/ miércoles 28 de abril de 2021

Diversa: a los 6 años me identifiqué con lo masculino

La diversidad sexual existe y se puede ser feliz, destaca Érick

Xalapa, Ver.- Desde los 4 años y medio, Érick Leonardo se reconoció como un hombre trans. Jugaba pelota en el patio y su madre lo llamó porque había empezado su caricatura preferida; ella le decía que era la Sirenita, pero él ya se cuestionaba sobre ello y se identificaba con el príncipe Érick.

Fue la primera vez que yo me identifiqué con la identidad de género masculina. Cuando tenía 6 años, con mis primas estábamos jugando y a la hora de interpretar a los personajes de la novela y demás, ellas se asignaban los femeninos y a mi me asignaban el masculino, de manera natural, aunque mi mamá se oponía”, narró.

Es un xalapeño de 31 años, licenciado en Derecho que se ha enfrentado a distintos actos de discriminación desde que decidió empezar a vivir como hombre transgénero.

A los 14 años, su madre -antes de fallecer- le cuestionaba sobre su sexualidad y si le gustaban los hombres o las mujeres; ella notaba que su comportamiento “no era normal” conforme los estereotipos que marca la sociedad. Érick evitaba y negaba el tema por el temor de decepcionar a su madre.

Años después, a sus 16 o 17 años, empezó a tener un conflicto interno porque, aunque verbalmente no lo manifestaba, ya se asumía como varón.

“Yo decía ‘ya cuando trabaje, cuando sea más adulto, voy a buscar ayuda y me voy a meter a una terapia para ser mujer, porque dicen que soy mujer y debo comportarme como tal, pero yo no lo siento así’. Pasó el tiempo, yo me vengo descubriendo a los 29 años, en el 2019 porque ya era algo de estarme marchitando, ya no me sentía a gusto ni con mi rol, ni con la vestimenta, no me sentía a gusto y estaba como en depresión”.

Fue dando clases en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV), cuando conoció a uno de sus alumnos trans y empezó a conocer su experiencia. Esto fue lo que le hizo entender un poco de lo que vivía y decidió cortarse el cabello, cambiar su clóset y dos semanas después, se cambió el nombre, aunque solo de manera social.

Foto: Jesús Escamiroza | Diario de Xalapa

“Mi familia no lo acepta, me dicen que para ellos soy Marilí, que no me van a decir Érick , y en la parte laboral fue en agosto de 2019 que inició el cambio y ya me era incomodo llegar y presentarme con el género femenino porque en el área donde laboraba en la Dirección General de Tránsito y Seguridad Vial donde se imparten pláticas, yo llegaba vestido así, la gente me recibía y de repente me presentaba como Marilí y me sentía incómodo, hasta que me empezaron a decir mis amigos más cercanos que, si me identificaba como hombre, me pusiera un nombre acorde y a raíz de mi historia de la infancia, empecé a ser Érick”.

Esta situación provocó que empezara a ser discriminado por algunos de sus compañeros de trabajo quienes lo cuestionaban y hasta le decían que debía ir con el psicólogo. Toda esta situación lo obligó a buscar ayuda y conoció la Coalición Estatal LGBTTTIQ que encabeza Benjamín Callejas, quien le recomendó interponer una queja verbal o escrita de la situación laboral que enfrentaba.

Tras exponerlo a sus jefes, decidieron empezar a capacitar a los trabajadores de la Dirección General de Tránsito y Seguridad Vial del Estado, pero no dio resultado porque la discriminación continuó con comentarios homofóbicos y al insistir en que estaba “trastornada”.

Poco después llegó el periodo vacacional en el que confiaba que las cosas mejoraran, pero justo cuando era momento de regresar a laborar, entró en pánico y decidió no regresar más.

“Me aislé, entré como en un conflicto personal de ya no querer socializar con nadie, estaba muy sensible, me aislé y después llegó el Covid. Ya para agosto de 2020, vuelvo a contactar al maestro Benjamín para ofrecerle productos de limpieza que vendía y le conté que había dejado de trabajar. Por temor de no querer enfrentarme con la Secretaría de Seguridad ni los compañeros, le dije que era decisión propia, pero él me hizo ver que no fue algo voluntario, sino que se dio por la situación de discriminación”.

