El uso de benzodiacepinas con fines no médicos va al alza en México y Veracruz no es la excepción, también tiene registros de personas que utilizan o han utilizado estos fármacos por sus efectos relajantes y de sedación.
En febrero de 2023, Veracruz sobresalió por la identificación de siete casos de intoxicación por clonazepan derivados del reto viral “el último que se duerma, gana”. Al respecto, la psiquiatra Ana Rosa García Berdeja llama a familiares y docentes a estar pendientes de comportamientos y conductas de adolescentes y jóvenes pues cada vez se reduce más la edad de consumo.
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Explica que las personas más expuestas son quienes cuentan con menos herramientas para enfrentar situaciones estresoras o aquellas con ansiedad o depresión que exceden las dosis. También por ausencia de protección a nivel social, familiar y escolar.
¿Para qué son usadas las benzodiacepinas?
Con vigilancia médica, Ana Rosa García puntualiza que estos fármacos son seguros, pero ahora algunas personas los buscan para reducir la respuesta emocional a estímulos externos como el dolor físico o emocional.
Algunas de las benzodiacepinas más utilizadas para modificar la percepción de los estímulos corporales y del entorno son el clonazepam, diazepam (valium), alprazolam y lorazepam, sustancias de carácter legal por ser medicamentos con indicación precisa para su manejo desde el área de la salud, explica.
Detalla que las benzodiacepinas son de origen sintético, creadas en laboratorio mediante una serie de reacciones químicas, con las cuales se busca tener la fórmula sedante.
Los efectos ideales con las dosis adecuadas son para alivio de la tensión muscular, control de la ansiedad, control de crisis epiléptica e inducción de sedación previo a cirugías.
Anota que además de benzodiacepinas se registra la ingesta de analgésicos del grupo de los opiáceos y otros como el jarabe para la tos dextrometorfano.
De acuerdo con el Sistema de Información Epidemiológica del Consumo de Drogas, que concentra información de los Centros de Integración Juvenil, en 2022, Veracruz se ubicó en el sexto lugar nacional con tasa de mayor uso de consumo de metanfetaminas superior a la media nacional (consumo alguna vez en la vida).
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Aunque en este último reporte publicado en 2023 no ofrece datos puntuales de las benzodiacepinas, en la información histórica sí aparece con picos en los años 2009, 2014 y 2017.
¿Cómo se consigue la sustancia?
¿Pero cómo adquieren estas medicinas adolescentes y jóvenes? Información difundida por la Comisión Nacional contra las Adicciones apunta que en este rango de edad no se percibe el riesgo de la sustancia. La venta en México es controlada, solo en farmacia y con receta médica, sin embargo, el pasado 14 de febrero, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de México, Hugo López-Gatell, no descartó que haya “violación a la Ley General de Salud” y se expenda en farmacias u otros sitios sin prescripción.
Su declaración se dio al confirmar 45 casos de intoxicación por clonazepam detectados en 18 estados derivados del reto “el último que se duerma, gana”, donde Veracruz apreció con siete casos.
La psiquiatra Ana Rosa García considera que la idea es que “si es un medicamento que le mandan a mi papá o mamá, o a mi abuelo, y que le venden en la farmacia con una receta, ¿por qué sería peligroso?”.
Expone que si en casa hay acceso, es mucho más fácil probar y, en un momento dado, volverse un consumo perjudicial.
¿Cuáles son los riesgos de consumir estos medicamentos?
Sobre este tema, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) subraya que el consumo inadecuado, sin supervisión médica e irresponsable de fármacos con propiedades ansiolíticas sí tiene efectos secundarios.
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Enumera la somnolencia, mareos, náuseas, pérdida de equilibrio, problemas de coordinación, dificultad para pensar o recordar, dolor de cabeza, muscular o de articulaciones; visión borrosa, temblores, incontinencia o retención urinaria e incremento de saliva.
Añade que otros riesgos por el consumo de este tipo de fármacos sin supervisión médica son problemas graves de respiración o sedación; incluso, si se combina dicho ansiolítico con determinados medicamentos, puede producir coma.
El exhorto es a orientar a adolescentes y jóvenes sobre los riesgos a la salud por el uso y consumo de sustancias controladas. También hay llamado para denunciar puntos de venta donde la comercialización se haga sin receta médica.
En caso de existir sospecha de consumo, Ana Rosa García Berdeja sugiere la visita a médico y recurrir al uso del instrumento CRAFFT, el cual permite evaluar el riesgo de consumo problemático, abuso o dependencia de alcohol y otras drogas en adolescentes.