/ miércoles 13 de octubre de 2021

Diversa: en tiempos de violencia y discriminación, cumplió su sueño

Aunque durante la pandemia bajó mucho el trabajo, Everardo creó vestidos de novia y de fiesta, además desde que se reabrieron los bares ha tenido solicitud para hacer vestuarios para drag queen

“Este trabajo es mi vida, no creí nunca encontrar algo que de verdad me llenara tanto como la costura, el patronaje y el diseño”, comparte Everardo De la Cruz Camacho, quien en su trabajo trata de salirse de la norma, de lo que hay en el mercado, pues su objetivo es buscar diseños originales para sentir que realmente vale la pena hacer la prenda.

Aunque la costura le gustaba desde niño, no pudo practicarla porque en su casa estaba mal visto que los niños se dedicaran a estas tareas.

Leer más: Diversa: vivimos en una sociedad injusta, debe cambiarse

Apunta que hay pavor en compañeros y compañeros para enfrentar al cliente porque muchas de las veces no saben cómo cobrar su trabajo, por lo que terminan malbaratándolo, ya que el cliente muchas de las veces no quiere pagar su trabajo.

 

 

Dice que al investigar de forma autodidacta, se podría implementar una clase donde se le diga al creador “tú haces este trabajo, debes cobrar tanto”.

Aunque durante la pandemia le bajó mucho el trabajo porque al cerrar los teatros no hubo más pedidos de vestuarios, se ha concentrado en la creación de vestidos de novia, fiesta y de calle porque sí hay demanda para vestidos de fiesta, además desde que se reabrieron los bares ha tenido solicitud para hacer vestuarios para drag queen, asimismo ha aprovechado el tiempo para hacer proyectos personales, para su casa, su pareja y su hija.

"Un varón no podía dedicarse a la costura"

Fue hace diez años cuando se enteró que en la Escuela Industrial Concepción Quirós Pérez, donde su pareja asistía al taller de teatro, tomó el curso sin saber nada de costura, diseño, patronaje, sin embargo le había llamado la atención desde niño, aunque en su casa no era bien visto que un varón se dedicara a la costura.

Luego de dos años de estudios le agarró el gusto y aprendió desde cero a patronar, coser, a hacer desde una falda sencilla a vestidos elaborados como los de novia, como seguía con las ganas de prepararse, lo hizo de manera autodidacta porque ya no le daba tiempo de asistir a una escuela.

Se fue dando a conocer de boca en boca

Lo que más le gusta es la parte creativa, pues aunque no es un diseñador de modas porque no estudió la licenciatura sino una carrera técnica, hacer los patrones y cómo llevar el diseño desde elegir la tela, el patrón o un dibujo cuando la clienta le pide “invéntate algo”. “Esa parte creativa es la que más me llena de orgullo y de querer aprender más, ver el producto final y ver la cara de la clienta cuando ve el resultado”.

 

 

En los diez años que lleva dedicado a la costura, rara vez le ha llegado una novia que se aviente a que se le haga su vestido de cero, “porque no cualquiera se avienta a no ver el vestido y decir házmelo, la gente prefiere verlo hecho aunque pague mucho más”, añade.

Sin embargo Everardo no funciona como maquilador, aclara, pues no es lo suyo hacer 15 o 20 prendas iguales. “Yo no puedo hacer un trabajo seriado por mucho tiempo, lo he notado con los vestidos de dama de honor que son todos iguales, es muy desgastante para mí. Hay gente que le encanta hacer cosas seriadas pero si les piden algo único no pueden o no les gusta”.

Everardo ha realizado el vestuario para el drag queen Dany Sosa, que participó en el evento de aniversario de Diario de Xalapa, al hacerlo estaba al tanto de los conceptos que requería una drag, “porque cuando te dan el proyecto hay que investigar más y ver qué es lo que quieren. No puedo llegar y copiar la idea de alguien más porque es ser irrespetuoso, pero sí basarte y proponer ideas en formas y materiales".

"Tienes que llenarte de información del proyectos, donde va a ser, para qué, poca gente o modistos entienden para qué quiere una drag queen el vestuario; me ha pasado también con el vestuario teatral porque mucha gente no asimila lo que se requiere. Se requiere mucha honestidad, no solo aventarse a hacer las cosas porque sí”, opina.

En su opinión hacer crinolinas es muy difícil debido a los grandes volúmenes que no caben en la máquina, lo que es físicamente muy cansado, también cortar faldas circulares y caudas de novia puede llegar a ser físicamente muy desgastante.

Lo más difícil, cobrar el trabajo

Sin embargo de todo eso, lo que más trabajo le ha costado es el trato con los clientes, la parte administrativa, tratar de entenderse con el cliente, tema que comparte con otros modistos y diseñadores, porque el cliente a veces no aprecia su trabajo y no quiere pagar el precio que cuesta, “quieren que les cobres menos o creen que con cualquier tela se puede hacer cualquier diseño”.


