El bosque mesófilo de montaña o bosque de niebla es el hábitat más amenazado a nivel global, ya que presenta la mayor tasa de deforestación entre los ecosistemas tropicales, y con su desaparición también lo hacen los excelentes beneficios ambientales que brinda, lamenta Carlos Roberto Cerdán Cabrera, director de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Veracruzana.
Entre esos beneficios se encuentran la regulación del ciclo hidrológico y del clima, la conservación de la biodiversidad, la captura de carbono, y la protección de suelos ante la erosión, por mencionar algunos, puntualiza.
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Destaca que “los cafetales a la sombra son santuarios de biodiversidad porque albergan una variada fauna y flora que incluye mamíferos como zorros, conejos y ardillas; una amplia variedad de insectos polinizadores y plantas exóticas, entre las que destacan las orquídeas”.
Al profundizar en la importancia de conservar estos cultivos agroecológicos, así como para identificar los principales retos a los que se enfrentan los productores de café a la sombra, el académico comparte los problemas medioambientales que enfrenta la zona central del estado de Veracruz, en especial el bosque mesófilo de montaña.
Cerdán Cabrera señala que en el último siglo la entidad veracruzana ha enfrentado un grave problema de deforestación y actualmente sólo se conserva entre 10 y 15 por ciento de la cobertura original del bosque de niebla.
La mayor parte de las zonas en las que antes se encontraba este ecosistema han desaparecido para dar paso a actividades antropogénicas como la ganadería y la agricultura, con lo que se ha perdido una enorme biodiversidad.
No obstante, existen cultivos que se manejan bajo el concepto de agroforestería, que contienen plantas leñosas perennes como árboles, arbustos, palmas o bambús, que brindan algunos de los beneficios que dan los bosques.
La creciente demanda de alimentos a nivel mundial y la consiguiente apertura de tierras para su producción, ha ocasionado que las áreas boscosas desaparezcan a una velocidad de 13 millones de hectáreas anuales, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), lamenta.