José Luis León Ruiz padece disnea cardiaca por lo que requiere de un tanque de gas cada tercer día. Carece de servicios médicos y el Sector Salud no le proporciona los fármacos que requiere para atenderse por lo que vende chocolates en una de las avenidas más concurridas de esta ciudad.
A los 47 años le detectaron esta enfermedad que le dificulta respirar porque le falta aire.
Casi no puede hablar, pero eso no le impide acudir cada día a la esquina que forman las avenidas Américas y Lázaro Cárdenas a pedir ayuda económica. Lo hace conectado al tanque de oxígeno que le permite respirar.
Explica que recibe atención en el Centro de Salud Maraboto donde se le diagnosticó este padecimiento, sin embargo, debe comprar un tanque de oxígeno cada tercer día que le cuesta 700 pesos, “obviamente no puedo costear eso y por eso me paro aquí a vender estos chocolates, pero la mayoría de los automovilistas no los toman y me dan unos pesos para ayudarme y eso lo agradezco con el alma porque sirve para mantenerme vivo”.
Explica que vive en la población de Otilpan, en San Andrés Tlalnelhuayocan, desde donde viene cada mañana, lo traen y lo regresa alguien que lo ayuda, “hay personas de gran corazón que siempre buscan dar algo a quien necesita como es mi caso”.
Un poco renuente a platicar, primero porque le es muy complicado hacerlo por la falta de aire, pero también porque no ha faltado quien afirma que está fingiendo para recibir limosna, pero no ven mi situación.
Indica que ya tiene tres años pidiendo ayuda a los xalapeños porque es la única forma de pagar el relleno es con la ayuda de la gente, por eso dice que se coloca con su tanque conectado a sus vías respiratorias de 11 de la mañana a cuando sus piernas lo aguanten, depende de cómo se sienta.
Ahora con el calor, “pues me cuesta más realizar cualquier esfuerzo físico, me agoto más rápidamente, pero hay gente buena que pasa y lo apoya”.
Su mal avanza y cada día será peor, pero él buscará la forma de mantenerse el tiempo que sea necesario “por eso me ve aquí para seguir con vida porque de quedarme en casa, sin nada, ya hubiera muerto hace mucho tiempo”.
Además, dice que el dinero que logra recolectar lo utiliza para comprar un parche que se pone cada semana y que le cuesta 800 pesos cada uno, “no me queda otra más que pedir ayuda para sobrevivir a esta enfermedad que está acabando con su cuerpo”.
Don José Luis comenta que su cuerpo se ha deteriorado rápidamente, perdió peso y sus piernas hay veces que no le responden, “por lo que llama a la población a ayudarlo para seguir con vida y seguir luchando contra esta disnea cardiaca que le impide respirar de forma normal porque no recibe suficiente aire”.
Don José Luis se ubica sobre la avenida América, los días en que dice la salud se lo permite, “porque lucharé hasta el último minuto”.