Tras conocer el hecho, el activista Benjamín Callejas trató el tema de Érick en la Secretaría de Seguridad Pública que fue valorado por el titular Hugo Gutiérrez Maldonado por lo que fue reincorporado en su lugar de trabajo en diciembre de 2020.

Ahora, forma parte del área de género de la Subsecretaría de Operaciones en el Cuartel San José y aunque sus compañeras de área son respetuosas, sigue habiendo algunos otros fuera del área que siguen haciendo comentarios homofóbicos.

“La Secretaría sí está siendo inclusiva, está capacitando, pero quizá haga falta crear un equipo de trabajo, específicamente para atender los temas de diversidad, así como tienen los enlaces de género”.

Aunque no ha sido una situación fácil, Érick se siente más a gusto en su trabajo, pero está cierto de que es un tema nuevo y que aún existe mucho desconocimiento por lo que le toca también ser tolerante.

Actualmente está realizando los trámites para su cambio de nombre de manera oficial ante el Registro Civil del estado con el asesoramiento y ayuda de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención Integral a Víctimas.

Érick envía un mensaje a las personas trans, y les recuerda que no están solos, que la diversidad sexual existe y que se puede ser feliz. Los llamó a pedir ayuda si es necesario, y a no darse por vencidos ante ninguna adversidad.

Bellas Artes, su pasión

Xalapa, Ver.- Desde antes de jubilarse en 2013, el director de teatro xalapeño Enrique Espinosa Fernández empezó a dar talleres gratuitos como un servicio a la comunidad, donde han participado personas de entre 12 y 80 años de edad. Éstos iniciaron en la Casa de la Caricatura, donde los dio durante seis años, posteriormente el grupo Espacio Escénico se cambió a su propio foro Humanus Arte, donde los talleres cumplirán diez años.

La experiencia, añadió, es muy satisfactoria porque ha ayudado a mucha gente que posteriormente ingresó a la Facultad de Teatro o para formar la personalidad porque el teatro es formativo. “Se desarrolla otra parte necesaria de la personalidad, de las habilidades y la realización en ese ámbito artístico, que no mucha gente se da la oportunidad de hacer, además porque los integrantes se aplican y alcanzan un muy buen nivel. Y que encuentren su propio proceso porque como es abierto y no pueden estar mucho tiempo en los talleres tienen que desarrollar a cuenta propia sus habilidades”.

A los talleres se han sumado integrantes desde los 12 años y hasta los 80, los que se acoplan muy bien y le da otro matiz porque hay variedad de edades, formas de pensamiento y de percepción de la vida.

Foto: Cortesía | Enrique Espinosa


El público ha recibido el trabajo con mucho agrado, sólo en pocas ocasiones se ha registrado poca audiencia, lo que es motivante, además su cooperación resulta muy útil para continuar el trabajo escénico, dijo Espinosa Fernández, quien como no sabía que existía una facultad de teatro, estudió ingeniería, sin embargo su camino era éste, pues siendo estudiante le invitaron a integrarse a un grupo.

Entre 1979 y 1980 inició su grupo teatral en la escuela Unidad y Trabajo, donde daba clases de química y física, con el que trabajó unos 13 años y se convirtió en el grupo oficial de Enseñanza Media, pues llevaba el teatro a las comunidades y a la sierra para compartirlo con quienes no lo tenían tan próximo, dijo.

Posteriormente propuso los talleres de teatro de la Escuela Industrial, donde trabajó durante 19 años, “como se volvió parte de mi vida seguí haciendo teatro con Humanus Arte, antes ya había integrado el grupo Espacio Escénico, fue entonces cuando nació la idea de tener un espacio y se creó el foro Humanus Arte.

Como maestro del área de exactas de Enseñanza Media iniciaron las paraescolares y tuvo la oportunidad de tomar cursos y talleres con directores de Bellas Artes y posteriormente en el IVEC y la Universidad Veracruzana, por lo que cuando se dio cuenta le absorbía más el teatro que sus clases de exactas, por lo que decidió que le gustaba más éste y propuso los talleres de la Escuela Industrial, “así fue como inicié la parte más importante de mi vida y dejé atrás la ingeniería”.

