Juan Rodríguez Clara, Ver.- La inseguridad que se respira en la carretera federal 145D, que va de La Tinaja a Acayucan, ha impactado de manera directa a vendedores de piña, cuyos negocios ambulantes se encuentran asentados en esta vía de comunicación.
Macrino es un vendedor de piña de los cientos que se ubican en ambos lados de la carretera. Acompañado de su esposa María Elena y su pequeña hija Violeta detiene su camioneta a la altura del municipio de Juan Rodríguez Clara, acomoda cuidadosamente varios kilos de piña y junto coloca una mesa en la que pone los instrumentos para hacer jugo y para picar la fruta. Tras varios minutos de faena, se sienta a esperar los clientes que llegan cada vez más espaciados. “Ya son vacaciones y deberían estar buenas las ventas, pero no, está diferente”, aseguró.
Entrevistado bajo el árbol en el que se refugia la familia completa, Macrino le atribuye el problema a la inseguridad, pues aunque diariamente siguen transitando miles de automóviles, son pocos los que estacionan el vehículo y bajan a comprar la fruta fresca.
El hombre platica que en su caso, a los clientes les da seguridad el verlo acompañado de su esposa y su hija en el negocio en el que ofrece el producto entero, picado o en jugo, ya que piensan que es menos probable que se trate de una estrategia para asaltarlos. “Es el problema de la delincuencia que tiene a la gente asustada y poco se atreven a bajarse. La gente tiene miedo de que les roben el coche o a ellos y prefieren seguirse derecho”, refirió.
El olor a piña madura invade el ambiente en el que pasan 12 horas diarias, de 8 de la mañana a 8 de la noche y en el que la pequeña Violeta está creciendo. Con los sembradíos de fondo el vendedor reconoce que no sólo se trata de un problema de seguridad, sino también económico, ya que las familias no están viajando tanto como otros años y además, aquellos que sí se detienen a comprar tienden a regatear o a comprar menos debido a la crisis. “La gente está gastada y eso hace que compre menos. Piden sólo una bolsa de fruta para toda la familia, cuando antes a cada miembro le pedían una. Además, viene la compra de útiles y uniformes que deja gastadas a las familias”, dice.
Sin embargo, y pese a la crisis, en total viene sacando unos 150 pesos al día, con suerte 200 pesos y en fechas muy buenas, unos 250. Esta cifra significa más dinero de lo que gana como jornalero, ya que por la siembra de mil piñas recibía apenas 150 pesos, y la venta del producto representa un monto igual —o mayor— y menos desgaste físico para él.