Xalapa, Ver.- El Covid-19 sigue cobrando la vida de médicos entregados a su profesión. Uno de ellos es Modesto Martínez Bello, quien a sus 52 años atendía en Las Vigas de Ramírez, un lugar donde aún hay quienes no creen que la enfermedad sea real.
Además del amor a su profesión, era un padre ejemplar de Milka y Modesto, de 12 y 13 años de edad, comparte Lorena Maldonado Yunes, su viuda, para quien es importante recalcar que el virus está presente y no hay que confiarse ni esperar que haya una ausencia en casa para ser responsable con los tiempos que toca vivir.
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Lorena Maldonado piensa que también es necesario concienciar a las personas de que el personal de salud no es nada más héroe en crisis sanitaria, es también un esposo, un padre, un amigo, un hijo que con su partida deja sueños truncados y heridas muy difíciles de cicatrizar.
En el caso de Modesto Martínez, quien falleció el 30 de julio de 2021, era originario del municipio de Altotonga y decidió estudiar en Xalapa el bachillerato y luego en la Universidad Veracruzana, a pesar de las carencias económicas.
Miembro de una familia numerosa, integrada por ocho hermanos, realizó sus estudios profesionales pero también trabajaba para sus gastos personales y apoyar a su mamá, Beatriz Bello, quien enviudó siendo aún muy joven.
Modesto checaba la presión en la céntrica calle de Enríquez para poder aumentar sus ingresos y los fines de semana se trasladaba a su tierra natal para ayudar a su mamá en una carnicería.
Su vida no fue fácil, dice su viuda, quien afirma que la del médico es una familia donde impera la cultura del esfuerzo: “Allí se formó un hombre responsable, justo, persistente, que luchaba por sus objetivos. Un buen padre y esposo”.
A tres meses y medio de su partida, los recuerdos se agolpan, pero destaca de entre todos ellos que 2012 fue especial, pues el médico logró entrar al Instituto Mexicano del Seguro Social, a la clínica 11 de Xalapa, donde radicaba, pero en la pandemia lo mandaron a Las Vigas.
“Allí atendía a todas las personas que llegaban. Él era muy sano y siempre se cuidó mucho, sobre todo porque mi hijo y yo somos asmáticos”, narra Lorena, quien igual que sus dos pequeños, adquirió el virus, pero solo su esposo tuvo complicaciones.
Recuerda que el 15 de julio manifestó gripe, sin embargo, poco a poco fueron aumentando los síntomas y bajó la oxigenación, hasta llegar a 65. Fue hospitalizado e intubado; solo un día permaneció en esa condición.
Laura Maldonado reitera que contar su historia tiene que ver con enviar el mensaje a quienes no se cuidan, lo hagan, pues se debe decir cuantas veces sea necesario: el Covid-19 se puede complicar con fatales consecuencias.
“En la casa nunca volverán a ser las cosas iguales. Se quedaron pendientes proyectos, sueños y la oportunidad para Modesto de ver crecer a sus hijos, quienes ahora vivirán lo mismo que su papá: la ausencia paterna desde la adolescencia", indica.