Ahora que la información está disponible a la mano de quien la quiera, cuando la quiera, ya se puede transitar a espacios no escolarizados donde una meta sea la educación para la paz, afirmó Raquel Origel Puertas, especialista en estrategias de impacto y fomentos social.
“Los tiempos en los que el maestro tenía la información y toda la razón, ya pasaron”, expresó en su intervención en “Educar para la paz”, charla virtual coordinada por la Dirección General de Cultura de Paz y Derechos Humanos de Veracruz.
Evolución en la educación
Con el fin de reflexionar sobre la educación del siglo XXI, en entornos violentos y de inseguridad, señaló que no hay una sola definición y se debe a la manera en la que las personas evolucionan; cuestionó si las personas y las sociedades cambian, ¿por qué no la educación?
“Ya aprendemos en todos lados, los espacios no escolarizados ya existen y solo falta saber utilizarlos”, manifestó para luego indicar que es en el diálogo y el buen compartir de saberes donde se pueden construir sociedades más empáticas y colaborativas.
Consideró que los espacios de aprendizaje van desde los pensados para la lectura y escritura hasta los más cotidianos que tienen que ver con la resolución de problemas y la mejoría en las relaciones interpersonales a partir reconocerse en una población diversa.
La educación no oficial ayuda a aprender a través de la experiencia, declaró para luego sostener que para el crecimiento en comunidad se requiere poner a disposición de todas las personas, lo que cada quien ya sabe.
Desafíos en planteles educativos
Con el fin de ahondar en los desafíos para lograr entornos menos violentos en niños y niñas, Cecilia Rivero Reynoso, responsable de la Atención y Prevención de la Violencia Escolar en la Secretaría de Educación de Veracruz, llamó a apegarse a los protocolos de prevención ya existentes.
Recordó que Veracruz fue uno de los pioneros en protocolos desde 2019 y llamó a los docentes a conocerlos para identificar el acoso infantil, maltrato infantil y actos de connotación sexual dentro de los planteles educativos.
Adrián Rangel Juárez, fundador de la empresa La Semilla, subrayó que hablar de educación para la paz tiene que ver con incluirla pero como una forma de ver el mundo, con vínculos diferentes, acuerdos y negociaciones colaborativas.
Llamó a no olvidar que tradicionalmente, las bases de la socialización de niños y niñas están en la escuela y la casa, pero para tener sociedades más compasivas y conectadas con seres humanos y otras especies se necesita deconstruir la cultura existente.
¿Qué hace falta?
Ante los entornos de inseguridad, piensa que es urgente la creación de nuevas reglas y políticas que ayuden a que las estructuras sean más amigables con las necesidades humanas.
Para lograrlo, señala, las personas adultas cuidadoras son quienes deben saber conciliar y no resolver los conflictos a gritos o golpes. “Para construir sociedades distintas, necesitamos trabajar con las infancias y las cuidadoras adultas de esas infancias”.
Los profesionales de la educación reiteraron la importancia de educar para la paz; coincidieron que sí es posible apostar por poner los recursos personales a disposición de los demás con el objetivo de que las necesidades de todas las personas sean atendidas.
“Todos podemos hacer algo, desde el lugar donde estamos, para mejorar la sociedad. Sí se puede lograr cambiar y trabajar a favor del bien común”, aseguraron.