Vega de Alatorre, Ver.- Imagínese usted llegar a un restaurante ubicado a la orilla del río, donde el viento sople y la comida sea exquisita, pero mejor aún que el sitio sea atendido por una persona cuyo humor hace que cada minuto ahí valga la pena. Arcadio León Luna, conocido como el “Paisa”, es un personaje amado y conocido en la región.
El característico sentido del humor de este personaje, que atiende a todos los clientes por igual, logra que cada persona quiera regresar a su restaurante que se especializa en mariscos y que se ubica pasando el vado en la carretera que dirige a la playa.
Sentado junto a su esposa Narcisa Guevara Landero, a quien por cariño le llaman doña Chicha, nos recibe amablemente en su negocio y decide platicar con nosotros.
“Aquí hemos estado por más de 50 años ‘paisa’, de este negocito logramos mantener y sacar adelante a nuestros hijos, este lugar nos ha dado mucho, tenemos que agradecer a Dios por tanta bendición”, comienza la plática.
Vestido con un pantalón, calzado cómodo y una playera blanca, continúa su relato diciendo que su esposa ha sido una bendición para él, pues sin ella su familia nunca habría salido adelante.
Nos sentamos en una mesa que da a la orilla del río, a un costado hay lanchas, algunas se utilizan para dar recorridos a los visitantes, otras son para la pesca, activad que el “Paisa” sigue realizando sin importar que cuenta con 80 décadas.
En esa parte se pesca el camarón, de este lado hay jaiba y más al centro, por donde están los manglares están los bancos de ostión, este sitio es maravilloso
Cada día para él es diferente, en ocasiones se dedica a la captura de jaiba, al siguiente día acude a los bancos de ostión y cuando es temporada o no existen veda, decide tirar sus atarrayas para extraer camarón.
Para cualquiera de estas actividades toma una de sus lanchas y con los primeros rayos del sol sale del restaurante en busca de alguno de estos alimentos que son servidos en las mesas de los clientes.
En la parte trasera de la mesa donde estamos sentados hay un pequeño muelle con un lavadero y en el agua del río varias rejas donde el “Paisa” tiene jaibas y ostiones, productos que saca para prepararlos al instante en que el cliente lo pida.
Se levanta con cuidado porque hace algunos años tuvo una intervención en la rodilla y debe cuidarse, y se acerca a las rejas que saca con la ayuda de un gancho. De ellas saca algunas jaibas y ostiones con la intención de mostrar al fotógrafo la práctica que ha adquirido en la preparación de estos alimentos.
El ostión es uno de los alimentos que mayor demanda tiene y para su familia significa un ingreso económico importante. “A veces abríamos hasta mil ostiones diarios, mi esposa y yo hacíamos el trabajo, ella también se metía al agua para sacarlas y luego las abríamos, con eso teníamos dinero para sacar adelante a los hijos”, relata.
Asegurando que el ostión es el mejor afrodisiaco del mundo, comenta entre risas que por causa de este platillo que es una de las especialidades de su restaurante, tiene varios compadres y clientes locales, nacionales e incluso extranjeros.
Le pide a su esposa algunas salsas y limón para preparar una orden de ostiones. Llega una familia de tres personas al restaurante, “Paisa que gusto de verlo, ¿va a querer ostión?, ¿un coctelito?, ya sabe, pida que aquí las muchachas lo atienden rápido”, se dirige al padre de familia.
La mesera se acerca para atender a la familia y el “Paisa” le dice: dale algunas cortesías para que quede contento, ya es cliente y se le debe tratar con mucho cariño.
Además del ostión, en el negocio ofrece amplia variedad de mariscos, que en su mayoría son preparados por su esposa, mientras él se encarga de realizar los paseos en lancha por los manglares o de realizar la limpieza del sitio con la ayuda de uno de sus hijos.
El “Paisa” no sólo es conocido por su labor en el área de la gastronomía, sino también por su amabilidad, calidez y buen corazón, pues siempre está dispuesto a ayudar a los demás y a dar lo mejor que tiene.
Su conversación es amena, llena de historias, relatos, experiencias y risas, pues las bromas son parte de su personalidad, esa que provoca que apenas salgas del restaurante y quieras regresar.