El amor es ciego. O por lo menos la primera parte del amor. Es quizá por eso que, una vez que las sustancias químicas que provocan el “amor romántico” disminuyen en el cerebro, se comienza a ver al ser amado tal y cómo es. Todos aquellos defectos físicos que durante la primera etapa de la relación se dejaron pasar o que estaban tapadas bajo el velo del amor, surgen poco a poco. Es en este punto en el que comienza el verdadero reto del amor, asegura María de Guadalupe Robles Espinoza, sexóloga y terapeuta de pareja.
En este punto todas las sustancias químicas están en su estado normal y es ahí cuando decido si quiero continuar con esta persona a pesar de no ser perfecta o no tener lo que yo creí. Si decides seguir en la relación, el enamoramiento se transforma en un amor real.
Robles Espinoza explica que el principal consejo que le da a las parejas que deciden iniciar una vida juntos, ya sea a través del matrimonio o del concubinato, es establecer una lista de acuerdos de ambas partes. En este documento –visible para los dos- se deben establecer puntos como la distribución de las labores domésticas, el porcentaje de dinero que aportará cada uno para los gastos comunes, el lugar en el que pasarán vacaciones o celebraciones importantes así como las salidas o actividades fuera de pareja.
Destaca que, aunque este documento no garantiza “una vida libre de desacuerdos” en la pareja, si constituye una base sólida para ambos. “Son cosas que parecieran insignificantes pero que pueden llegar a erosionar la relación de pareja”, señala.
Estos acuerdos, cobran mayor importancia cuando se reflexiona que cada uno de los integrantes de la pareja proviene de familias diferentes con dinámicas y formas de pensar diferentes. Incluso contrarias en algunos casos por lo que al formar una nueva familia se puede ocasionar un choque cultural. “Me voy a olvidar de lo que aprendí con mi familia y el otro se tendrá que olvidar de lo que aprendió con su otra familia porque vamos a formar una nueva unión con reglas y códigos nuevos”, señala.
NO OLVIDAR LA PASIÓN
Cuando el amor llega a una etapa de madurez, la pasión y el ímpetu comienzan a disminuir. En este punto, muchas parejas enfrentan también extraviar el deseo sexual. Para la especialista, se trata de una etapa “normal” en algunas parejas sin embargo, esto no implica que se debe olvidar esta parte que es tan importante en una relación.
Se tiene que mantener una vida sexual sana y creativa en todas las etapas (…) mi relación sexual con mi pareja no debe ser lo que alguien me dijo que debía ser sino lo que nosotros decidimos y creamos.
Desde la introducción de juguetes sexuales a actividades como la masturbación en la pareja, los límites de una relación es lo que ambos integrantes decidan y con lo que se sientan cómodos y de acuerdo.
La sexóloga y terapeuta de pareja apunta que no solo se trata de un tema de salud de pareja sino incluso de salud individual ya que con los orgasmos se liberan sustancias químicas que contribuyen al bienestar de cada uno. Por ello, advierte que es fundamental no relegar esta parte de las relaciones.
Además del tiempo, la maternidad y paternidad son otro tema que puede llegar a impactar a la rutina de la pareja, apunta la sexóloga. Y es que, una vez que llegan los hijos, los enamorados adquieren otras responsabilidades y su día a día comienza a girar en torno al o los nuevos integrantes. Esto provoca que una vez que los hijos crecen y se van de la casa, la pareja se encuentre ya sin temas de conversación y se vean como dos desconocidos.
“Debemos buscar ser siempre esa pareja del principio que se mandaba 100 whatsapp al día, que queríamos estar viéndonos todo el tiempo, besándonos y tocándonos. No podemos dejar de ser pareja por ser ‘mamá y papá’, siempre tenemos que darnos un espacio de intimidad para escuchar al otro”.