Las calles céntricas de la capital veracruzana se vistieron de fiesta para celebrar la muerte, los antepasados, las tradiciones y el amor por México.
El reloj marcaba las 18:30 horas cuando el primer contingente del Gran Desfile de Catrinas inició su recorrido.
La oscuridad del cielo fue el escenario perfecto para que las luces del primer carro alegórico se vieran a lo lejos, lo que provocó la atención de los cientos de personas que se conglomeraron para ser partícipes de esta actividad.
Celebrar la muerte con un ambiente festivo nunca tuvo más relevancia en Xalapa, ciudad llena de cultura y tradiciones.
¿Cómo fue el Desfile de Catrinas en Xalapa?
Sobre las banquetas, personas de todas las edades, familias completas, grupos de amigos y parejas esperaban ansiosas el arribo de los contingentes.
La música empezó a sonar y las miradas se dirigieron hacia la avenida Manuel Ávila Camacho, donde fue el punto de partida de este desfile.
Una joven que portaba un vestido negro, amplio, con flores, caracterizada de catrina, con una corona llena de flores en la cabeza y un maquillaje elaborado a detalle fue quien marcó la pauta para lo que estaba por venir.
Los contingentes comenzaron a avanzar, cada uno con características especiales y organizado de tal manera que se ganaron los aplausos, la ovación y los halagos del público.
Menores de edad corrían de un lado al otro con canastas de papel adornadas, cubetas de plástico con caras de calavera o en forma de calabaza esperando llenarlas con dulces que eran regalados por los participantes de los contingentes.
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Parejas bailaban con la música de los carros alegóricos y de los sonidos contratados para ambientar el recorrido que concluyó en el parque Miguel Hidalgo, conocido como Los Berros.
Las Marching Band de las Escuelas Secundarias hicieron acto de presencia y demostraron el por qué han sido acreedoras de reconocimientos locales e internacionales.
Montados a caballo, jinetes disfrazados también tuvieron su participación en este desfile que, aunque fue organizado para dependencias, organizaciones e instituciones públicas, logró la presentación de empresas, escuelas particulares, ayuntamientos y grupos de diferentes rubros.
Los luchadores, que vistieron sus trajes de gala, hicieron un show de pelea, tal y como si estuvieran arriba del ring.
Los silbatos de quienes dirigían los contingentes sonaron al por mayor, pero fueron necesarios porque era ña única manera de lograr la adecuada atención de los participantes que a veces se perdían entre el baile, la euforia y la música que sonaba en lo alto.
Los grupos de folklore decidieron engalanar el recorrido con vestidos especiales, que recordaron la cultura de los antepasados.
Los danzantes con trajes de payasos, provenientes de Xico y Teocelo sonaron sus castañuelas y los tacones de los zapatos, logrando los aplausos de los asistentes.
Pese a que no se trató de un concurso de disfraces, tampoco de maquillaje, los participación lucieron sus rostros llenos de brillos, colores, adornos y color negro simulando una calavera.
De papel y con una estructura de periódico o metal algunas catrinas de caderas pronunciadas, vestidos con flores y sombreros de ala ancha fueron colocadas en los vehículos como adornos.
Luces de colores formaron parte de este recorrido en el que, además, participaron empresas locales que regalaban pelotas y juguetes de varios tipos a los menores que admiraban el paso de cada contingente.
Los vendedores ofrecían dulces, globos con luces, coronas, diademas con flores de colores, máscaras y adornos de diferentes tamaños.
Entre el reggaeton, la salsa, la bachata, la banda, el mariachi, la cumbia y la música tradicional cada uno de los grupos hizo su recorrido esperando ser del agrado del público.
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Cada uno con sus características, pero todos especiales, cumpliendo su objetivo de celebrar la tradición de Día de Muertos, una de las más importantes del país.
Aquí no hubo mejores o peores, malos o buenos, pues cada cual tuvo una participación de excelencia, planeada, pensada en que los asistentes se diviertieran.
La celebración a la muerte, pero también a la vida, a los ancestros, a la cultura mexicana que ha pasaso de generación en generación fue un éxito y promete ser cada vez mejor.
Este Gran Desfile de Catrinas llegó para quedarse, para permanecer, para crecer, por esta ocasión concluyó, pero el próximo año nos vemos.