Recuerda que recientemente le pidieron cotización para un vestido espectacular, “ven la foto bonita, la bajan de internet, estamos hablando de un vestido que vale miles de euros y tú les das la cotización y lo ven como si fuera la cosa más imposible de pagar, cuando es lo más bajo que puedes dejar el precio de una prenda como esa”. Se les hace caro y el trabajo no se concreta, señala.

“Hay gente que malbarata su trabajo, pero uno sabe hasta dónde puede bajar su trabajo. Hay pavor de cómo enfrentar al cliente, cómo cobrar su trabajo, por lo que termina malbaratando”, insiste.

Diseños únicos para que valgan

Durante el tiempo que ha durado la pandemia Everardo De la Cruz Camacho tuvo el tiempo para hacerse una chaqueta con diseño de cartas de la lotería mexicana, diseño y estampado que no se podrá encontrar en otra parte, lo que le resulta muy satisfactorio, por tener algo único que nadie más tendrá.

De un tiempo hacia acá, añade, ha estado experimentando con ropa interior para dama y caballero porque ha notado que la calidad de las prendas que hay en el mercado no es muy buena y al encontrar la licra y variedad de colores se ha dedicado a hacer las prendas de manera que lo que use tenga más calidad.

Actualmente trabaja en un vestido de boda y al acercarse Halloween ya tiene un proyecto de vestido para esa ocasión, por lo que espera que le lleguen más proyectos para hacer disfraces, desde catrines, “porque de que va a haber fiestas las habrá y seguramente vendrán”, concluye el modisto veracruzano.

Por discriminación no pudo estudiar ingeniería pero encontró un mejor camino

Veracruz, Ver.- Justo en los tiempos más difíciles de discriminación y violencia contra la comunidad LGBT+ y con una educación militarizada, Victoria Fregoso Trujillo dejó de lado su sueño de estudiar Ingeniería industrial automotriz y se refugió en el mundo del estilismo en donde podía sacar su verdadera personalidad.

Con 45 años, relata que convertirse en una mujer trans no ha sido nada fácil, pues le tocó una de las peores etapas que ha enfrentado la comunidad en donde por nada la policía los detenía y en los restaurantes era víctima de discriminación por apariencia y vestimenta.

Refiere que desde su infancia supo que su cuerpo no correspondía a sus sentimientos ya que se sentía una niña y estaba convencida a ser una mujer, aunque desconocía todos los procedimientos.

“En mis inicios por ahí de los 80 y 90 sufrí de mucho rechazo y discriminación, me tocaron esos tiempos de cuando la policía te trepaba a la patrulla por el simple hecho de que ibas vestido de mujer, te agredían, te golpeaban, afortunadamente no me violaron, pero muchas veces me toca encontrarme a los policías cuando iba yo para mi trabajo y ándale, para arriba de la patrulla (..) en los restaurantes también había mucha discriminación, en una ocasión llegue a tomar el café con un amigo y el mesero me pidió que me retirara que no podía atenderme porque iba vestida de mujer, fue una época muy difícil, todavía hay gente pero ya menos y ya hay más información”, indica.

 

 

En casa, su abuelo era un militar y su madre había sido criada bajo reglas muy estrictas que le impidieron gritar a los cuatro vientos que había una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre.

“Mi abuelo era un militar y era muy estricto, tuve que ocultar mis sentimientos, aunque yo por dentro estaba segura de que era una niña; cuando fallece mi abuelo es cuando me siento un poco más libre pero mi mamá también tenía su carácter y hasta que me enfrenta, me sinceré con ella, le dije que a mí me gustaban los niños y ella muy tierna me dijo que me amaba, que me aceptaba y que no me iba a echar de la casa, pero que respetara y me respetara y así lo he hecho”, asegura.

Su sueño siempre fue estudiar la ingeniería industrial en automotriz, pero el rechazo y la discriminación de aquellos años, la aterro y prefirió buscar alguna área donde pudiera expresar su sexualidad libremente y en el camino encontró opciones como la belleza, la cocina y el diseño.

“Recuerdo de pequeña que siempre acompañaba a mi mamá a los salones de belleza para que se hiciera su tinte, su permanente y me gustaba mucho mirar todo lo que había, el ambiente y me llamaba la atención aunque yo tenía como el sueño de estudiar ingeniería industrial en automotriz pero no me atreví, me dio miedo el rechazo, pensé que se iban a burlar de mi cuando me presentara como ingeniero vestida de mujer, eran otros tiempos quizá si hubiera sido en otro momento, como hoy que ya la homosexualidad es más aceptada, otra cosa sería pero no pierdo el sueño, quizá lo retome una vez que concluya la pandemia puedo meterme a una escuela a estudiar, los sueños se cumplen si los persigues”, enfatiza.

