado de Veracruz, la participación de mujeres en actividades ilegales ha experimentado un marcado incremento en los últimos cinco años, según datos proporcionados por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
Desde 2019 hasta el 5 de diciembre de 2023, 907 mujeres han sido detenidas por presuntos delitos relacionados con el crimen organizado, abarcando desde delitos contra la salud, narcomenudeo hasta portación ilegal de armas de fuego.
En este conjunto, el 76 por ciento (689 mujeres) enfrentó cargos por delitos contra la salud y narcomenudeo, mientras que el 24 por ciento (218 mujeres) enfrentó acusaciones por portación ilegal de armas de fuego. Estos datos estadísticos se derivan de la información proporcionada por la Dirección General de la Fuerza Civil y la Subsecretaría de Operaciones, ambas pertenecientes a la SSP, en respuesta a la la solicitud 301153923000749.
El incremento es evidente al observar las cifras: en 2019, hubo 69 detenciones; en 2020, 135; en 2021, 185; en 2022, 243; y entre enero y diciembre de 2023, se sumaron 275 mujeres intervenidas por su presunta participación en estos delitos.
Sin embargo, al solicitar información sobre la identificación de mujeres vinculadas a grupos delictivos en Veracruz, la Dirección General de la Fuerza Civil informó que no cuentan con registros al respecto.
El ascenso de las mujeres en el crimen
El reciente informe de International Crisis Group, “Socias en el Crimen: El ascenso de las mujeres en los grupos ilegales mexicanos”, destaca el crecimiento constante de mujeres activas en organizaciones criminales mexicanas. Según el estudio, la proporción de mujeres acusadas de delitos relacionados con el crimen organizado aumentó del 5.4 por ciento en 2017 al 7.5 por ciento en 2021.
Aunque el informe señala que algunas mujeres acusadas pueden ser inocentes, datos etnográficos respaldan la tesis de que las mujeres están cada vez más involucradas en estos grupos, muchas veces buscando protección ante la violencia de género y la falta de poder en la sociedad.
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El documento explica cómo cada vez mujeres se sienten atraídas por las ventajas que pueden obtener al unirse a una organización criminal, bajo un contexto donde la violencia de género abunda en México, y la reparación judicial es prácticamente nula.
Se narra que las jóvenes entrevistadas para este informe sufrieron de forma casi uniforme abusos en sus hogares y comunidades. La mayoría señaló que el respaldo de los grupos criminales y el estatus que adquieren dentro de ellos les ofrece protección, reconocimiento e incluso dignidad, además, por supuesto, de ingresos.
¿Cómo caen las mujeres en la delincuencia?
Según el informe, las mujeres tienden a caer en la delincuencia a través de conexiones personales, como relaciones románticas con hombres jóvenes involucrados en organizaciones criminales, particularmente como narcomenudistas, jefe de plaza y sicarios. Estos encuentros pueden exponerlas a figuras de alto rango en grupos ilegales, valorando sus habilidades sociales y financieras.
Por otra parte, los encuentros casuales en torno al consumo de droga pueden conducir a invitaciones para realizar tareas específicas y relativamente menores. Por ejemplo, transportar drogas, servir de vigías o cobrar extorsiones.
¿Quiénes son las mujeres del crimen organizado?
Aunque no hay datos oficiales sobre la presencia de mujeres en grupos criminales, se estima que representan entre el 5 y el 8 por ciento del personal activo. Algunas se involucran en actividades ilegales de bajo nivel únicamente como medio de subsistencia, mientras que otras ascienden a puestos más altos en las jerarquías criminales. Todas deben cumplir códigos de conducta específicos y respetar las cadenas de mando.
“El creciente protagonismo de las mujeres en el crimen organizado ha demostrado ser a su vez una ventaja para los grupos ilegales. Entre más gente hay dispuesta a enlistarse, es más fácil para los líderes criminales reponer sus filas ante las constantes pérdidas causadas por encarcelamientos, asesinatos o la desaparición de sus tropas”, detalla el estudio.
También el informe apunta que la participación de mujeres también ha ayudado a estas organizaciones a sobrellevar la creciente militarización del país por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador para combatir el crimen.
Los desafíos y las soluciones
El informe destaca las consecuencias de la creciente incorporación de mujeres en grupos criminales, alimentando la violencia en México y exponiendo a sus hijos a nuevas amenazas.
“Cada vez hay más mujeres encarceladas por sus vínculos con la delincuencia; cuando las madres terminan tras las rejas, es más probable que sus hijos adopten una vida delictiva, especialmente cuando carecen de cuidadores alternativos. En otros casos, los hijos ven el estatus y los salarios que sus madres obtienen trabajando en organizaciones criminales y siguen sus pasos”, advierte.
Para evitar que las mujeres se enlisten en grupos criminales, y alentar a quienes ya están involucradas a que se salgan, será necesario comprender cómo se recluta a las mujeres y los desafíos que enfrentan cuando intentan establecer una vida fuera del crimen.
Como ya se dijo, las mujeres entrevistadas por Crisis Group no señalaron exclusivamente la supervivencia económica como el motivo para unirse a organizaciones criminales. Más bien, algunas dijeron que lo hicieron para tomar control de sus vidas, vengarse, sentirse parte de una comunidad y luchar por su progreso personal.
El informe destaca que la sociedad mexicana se caracteriza por la injusticia sistémica, la impunidad, la extrema pobreza y la violencia de género generalizada.
El llamado es a instituciones estatales y la sociedad civil para promover alternativas al crimen organizado. Los programas comunitarios, educativos y de formación laboral se presentan como esenciales para brindar oportunidades a las mujeres y alejarlas de la delincuencia, con un énfasis en colaboración entre gobiernos y el sector privado.
Los programas de formación laboral para mujeres encarceladas y en centros de rehabilitación también son cruciales.