Como ingeniero trabajó en el canal 4 Más cuando iniciaba, lo que fue formativo, añadió, porque le tocó ver cómo se creaban y grababan los programas, eso influyó en su decisión de hacer teatro. “Cuando a uno le gusta algo no debe soltar su objetivo de hacer su vida a través de eso, en mi caso así fue y afortunadamente vivo del teatro”.

En sus trabajos le gusta elegir obras con temas que comuniquen algo, en lo personal elige las que en lo personal le tocan antes para poder abordarlas, casi todas le han dejado algo porque en cada una hay un tema diferente, algo que decir y una proyección inevitable de uno mismo a través de la obra, así como una retroalimentación por lo que se puede reforzar o modificar la forma de pensamiento, indicó. El teatro es formativo tanto para el que lo hace como para el que lo aprecia, si se deja tocar, porque no todo el mundo tiene los mismos canales de percepción.

Foto: Cortesía | Enrique Espinosa


“Por eso formé los talleres, como una forma de dar un servicio, porque es una forma de seguir haciendo lo que me gusta y quiero seguir haciéndolo, tal vez encontraré otras variantes, otras formas, pero yo creo que será de toda mi vida”, asentó.

Actualmente el grupo trabaja en la obra Los hilos de la trama del autor veracruzano Antonio Argudín, integrada por cinco monólogos hilados de una manera muy curiosa, pues aunque aparentemente cada uno tiene su propio tema hay un hilo conductor, cíclico inclusive. Aborda cómo la vida presenta las posibilidades de crecer, caminar o descubrir hacia dónde se va, como si la misma vida diera la secuencia para avanzar y descubrir quién eres, qué eres y a dónde vas. Maneja el tema del aborto, del maltrato a la mujer, el asesinato, temas profundos. Además fue la última obra que escribió Argudín del Rivero. Es un texto que nunca se publicó, por lo que es una obra muy valiosa, concluyó.

Con información de Celia Gayosso | Diario de Xalapa

Xalapa, Ver.- Desde los 4 años y medio, Érick Leonardo se reconoció como un hombre trans. Jugaba pelota en el patio y su madre lo llamó porque había empezado su caricatura preferida; ella le decía que era la Sirenita, pero él ya se cuestionaba sobre ello y se identificaba con el príncipe Érick.

Fue la primera vez que yo me identifiqué con la identidad de género masculina. Cuando tenía 6 años, con mis primas estábamos jugando y a la hora de interpretar a los personajes de la novela y demás, ellas se asignaban los femeninos y a mi me asignaban el masculino, de manera natural, aunque mi mamá se oponía”, narró.

Es un xalapeño de 31 años, licenciado en Derecho que se ha enfrentado a distintos actos de discriminación desde que decidió empezar a vivir como hombre transgénero.

A los 14 años, su madre -antes de fallecer- le cuestionaba sobre su sexualidad y si le gustaban los hombres o las mujeres; ella notaba que su comportamiento “no era normal” conforme los estereotipos que marca la sociedad. Érick evitaba y negaba el tema por el temor de decepcionar a su madre.

Años después, a sus 16 o 17 años, empezó a tener un conflicto interno porque, aunque verbalmente no lo manifestaba, ya se asumía como varón.

“Yo decía ‘ya cuando trabaje, cuando sea más adulto, voy a buscar ayuda y me voy a meter a una terapia para ser mujer, porque dicen que soy mujer y debo comportarme como tal, pero yo no lo siento así’. Pasó el tiempo, yo me vengo descubriendo a los 29 años, en el 2019 porque ya era algo de estarme marchitando, ya no me sentía a gusto ni con mi rol, ni con la vestimenta, no me sentía a gusto y estaba como en depresión”.

Fue dando clases en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV), cuando conoció a uno de sus alumnos trans y empezó a conocer su experiencia. Esto fue lo que le hizo entender un poco de lo que vivía y decidió cortarse el cabello, cambiar su clóset y dos semanas después, se cambió el nombre, aunque solo de manera social.