Con información de Ingrid Ruiz | Diario de Xalapa

“Este trabajo es mi vida, no creí nunca encontrar algo que de verdad me llenara tanto como la costura, el patronaje y el diseño”, comparte Everardo De la Cruz Camacho, quien en su trabajo trata de salirse de la norma, de lo que hay en el mercado, pues su objetivo es buscar diseños originales para sentir que realmente vale la pena hacer la prenda.

Aunque la costura le gustaba desde niño, no pudo practicarla porque en su casa estaba mal visto que los niños se dedicaran a estas tareas.

Leer más: Diversa: vivimos en una sociedad injusta, debe cambiarse

Apunta que hay pavor en compañeros y compañeros para enfrentar al cliente porque muchas de las veces no saben cómo cobrar su trabajo, por lo que terminan malbaratándolo, ya que el cliente muchas de las veces no quiere pagar su trabajo.

 

 

Dice que al investigar de forma autodidacta, se podría implementar una clase donde se le diga al creador “tú haces este trabajo, debes cobrar tanto”.

Aunque durante la pandemia le bajó mucho el trabajo porque al cerrar los teatros no hubo más pedidos de vestuarios, se ha concentrado en la creación de vestidos de novia, fiesta y de calle porque sí hay demanda para vestidos de fiesta, además desde que se reabrieron los bares ha tenido solicitud para hacer vestuarios para drag queen, asimismo ha aprovechado el tiempo para hacer proyectos personales, para su casa, su pareja y su hija.

"Un varón no podía dedicarse a la costura"

Fue hace diez años cuando se enteró que en la Escuela Industrial Concepción Quirós Pérez, donde su pareja asistía al taller de teatro, tomó el curso sin saber nada de costura, diseño, patronaje, sin embargo le había llamado la atención desde niño, aunque en su casa no era bien visto que un varón se dedicara a la costura.

Luego de dos años de estudios le agarró el gusto y aprendió desde cero a patronar, coser, a hacer desde una falda sencilla a vestidos elaborados como los de novia, como seguía con las ganas de prepararse, lo hizo de manera autodidacta porque ya no le daba tiempo de asistir a una escuela.

Se fue dando a conocer de boca en boca

Lo que más le gusta es la parte creativa, pues aunque no es un diseñador de modas porque no estudió la licenciatura sino una carrera técnica, hacer los patrones y cómo llevar el diseño desde elegir la tela, el patrón o un dibujo cuando la clienta le pide “invéntate algo”. “Esa parte creativa es la que más me llena de orgullo y de querer aprender más, ver el producto final y ver la cara de la clienta cuando ve el resultado”.

 

 

En los diez años que lleva dedicado a la costura, rara vez le ha llegado una novia que se aviente a que se le haga su vestido de cero, “porque no cualquiera se avienta a no ver el vestido y decir házmelo, la gente prefiere verlo hecho aunque pague mucho más”, añade.

Sin embargo Everardo no funciona como maquilador, aclara, pues no es lo suyo hacer 15 o 20 prendas iguales. “Yo no puedo hacer un trabajo seriado por mucho tiempo, lo he notado con los vestidos de dama de honor que son todos iguales, es muy desgastante para mí. Hay gente que le encanta hacer cosas seriadas pero si les piden algo único no pueden o no les gusta”.

Everardo ha realizado el vestuario para el drag queen Dany Sosa, que participó en el evento de aniversario de Diario de Xalapa, al hacerlo estaba al tanto de los conceptos que requería una drag, “porque cuando te dan el proyecto hay que investigar más y ver qué es lo que quieren. No puedo llegar y copiar la idea de alguien más porque es ser irrespetuoso, pero sí basarte y proponer ideas en formas y materiales".

"Tienes que llenarte de información del proyectos, donde va a ser, para qué, poca gente o modistos entienden para qué quiere una drag queen el vestuario; me ha pasado también con el vestuario teatral porque mucha gente no asimila lo que se requiere. Se requiere mucha honestidad, no solo aventarse a hacer las cosas porque sí”, opina.

En su opinión hacer crinolinas es muy difícil debido a los grandes volúmenes que no caben en la máquina, lo que es físicamente muy cansado, también cortar faldas circulares y caudas de novia puede llegar a ser físicamente muy desgastante.

Lo más difícil, cobrar el trabajo

Sin embargo de todo eso, lo que más trabajo le ha costado es el trato con los clientes, la parte administrativa, tratar de entenderse con el cliente, tema que comparte con otros modistos y diseñadores, porque el cliente a veces no aprecia su trabajo y no quiere pagar el precio que cuesta, “quieren que les cobres menos o creen que con cualquier tela se puede hacer cualquier diseño”.


