Xalapa, Ver.-Ayer la capital del estado tuvo un movimiento inusual al cotidiano desde el inicio de la pandemia. No es porque sea un fin de semana y quincena, sino porque nuevamente los jóvenes la hacen suya y, entusiasmados y nerviosos, se presentan en la sede indicada para presentar su examen de admisión a la Universidad Veracruzana.
Un sinfín de sueños e ilusiones hay en los aspirantes, pero en el mundo de los contrastes, hay quienes perciben que no será un buen día. Se trata de los comerciantes instalados a un costado de la Facultad de Medicina, a donde fueron reubicados por la contingencia sanitaria.
Y es que el movimiento no para en las primeras horas del día. Cientos de padres y madres han decidido acompañar a sus hijos en auto y el tráfico es lento. A través de las ventanillas de los coches se logra ver a los chicos con cubrebocas, uno de los requisitos indispensables para poder ingresar a la Unidad de Salud, donde además, pasan el filtro sanitario. Los hay también quienes llegan a pie, solos o con otros familiares, y eligen formarse en una de las dos filas que se han hecho para evitar las aglomeraciones.
El bullicio no para. Pues a pesar de que el tráfico les afecta para que lleguen más clientes, los comerciantes de Orgullo Mexicano AC hacen lo suyo, ponen música y ofrecen sus productos.
En situación similar están las universidades particulares, algunas de las cuales promocionan su oferta educativa y se anuncian como alternativa, con descuentos de hasta el 50 por ciento en inscripciones y distintos planes de becas.
Universidad Pública
A pesar de sonar atractivo, muchos jóvenes no lo ven como opción. Es el caso de María del Rosario Pineda, originaria de Martínez de la Torre, quien quiere estudiar Derecho pero en su casa no hay posibilidades de costear una escuela privada. "Sí estudié mucho, pero si no alcanzo lugar, me pondré a trabajar. Mis papás me dijeron que pública o nada. Y pues ya esperaría al próximo año", dice resignada.
Diego Chimal tampoco está interesado. A sus 18 años, el nativo del municipio de Cosautlán quiere ingresar a la carrera de Administración de Empresas. En el futuro se vislumbra al frente de un gran negocio o como emprendedor, pero si los resultados no lo favorecen, tendrá que trabajar.
Formado en la sede de la Facultad de Economía, Diego menciona que si queda en la máxima casa de estudios del estado, viajará diariamente a Xalapa, lo que implica, si no hay contratiempo, dedicar dos horas exclusivas para el traslado.
En este mismo sitio está Ismerai Hernández con su mamá, la señora Ariadna, ambas dicen estar nerviosas pues la aspiración es estudiar medicina, una carrera con alta demanda. Sin embargo, no mengua el entusiasmo y de ser admitida, sus papás, ambos empleados, trabajarán lo suficiente para que su hija salga adelante.
De lo contrario, Ismerai tampoco piensa en una escuela privada. Tendrá que trabajar. Los nervios son notorios en otros aspirantes, pero no sucede igual con un pequeño grupo, donde ríen y bromean. Se trata de los primos Fernández. Ellos estudiaron juntos y se muestran optimistas.
Mientras Francisco y Óscar quieren estudiar Derecho, Luis quiere Ingeniería Civil. Igual que los otros veracruzanos, si no obtienen una matrícula, trabajarán. Entre risas, Óscar dice que volver a presentar examen dependería de cómo se fueran dando las cosas, porque si le va bien en lo laboral, ya para qué lo intentaría.
Mientras comparten sus planes, en una pantalla aparecen las imágenes de universidades con buena infraestructura y es constante un mensaje: "No importa si caes, el chiste es volver a comenzar". También hay café y donas con canela espolvoreada para hacer más llevadera la espera. Es cortesía de escuela privada.
En Contaduría, igual que en la Zona Universitaria, Salud y Humanidades, es constante el encuentro con quienes entregan propaganda y lapiceros. No son solo jóvenes contratos especial mente para la ocasión, esta vez han salido profesores y personal administrativo.
Ante el golpe que ha significado la pandemia, hay deserción y es tiempo para buscar incrementar el alumnado.
Al respecto, el maestro Apolinar Osorio Mejía dice que todas las universidades son buenas opciones y que va más allá del prestigio y hasta de los catedráticos.
"Los maestros solo somos portavoces de lo que será su aprendizaje y generamos un vínculo entre el alumno y el trabajo, a él corresponderá captar el conocimiento y después aplicarlo en la vida laboral", manifiesta con folletos en mano, igual que Enrique Bello.
Tecnología
Dos xalapeños vislumbran el futuro con esperanza. En una época en la que la tecnología y el acceso a dispositivos electrónicos es imperante, Alejandra Ramírez Zárate busca estudiar Redes y servicios de cómputo, y Miguel Rincón va por Computación. Es lo de hoy y es el futuro a corto y mediano plazo, dice.
A diferencia de los entrevistados, él sí tiene un plan "b", en junio presentará examen en la Universidad Tecnológica del Centro de Veracruz, en el municipio de Cuitláhuac, pues allí también tienen el programa educativo que quiere.
La fecha en cada una de las vidas de los jóvenes aspirantes que van por uno de los 17 mil 265 espacios en 207 programas educativos es ya histórica, lo es también para Tonanzzin Rodríguez, quien con su abuelita, doña María, arrancó este día su micronegocio.
En una pequeña caseta, es el primer día que ponen a la venta antojitos, tacos de guisado y bebidas refrescantes. Igual que los aspirantes a la UV, esperan que el próximo ciclo escolar traiga aparejado un gran crecimiento en todos los sentidos.