Foto: Jesús Escamiroza | Diario de Xalapa

“Mi familia no lo acepta, me dicen que para ellos soy Marilí, que no me van a decir Érick , y en la parte laboral fue en agosto de 2019 que inició el cambio y ya me era incomodo llegar y presentarme con el género femenino porque en el área donde laboraba en la Dirección General de Tránsito y Seguridad Vial donde se imparten pláticas, yo llegaba vestido así, la gente me recibía y de repente me presentaba como Marilí y me sentía incómodo, hasta que me empezaron a decir mis amigos más cercanos que, si me identificaba como hombre, me pusiera un nombre acorde y a raíz de mi historia de la infancia, empecé a ser Érick”.

Esta situación provocó que empezara a ser discriminado por algunos de sus compañeros de trabajo quienes lo cuestionaban y hasta le decían que debía ir con el psicólogo. Toda esta situación lo obligó a buscar ayuda y conoció la Coalición Estatal LGBTTTIQ que encabeza Benjamín Callejas, quien le recomendó interponer una queja verbal o escrita de la situación laboral que enfrentaba.

Tras exponerlo a sus jefes, decidieron empezar a capacitar a los trabajadores de la Dirección General de Tránsito y Seguridad Vial del Estado, pero no dio resultado porque la discriminación continuó con comentarios homofóbicos y al insistir en que estaba “trastornada”.

Poco después llegó el periodo vacacional en el que confiaba que las cosas mejoraran, pero justo cuando era momento de regresar a laborar, entró en pánico y decidió no regresar más.

“Me aislé, entré como en un conflicto personal de ya no querer socializar con nadie, estaba muy sensible, me aislé y después llegó el Covid. Ya para agosto de 2020, vuelvo a contactar al maestro Benjamín para ofrecerle productos de limpieza que vendía y le conté que había dejado de trabajar. Por temor de no querer enfrentarme con la Secretaría de Seguridad ni los compañeros, le dije que era decisión propia, pero él me hizo ver que no fue algo voluntario, sino que se dio por la situación de discriminación”.

Tras conocer el hecho, el activista Benjamín Callejas trató el tema de Érick en la Secretaría de Seguridad Pública que fue valorado por el titular Hugo Gutiérrez Maldonado por lo que fue reincorporado en su lugar de trabajo en diciembre de 2020.

Ahora, forma parte del área de género de la Subsecretaría de Operaciones en el Cuartel San José y aunque sus compañeras de área son respetuosas, sigue habiendo algunos otros fuera del área que siguen haciendo comentarios homofóbicos.

“La Secretaría sí está siendo inclusiva, está capacitando, pero quizá haga falta crear un equipo de trabajo, específicamente para atender los temas de diversidad, así como tienen los enlaces de género”.

Aunque no ha sido una situación fácil, Érick se siente más a gusto en su trabajo, pero está cierto de que es un tema nuevo y que aún existe mucho desconocimiento por lo que le toca también ser tolerante.

Actualmente está realizando los trámites para su cambio de nombre de manera oficial ante el Registro Civil del estado con el asesoramiento y ayuda de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención Integral a Víctimas.

Érick envía un mensaje a las personas trans, y les recuerda que no están solos, que la diversidad sexual existe y que se puede ser feliz. Los llamó a pedir ayuda si es necesario, y a no darse por vencidos ante ninguna adversidad.

Bellas Artes, su pasión

Xalapa, Ver.- Desde antes de jubilarse en 2013, el director de teatro xalapeño Enrique Espinosa Fernández empezó a dar talleres gratuitos como un servicio a la comunidad, donde han participado personas de entre 12 y 80 años de edad. Éstos iniciaron en la Casa de la Caricatura, donde los dio durante seis años, posteriormente el grupo Espacio Escénico se cambió a su propio foro Humanus Arte, donde los talleres cumplirán diez años.

