“¿Qué vamos a hacer?”, dicen con asombro e incertidumbre mujeres y hombres que salen a comprar frutas, verduras, lácteos y carnes frescas a los mercados ambulantes con la idea de que encontrarán mejores precios.
“Esta situación es insostenible”, “Ya aunque le busquemos no se puede” y “No es broma, hacer las compras ya me da dolor de cabeza” son algunas de las expresiones de compradores que en la segunda quincena de enero afirman encontrar todo más caro.
Y es que además de que el kilo de cebolla y jitomate se ha mantenido por un mes entre los 35 y 55 pesos, dependiendo de la calidad, ahora también se incrementaron los precios de los nopales, calabacitas y papas, las verduras a las cuales la mayoría dice recurrir para hacer rendir los guisos.
Precios de verduras y frutas en mercados
Actualmente, el kilo de calabacitas vale entre 38 y 47 pesos; la papa, entre 20 y 45, y los nopales subieron al doble; los rollos de 10 pesos mantienen su precio pero no la cantidad de piezas.
En recorrido por el mercado de la calle Toluca, donde hay una mayor cantidad de opciones, y el mercado de la calle Francisco Vázquez, a un costado del antiguo Salón Bazar, las opiniones son las mismas, hay preocupación tanto de compradores como de vendedores.
Al hablar de las frutas, comentan que regularmente las hay de temporada a costos reducidos, pero en estos momentos lo más barato es la naranja de jugo, a 15-20 pesos el kilo, y la papaya, a 13 pesos el kilo; los melones alcanzan los 40-50 pesos, mientras un kilo de “naranja reina” está, en promedio, en 40 pesos.
“Regularmente compran por medio kilo o un kilo, pero ahora se llevan tres jitomates, dos o una cebolla, diez pesos de chile. Sí se resiente, pero no queda más que aguantar mejores tiempos”, dice don Fermín, quien recomienda comer chayotes, “es lo único barato porque hasta la lechuga va para arriba”.
Don Carlos, quien tiene 20 años como comerciante, menciona que a él le gusta surtir “verdura de la buena”, aunque apenas y se gane unos pesos.
“Lo que me ayuda es que mis hijos ya están grandes”, comparte quien vende un kilo de pimiento morrón en 90 pesos y un kilo de champiñón en 100.
Algo que era común ver en los supermercados, ahora también ocurre en los mercados ambulantes: de encontrar un cuarto de sandía, ahora se puede comprar un octavo; hay mitades de melón y octavos de col morada.
A pesar del alto costo que conlleva tener algunos productos en casa, persiste la costumbre de destinar uno “dinerito” para comer unas gordas rellenas de chicharrón, un plato de pozole, una garnacha o una “pancita” caliente.
“Si no me consiento, yo, ¿quién…?”, dice Martha, xalapeña de 57 años quien a pesar de todo afirma que no hay comparación entre el gasto en un mercado ambulante y en un supermercado. “Siempre es más barato, más fresco y más bonito”, declara.