El administrador apostólico de la Arquidiócesis de Xalapa, José Trinidad Zapata Ortiz, afirma que para manifestar sus obras, Dios tiene caminos inesperados para los humanos que gustan del poder, la fama, el honor, el “apantallar”, pues él procede a la inversa.
A unos días de celebrar la Navidad, el nacimiento de Jesús, recuerda que se trata de un misterio grande, importante que se celebra en la iglesia y que llena de gozo, júbilo y esperanza.
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Durante su homilía desde la Catedral Metropolitana de Xalapa explica que Dios prefiere siempre a los sencillos y los humildes y que por ello escogió a María para ser la madre de su hijo.
“Por ejemplo ya se anunciaba que, de Belén, esa aldea pequeña, insignificante, nacería un jefe de Israel, el Mesías, pero ¿de esa aldea insignificante? Sí, así procede Dios, Dios elige lo que no cuenta según este mundo, los últimos, los sencillos, los humildes, en este caso como la Virgen María, su humildad, en ese pondré mis hijos, en el humilde, el abatido que se estremece ante mis palabras”.
Recuerda que María, después de haber aceptado y haberse enterado por medio del ángel lo que estaba pasando en Isabel, anciana y estéril de quien naciera San Juan el Bautista, la visita, porque son dos mujeres que buscan a Dios y quieren hacer su voluntad.
“Dios actúa haciéndose entender o haciendo cosas especiales en los sencillos, en los que no cuentan, Dios así hace, Dios revela sus misterios cuando él quiere y como quiere (…)”.
Agrega que en estos días se celebra lo bonito de la Navidad, que nació el hijo de Dios para la salvación, pero tiene luces y sombras, “qué dice la carta a los Hebreos, que el hijo de Dios al entrar al mundo, no quisiste sacrificios y holocaustos, pero me diste un cuerpo y aquí estoy para hacer tu voluntad, y cómo la ofrenda del cuerpo de Cristo nos purifica y nos santifica, nació para morir por nosotros, por un lado la fiesta de la Navidad, tiene luces, pero tiene sombras, nació para morir”.