La experiencia, añadió, es muy satisfactoria porque ha ayudado a mucha gente que posteriormente ingresó a la Facultad de Teatro o para formar la personalidad porque el teatro es formativo. “Se desarrolla otra parte necesaria de la personalidad, de las habilidades y la realización en ese ámbito artístico, que no mucha gente se da la oportunidad de hacer, además porque los integrantes se aplican y alcanzan un muy buen nivel. Y que encuentren su propio proceso porque como es abierto y no pueden estar mucho tiempo en los talleres tienen que desarrollar a cuenta propia sus habilidades”.

A los talleres se han sumado integrantes desde los 12 años y hasta los 80, los que se acoplan muy bien y le da otro matiz porque hay variedad de edades, formas de pensamiento y de percepción de la vida.

Foto: Cortesía | Enrique Espinosa


El público ha recibido el trabajo con mucho agrado, sólo en pocas ocasiones se ha registrado poca audiencia, lo que es motivante, además su cooperación resulta muy útil para continuar el trabajo escénico, dijo Espinosa Fernández, quien como no sabía que existía una facultad de teatro, estudió ingeniería, sin embargo su camino era éste, pues siendo estudiante le invitaron a integrarse a un grupo.

Entre 1979 y 1980 inició su grupo teatral en la escuela Unidad y Trabajo, donde daba clases de química y física, con el que trabajó unos 13 años y se convirtió en el grupo oficial de Enseñanza Media, pues llevaba el teatro a las comunidades y a la sierra para compartirlo con quienes no lo tenían tan próximo, dijo.

Posteriormente propuso los talleres de teatro de la Escuela Industrial, donde trabajó durante 19 años, “como se volvió parte de mi vida seguí haciendo teatro con Humanus Arte, antes ya había integrado el grupo Espacio Escénico, fue entonces cuando nació la idea de tener un espacio y se creó el foro Humanus Arte.

Como maestro del área de exactas de Enseñanza Media iniciaron las paraescolares y tuvo la oportunidad de tomar cursos y talleres con directores de Bellas Artes y posteriormente en el IVEC y la Universidad Veracruzana, por lo que cuando se dio cuenta le absorbía más el teatro que sus clases de exactas, por lo que decidió que le gustaba más éste y propuso los talleres de la Escuela Industrial, “así fue como inicié la parte más importante de mi vida y dejé atrás la ingeniería”.

Como ingeniero trabajó en el canal 4 Más cuando iniciaba, lo que fue formativo, añadió, porque le tocó ver cómo se creaban y grababan los programas, eso influyó en su decisión de hacer teatro. “Cuando a uno le gusta algo no debe soltar su objetivo de hacer su vida a través de eso, en mi caso así fue y afortunadamente vivo del teatro”.

En sus trabajos le gusta elegir obras con temas que comuniquen algo, en lo personal elige las que en lo personal le tocan antes para poder abordarlas, casi todas le han dejado algo porque en cada una hay un tema diferente, algo que decir y una proyección inevitable de uno mismo a través de la obra, así como una retroalimentación por lo que se puede reforzar o modificar la forma de pensamiento, indicó. El teatro es formativo tanto para el que lo hace como para el que lo aprecia, si se deja tocar, porque no todo el mundo tiene los mismos canales de percepción.

Foto: Cortesía | Enrique Espinosa


“Por eso formé los talleres, como una forma de dar un servicio, porque es una forma de seguir haciendo lo que me gusta y quiero seguir haciéndolo, tal vez encontraré otras variantes, otras formas, pero yo creo que será de toda mi vida”, asentó.

Actualmente el grupo trabaja en la obra Los hilos de la trama del autor veracruzano Antonio Argudín, integrada por cinco monólogos hilados de una manera muy curiosa, pues aunque aparentemente cada uno tiene su propio tema hay un hilo conductor, cíclico inclusive. Aborda cómo la vida presenta las posibilidades de crecer, caminar o descubrir hacia dónde se va, como si la misma vida diera la secuencia para avanzar y descubrir quién eres, qué eres y a dónde vas. Maneja el tema del aborto, del maltrato a la mujer, el asesinato, temas profundos. Además fue la última obra que escribió Argudín del Rivero. Es un texto que nunca se publicó, por lo que es una obra muy valiosa, concluyó.

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