Recuerda que recientemente le pidieron cotización para un vestido espectacular, “ven la foto bonita, la bajan de internet, estamos hablando de un vestido que vale miles de euros y tú les das la cotización y lo ven como si fuera la cosa más imposible de pagar, cuando es lo más bajo que puedes dejar el precio de una prenda como esa”. Se les hace caro y el trabajo no se concreta, señala.

“Hay gente que malbarata su trabajo, pero uno sabe hasta dónde puede bajar su trabajo. Hay pavor de cómo enfrentar al cliente, cómo cobrar su trabajo, por lo que termina malbaratando”, insiste.

Diseños únicos para que valgan

Durante el tiempo que ha durado la pandemia Everardo De la Cruz Camacho tuvo el tiempo para hacerse una chaqueta con diseño de cartas de la lotería mexicana, diseño y estampado que no se podrá encontrar en otra parte, lo que le resulta muy satisfactorio, por tener algo único que nadie más tendrá.

De un tiempo hacia acá, añade, ha estado experimentando con ropa interior para dama y caballero porque ha notado que la calidad de las prendas que hay en el mercado no es muy buena y al encontrar la licra y variedad de colores se ha dedicado a hacer las prendas de manera que lo que use tenga más calidad.

Actualmente trabaja en un vestido de boda y al acercarse Halloween ya tiene un proyecto de vestido para esa ocasión, por lo que espera que le lleguen más proyectos para hacer disfraces, desde catrines, “porque de que va a haber fiestas las habrá y seguramente vendrán”, concluye el modisto veracruzano.

Por discriminación no pudo estudiar ingeniería pero encontró un mejor camino

Veracruz, Ver.- Justo en los tiempos más difíciles de discriminación y violencia contra la comunidad LGBT+ y con una educación militarizada, Victoria Fregoso Trujillo dejó de lado su sueño de estudiar Ingeniería industrial automotriz y se refugió en el mundo del estilismo en donde podía sacar su verdadera personalidad.

Con 45 años, relata que convertirse en una mujer trans no ha sido nada fácil, pues le tocó una de las peores etapas que ha enfrentado la comunidad en donde por nada la policía los detenía y en los restaurantes era víctima de discriminación por apariencia y vestimenta.

Refiere que desde su infancia supo que su cuerpo no correspondía a sus sentimientos ya que se sentía una niña y estaba convencida a ser una mujer, aunque desconocía todos los procedimientos.

“En mis inicios por ahí de los 80 y 90 sufrí de mucho rechazo y discriminación, me tocaron esos tiempos de cuando la policía te trepaba a la patrulla por el simple hecho de que ibas vestido de mujer, te agredían, te golpeaban, afortunadamente no me violaron, pero muchas veces me toca encontrarme a los policías cuando iba yo para mi trabajo y ándale, para arriba de la patrulla (..) en los restaurantes también había mucha discriminación, en una ocasión llegue a tomar el café con un amigo y el mesero me pidió que me retirara que no podía atenderme porque iba vestida de mujer, fue una época muy difícil, todavía hay gente pero ya menos y ya hay más información”, indica.

 

 

En casa, su abuelo era un militar y su madre había sido criada bajo reglas muy estrictas que le impidieron gritar a los cuatro vientos que había una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre.

“Mi abuelo era un militar y era muy estricto, tuve que ocultar mis sentimientos, aunque yo por dentro estaba segura de que era una niña; cuando fallece mi abuelo es cuando me siento un poco más libre pero mi mamá también tenía su carácter y hasta que me enfrenta, me sinceré con ella, le dije que a mí me gustaban los niños y ella muy tierna me dijo que me amaba, que me aceptaba y que no me iba a echar de la casa, pero que respetara y me respetara y así lo he hecho”, asegura.

Su sueño siempre fue estudiar la ingeniería industrial en automotriz, pero el rechazo y la discriminación de aquellos años, la aterro y prefirió buscar alguna área donde pudiera expresar su sexualidad libremente y en el camino encontró opciones como la belleza, la cocina y el diseño.

“Recuerdo de pequeña que siempre acompañaba a mi mamá a los salones de belleza para que se hiciera su tinte, su permanente y me gustaba mucho mirar todo lo que había, el ambiente y me llamaba la atención aunque yo tenía como el sueño de estudiar ingeniería industrial en automotriz pero no me atreví, me dio miedo el rechazo, pensé que se iban a burlar de mi cuando me presentara como ingeniero vestida de mujer, eran otros tiempos quizá si hubiera sido en otro momento, como hoy que ya la homosexualidad es más aceptada, otra cosa sería pero no pierdo el sueño, quizá lo retome una vez que concluya la pandemia puedo meterme a una escuela a estudiar, los sueños se cumplen si los persigues”, enfatiza.

Con información de Ingrid Ruiz | Diario de Xalapa

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