“Lo importante es saber vencer los desafíos que se presentan cuando pierdes a un ser querido. Por eso lo primero es reconocer que ese ser ya no está contigo; y es que no debes seguir poniendo un plato en la mesa y tampoco puedes seguir teniendo el cuarto tal cual como cuando el hijo vivía, ni dejar todo igual que cuando estaba. Por eso lo primero es reconocer la pérdida y lo segundo es abrirte al dolor y de ahí a realizar actividades sencillas”, expresó Nora Reyes Baruch, presidenta de la fundación “Karime Ángel de Coatzacoalcos”.
Destacó que siempre se ha dicho que los papás mueren antes que los hijos y eso no es verdad, pues desde hace mucho tiempo los niños son los más vulnerables y eso es algo que se debe aprender. Además, mencionó, quien sufre la pérdida debe aprender a construir una nueva relación con su ser querido que ya no está físicamente, porque ahora se le tiene, pero de forma espiritual.
Mi hija fue secuestrada el 7 de julio de 2014 y recuperamos lo que quedaba de su cuerpo el 5 de septiembre de 2014. Tuvieron que pasar 60 días de lucha incansable; las autoridades nos olvidaron. Tuvimos que hacer una marcha para que nos hicieran caso y nos dieran la atención que requeríamos
Expuso que al leer el libro La muerte de un hijo, una pérdida sin nombre, las personas podrán entender la lucha que pasaron en esos 60 días. Además se va a entender que a pesar de lo que te pase tienes la decisión de tomar la vida en tus manos y decidir cómo lo vas a enfrentar, si es con venganza y con ira, o te vas a enfocar a apoyar a personas que sufren una situación como la que tú pasaste o quizás aún más difíciles.
Nora Reyes Baruch precisó que la fundación surge a raíz del secuestro, asesinato y entierro clandestino de su hija “Karime”, de 5 años de edad, pues ella entró en depresión desde que se dio el plagio y su único pensamiento era quitarse la vida.
Aseguró que no pensaba ni en sus otros hijos ni en su esposo. Al pasar por ese dolor, comentó, empezó a conocer de la tanatología y los grupos de ayuda. Refirió que se dirigió hasta el puerto de Veracruz, donde tuvo contacto con padres que han perdido hijos, y a partir de ahí le cambió la vida.
Expuso que luego de eso empezó a dar pláticas y conferencias en Veracruz y a formar un grupo de ayuda mutua, por lo que a partir de esa experiencia sabe del beneficio de contar y compartir las experiencias de pérdidas con otros padres y comprende que no es porque te portaste mal o la vida te está castigando, tampoco porque Dios es cruel y sea vengador, sino que las situaciones terribles le pasan a todos y no perdona clase social, estilos de vida o religión.
Sostuvo que los hijos se les mueren a todos y en todo el mundo y al darte cuenta de que eres una persona más que lucha día a día por sobrevivir sin la presencia física de tu hijo, es que puedes salir adelante.
La verdad es que somos muchos y la mayoría prefiere no hablar de la muerte, pero cuando escuchas a otros padres que han perdido hijos te das cuenta de que todos sienten lo mismo. Destacó que se supera, pero no se olvida, pues se trata de un dolor latente.
Sostuvo que dependiendo en qué te emplees después de lo que te sucede es como podrás hablar de tu caso, pero con una sonrisa y sin estallar en llanto.
En el duelo expresó que hay narrativas y eso hace una madre cuando escribe todo lo que le pasó, y el libro está conformado por nueve historias de mujeres que han perdido a hijos.
Refirió que el libro muestra la realidad de nueve madres veracruzanas y cómo ha sido su duelo, pero sobre todo cómo están involucradas la comunidad y las autoridades.
Detalló que la finalidad del libro no es repartir culpas, sino compartir las experiencias para ayudar a otras personas con pláticas y terapias que les hagan falta a quienes han perdido a un ser querido.