El Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Xalapa, José Trinidad Zapata Ortiz, afirma que actualmente ya no todos quieren casarse, y algunos solo lo hacen “por la ley del monte o por el civil, pero no por la iglesia” porque la doctrina enseña que es una alianza para toda la vida y se debe vivir conforme la voluntad de Dios.
En su homilía dominical en la Catedral Metropolitana de Xalapa, llama a los jóvenes a realizarse dentro de la atmósfera del amor divino y de familia, pues ese es el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia.
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Explica que el matrimonio ha tenido “diversas realizaciones” y en varias de ellas, la mujer es la que sale perdiendo porque no se le considera de igual valor, con la misma dignidad y los mismos derechos.
“Y en muchos casos es dejada como dice el evangelio de San Mateo por cualquier motivo y esa pregunta le hacen a Jesús los fariseos, le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa, y Jesús les dice, qué les prescribió Moisés y dicen ellos, Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acto de divorcio a la esposa y ahí está una distorsión (…) cuando no se quiere vivir el designio cambiamos la forma, cambiamos la modalidad de realización de una institución querida por Dios como es el matrimonio y la familia”.
Señala que Jesús explicó que Moisés determinó esto debido a la “dureza del corazón” de ustedes y remarca que esa afirmación “vale para todos los tiempos”.
“Toda la distorsión que se pueda dar en torno al matrimonio y la familia en estos tiempos modernos, aquí está la respuesta de Jesús, es debido a la dureza del corazón del hombre. Y de hecho el matrimonio como la familia está socavado en estos tiempos muchas veces por otras formas de pensar culturales y legales y aquí está la respuesta de Jesús, debido a la dureza del corazón de ustedes”.
Expone que cuando no se está comunión con Dios y no se quiere vivir como criatura de Dios, “uno se pone como señor de sí mismo, de la creación y de las leyes y las fuerzas naturales y uno quiere dominar y no ser dominado”.
Además, señala que el matrimonio según el designio de Dios es entre un hombre y una mujer, pues, aunque ha existido siempre con diversas modalidades, “el señor Jesucristo lo convirtió en sacramento, para nosotros no es solo la unión de un hombre y una mujer, sino que bendecido por Dios, es un sacramento, signo de la unión que hay entre Cristo y su iglesia. Si ya no hubiera matrimonios, si ya no trajeran niños al mundo y los bautizaran se acabaría la iglesia, la iglesia depende del matrimonio y la familia”.