Veracruz, Ver.- Entre llantos y pataleos, Sebastián se para en la puerta de su casa sin poder entender el por qué se suspendieron sus actividades al aire libre, ya no ha ido a sus consultas, no va a la escuela, más bien no se ha enterado que desde hace un año se declaró una alerta sanitaria por la pandemia del Covid-19 y por su protección, sus padres prefieren permanecer en casa para evitar cualquier riesgo.
Sebastián tiene 5 años y fue diagnosticado con trastorno de espectro autista, aún no ha desarrollado el habla y todas sus expresiones son a base de señales. Llora mucho, avienta lo primero que tiene a la mano, no lo entretiene nada, se pega y se lastima, no deja avanzar a su mamá con los trabajos escolares y su papá en medio de mucha frustración y tristeza lo abraza para tratar de controlarlo.
No soporta los ruidos del exterior y el ruido de la licuadora le provoca mal humor, incluso se tapa sus pequeños oídos. En este periodo de confinamiento, sus padres acondicionaron la sala de su casa como un cuarto de juegos con todas las cosas que le gustan al niño, incluida una televisión y un Ipad pero el pequeño no se entretiene con nada.
“Hemos caminado mucho, ha sido un proceso muy largo, hemos visitado neurólogos, terapeutas, el niño ha avanzado a su ritmo, pero ha sido muy difícil desde el momento que nos enteramos que nuestro hijo es autista pero en este confinamiento el niño se altera mucho, se ha vuelto muy sensible, más sensible y ha desarrollado una conducta agresiva hacia él, en su misma frustración de no hablar, de no saber expresarse se golpea, mi hijo está muy lastimado, se golpea con el puño", relató Gladys, mamá de Sebastián.
Además "no se ha sangrado pero mi esposo y yo vivimos una situación de mucho estrés; amamos a nuestro hijo pero es llanto y golpes del diario, tratamos de ser pacientes y sacar fuerzas porque él siempre vivirá con el trastorno y debemos esperar a que desarrolle el habla o aprender el lenguaje de señas para comunicarnos, aunque cada día diagnóstico que nos dan es difícil, sobre todo con la pandemia”, expresó.
Complicado encierro para menores
Monserrat Castillo Sánchez presidenta de la Asociación Ver Autismo A.C indicó que el encierro por la pandemia del Covid-19 ha sido muy complicado tanto para los niños con autismo como para sus familias.
Mencionó la especialista que la mayoría de los niños se han vuelto agresivos en su conducta porque, aunque hay casos de autismo funcional, algunos otros ni siquiera están conscientes de lo que está ocurriendo.
“Ha sido difícil principalmente para las familias porque los niños no se han enterado de que hay una pandemia, la gran mayoría no entiende y están estresado, se han vuelto agresivos, gritan por todo, son intolerantes porque perdieron su rutina y ellos son de llevar una rutina, ir a la escuelita, sus terapias, sus actividades al aire libre y ahora están encerrados”, dijo.
Además de que no son capaces de cuidarse porque los pequeños no toleran el uso de cubrebocas o mascarillas, esas cosas los ponen de mal humor.
“Los niños con autismo funcional si llegan a comprender que no pueden salir que estamos viviendo una pandemia y que no pueden salir, pero los chicos con autismo severo que no tienen comprensión no hablan no entienden y se vuelven agresivos e intolerantes, no comprenden, ellos solo quieren salir a hacer sus actividades, si para gente que puede decirse normal esta pandemia ha sido muy difícil, estamos hartos, estamos cansados, algunos a punto de volverse locos, pues para ellos es peor”, agregó la presidenta.
En ese sentido, en el marco de la concientización del autismo, Castillo Sánchez hizo un llamado al gobierno federal para promover una campaña de vacunación para este sector de la sociedad ya que en Estados Unidos las personas con autismo fueron de las primeras poblaciones vacunadas junto con sus cuidadoras.
“Las personas con autismo ya tendrían que estar vacunadas porque son personas que necesitan estar protegidas porque no saben lo que están viviendo, no saben guardar sus medidas y es una lástima que no los tengan contemplados en una pronta vacunación, están vacunando a los mayores, luego a los maestros, pero si vacunas a los maestros y no vacunas a los chicos que no saben cuidarse, es un verdadero riesgo,” señaló.
La entrevistada comentó que no existe un número exacto de la población con autismo y solo se habla de un aproximado de un niño por cada 100. Recordó que anteriormente el autismo estaba clasificado en varias etapas, pero ahora solo es autismo funcional y severo.
Según estudios, con el autismo funcional, las personas pueden llegar a desarrollarse y hacer una vida normal, incluso hay casos de personas que han llegado a formar una familia.
Sin embargo, el autismo severo, las personas tendrán que depender siempre de alguien que los auxilie y algunos deberán llevar una medicación.
“Las personas con autismo severo son las personas que siempre van a necesitar de alguien que los auxilie de por vida, nunca podrán ser dependientes, alguien tendrá que estar pendiente de su alimentación, su vestimenta, su higiene, todo eso es de vida, hasta que ellos mueran serán iguales, podrán llegar a aprender algunas cosas porque todos son diferentes, es un abanico muy grande”, reiteró.