En un panorama en el cual México ocupa el primer lugar en embarazo adolescente en América Latina, en consumo de pornografía infantil y en delitos de índole sexual en contra de niñas y mujeres, prevenir los distintos tipos de violencias debe tener un enfoque desde la infancia, indica la abogada feminista Yeralding Sánchez Morales.
Además de ahondar en este tema, la titular de la Unidad para la Igualdad de Género de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Veracruz sostiene que en el país, “la estructura institucional para atender a las mujeres está en pañales”, por eso hay tanta furia en las calles y marchas del 8 de marzo.
En plática virtual con motivo del Día Internacional de la Mujer, expresó que los trabajos aislados sí ayudan pero no son transformadores de la realidad, cuando esto último es lo que se necesita.
“El problema es de toda la sociedad porque todas las personas, de una u otra manera, impactamos para que el sistema opresor y las violencias se sigan perpetuando”, manifestó y exhortó a la reflexión.
En el reconocimiento de los derechos de las mujeres, aceptó, sí hay avances pero detrás hay 300 años de lucha en los cuales ha habido casos de mujeres que han vivido “verdaderas estructuras de terror”.
De acuerdo con las estimaciones, al paso actual se necesitarían tres siglos más para alcanzar una igualdad sustantiva entre hombres y mujeres, dijo.
“Son fuertes avances, pero seguimos siendo violentadas y el sistema piensa esas violencias en las mayores de 18 años, sin tomar en cuenta a niñas y adolescentes con violencias particulares, antesala de lo que vivirán de adultas”.
Además de reiterar que el 8 de marzo es una conmemoración de un trabajo sostenido por mujeres para ser vistas como personas con derechos, anotó que la deuda histórica va aparejada de una ”cifra terrorífica, negra, de las violencias”.
De acuerdo con la Organización las Naciones Unidas, solo el 1 por ciento de los delitos son denunciados, solo el 1 por ciento de esas denuncias son judicializadas y de esas, solo el 1 por ciento llegan a sentencia, citó.
“Hay un sistema de impunidad desde el ámbito judicial que se traslada a la cotidianidad, donde se dice que las mujeres no denuncian porque no quieren, pero las mujeres no lo hacen porque no pueden en un sistema social, político y económico que se los impide”.
Enfatizó en todas aquellas mujeres quienes han normalizado la violencia desde su infancia, pues así lo tienen interiorizado y porque es lo que familiares feminizados les han dicho y han tenido que soportar.
En ese sentido, considera que el terror más grande es no contar con una red de apoyo; se puede dar el primer paso para salir de la violencia y no tener quién acompañe o contenga en el proceso. “En el diario vivir, la reflexión es qué estamos haciendo todas las personas desde nuestras propias trincheras”, recomendó.
Además de recordar casos específicos de delitos y violencias contra las mujeres, observó que el violentómetro no se toma en cuenta como debería: “Se cree que jerarquiza las violencias cuando tiene que ser herramienta preventiva para no llegar al último escaño. La violencia no se jerarquiza, la violencia es violencia”, subrayó.
“El violentómetro no es para decir que una violencia es más grande que otra. Si ya pasó una, vendrán las otras” y “Desmontar el pensamiento tradicional para comprender cómo la violencia existe, persiste, perpetúa, muta y afecta a las niñas y mujeres” fueron dos más de las declaraciones de Yeralding Sánchez.
Aclaró que no es decir que todos los hombres son malos, sino exhortarlos a reflexionar sobre su nivel de privilegios en comparación con sus pares, y hacerlo de manera genuina.
“Son las razones de género las que producen la violencia y no es un problema individual sino colectivo”. En el camino hacia una igualdad sustantiva, llamó a comprender y acompañar desde la empatía, pues no todas las mujeres cuentan con las mismas herramientas para hacer valer sus derechos humanos.