En 2022, desde tres hasta 12 días al mes sin agua han tenido que enfrentar habitantes de las colonias El Naranjal, Valle de los Pinos y Lomas de Sedeño, ubicadas en el norte de Xalapa, con impacto en hábitos de higiene y en economía.
Pagar el llenado de garrafón para aseo personal es solo una de las opciones que tienen quienes no cuentan con depósitos para almacenamiento de agua. Ya sea con vecinos o en purificadoras cercanas, la inversión en tiempo de estiaje ha alcanzado los 300 pesos semanales en una familia de seis integrantes; cada garrafón les cuesta 10 pesos.
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En recorrido por la zona, algunos vecinos dicen haber enfrentado la escasez de agua durante años pero coinciden en que 2022 ha sido peor; además, refieren que hay muchos casos donde el cobro por el servicio de agua mensual es “una burla”.
“Tengo agua cada tercer día pero eso sí, el recibo no baja de los 400 pesos; fui a preguntar a CMAS y me dijeron que a lo mejor había fuga, revisaron y al siguiente mes me llegó de 600”, dice enojada una de las usuarias de la calle Pomelo.
El mismo caso afirman enfrentar personas que habitan en Valle de los Pinos, donde hay quienes han pagado hasta 350 pesos mensuales a CMAS por tres o cuatro días de abasto. En los límites de El Naranjal con Valle de los Pinos, habitantes aseguran que durante los últimos seis meses la problemática ha empeorado por trabajos a cargo de Obras Públicas.
Manifiestan tener fe en que realmente haya beneficios en un futuro, pues la obra es por rehabilitación de red de agua entubada y alcantarillado sanitario en la calle Pomelo Rojo, entre Pomelo Amarillo y Prolongación Tulipanes.
Hay quienes dicen haberse olvidado del problema pero tuvieron que hacer inversiones para adquirir entre tres y cuatro tinacos, comprar cisternas o construir aljibes o tanques.
¿Cómo se bañan las familias que no reciben agua en Xalapa?
“Si no hay agua y estoy en fin de quincena, me aseo como puedo, racionando el agua para mí, mi esposa y mis dos hijos”, expresa don Fermín, quien comparte que su vida en Xalapa en cuanto al servicio de agua “siempre ha sido una pesadilla”.
Originario de Misantla, su primer domicilio en la capital del estado fue en la colonia Progreso y después en la Culturas Mexicanas, donde también pasaba varios días sin agua –dice–.
“Yo creo que en esta ciudad, algunos más y otros menos, pero todos hemos tenido que enfrentarnos a las llaves secas, sin gota de agua, pero con los cobros puntuales por el servicio”, sostiene.
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En Valle de los Pinos algunos declarantes mencionan que en sus casas solo barren: “No hay agua para trapear ni para lavar patios o banquetas; cuando llueve aprovechamos”.
“Antes sufríamos más en los tandeos, pero este año -2022- está más duro; si no tienes para comprar donde guardar agua tienes que comprarla y hacerla rendir lo más que se pueda. Esto ya no es vida”, expresa Catita, una de las vecinas que más años tiene de vivir en Valle de los Pinos, donde en “buenos tiempos”, a la semana tienen agua un día sí y tres o cuatro no.
Gastan presupuesto familiar en garrafones
En la zona norte de Xalapa ya hay colonias donde algunas familias invierten el 30 por ciento de sus ingresos en la compra de agua para bañarse; la escasez de agua en la capital del estado, dice experto, es uno de los problemas que debe ser atendido de manera inmediata.
De acuerdo con estudio de vulnerabilidad ante el cambio climático presentado en el cierre del Seminario Permanente de Sustentabilidad y Derechos Humanos, en esta misma zona hay quienes enfrentan no un peligro sino varios peligros acumulados ante el crecimiento desordenado.
Sergio Alfredo Angón Rodríguez, coordinador de CityAdapt y colaborador del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, da a conocer que en las colonias Revolución, Naranjal y Valle de los Pinos hay quienes están en tandeo permanente y, en Valle de los Pinos, cuentan con el servicio de agua una vez a la semana.
Encuestas indican que las familias tienen un ingreso mensual aproximado de 4 mil 300 pesos, de los cuales el 30 por ciento está destinado a comprar agua para rellenar garrafones de agua de bajo costo para higiene personal.
“Ese es el grado de desigualdad en Xalapa. No podemos hablar de una ciudad en desarrollo o desarrollada, la capital del estado, la Atenas Veracruzana, si por lo menos una persona no tiene acceso igualitario en condiciones de equidad a servicios básicos como el agua”, expresa.
El especialista en desarrollo sustentable enfatiza que Xalapa está en la categoría de “ciudad con alta vulnerabilidad al abastecimiento de agua” al depender el suministro de lugares externos.
Recuerda que el 60 por ciento del agua proviene del río Huitzilapan, que está en Puebla; el 38 por ciento del río Pixquiac, de municipios de Tlalnelhuayocan y Acajete, con nacimiento en el Cofre de Perote, y solo el 2 por ciento es de manantiales de la zona rural de El Castillo.
“Por supervivencia toda la población debería tener ya una conciencia sobre la vulnerabilidad en la que se encuentra si prácticamente toda el agua de consumo es de fuentes externas”, indica.
¿Cómo proteger el agua que queda?
En la actividad organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad de la Universidad Veracruzana (CoSustenta UV), Sergio Angón aclaró que no se trata de ser alarmistas sino realistas e iniciar las acciones para evitar más daños.
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“Con barrer el frente de la casa, cuidar el agua, hacer composta… ya estamos haciendo algo”, sostiene quien cuenta con experiencia en conservación de los recursos naturales.
Destaca la importancia de las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN), que “aprovechan la naturaleza y el poder de los ecosistemas saludables para proteger a las personas, optimizar las infraestructuras y salvaguardar un futuro estable y biodiverso”.
Enfatiza que estas soluciones pueden resolver más de un problema a la vez, son más económicas y tienen múltiples cobeneficios. ¿Pero que se tiene que hacer para que sean tomadas en cuenta?
“Para que se abra una ventana de oportunidad y entren a las políticas públicas se tiene que demostrar a los tomadores de decisiones que sí son efectivas y son de un costo menor a lo utilizado hasta ahora”.
Movilidad urbana no motorizada, sistema de captación de agua de lluvia, jardines infiltrantes, humedales artificiales y trabajo con ganaderos en la cuenca son solo algunos de los ejemplos.
La apuesta, dice, es lograr que los tomadores de decisiones y la ciudadanía en general cambien su percepción en cómo ven a la naturaleza y su convivencia con ella para tener una reconexión.
Añade que se requieren mecanismos de participación ciudadana para que la mayor cantidad de personas estén involucradas en el diseño e intervención del monitoreo y evaluaciones.
“Se requiere que las personas más vulnerables estén enteradas y que la academia tenga una mayor responsabilidad para comunicar de manera clara, concisa y amigable”, considera.
A las personas interesadas en conocer el estudio, Sergio Angón las convoca a visitar https://cityadapt.com/estudios-de-vulnerabilidad/
Explica que estos estudios de vulnerabilidad permiten identificar las áreas de mayor peligro ante eventos relacionados con el clima como derrumbes, deslizamientos, inundaciones, etc., en función de la exposición, la sensibilidad y la capacidad adaptativa del territorio analizado.
“Se puede estimar el riesgo de pérdida de servicios ecosistémicos y por lo tanto las necesidades potenciales de adaptación al cambio climático. Se trata de una base para diseñar e implementar soluciones basadas en la naturaleza para fortalecer la resiliencia de las comunidades en sistemas urbanos y periurbanos”.