Córdoba, Ver.- Muchas veces la amistad llega a romper barreras y crea vínculos pese a ser de diferentes tipos de sangre, Arturo, un joven originario de Coscomatepec narró su experiencia sobre el trasplante de órganos, pues hace 7 años su amiga Cristina requería de un riñón y él no dudó en dárselo, esto para que en un futuro pudiera seguir su amistad.
Arturo Loyo Jiménez, tenía aproximadamente 23 años cuando conoció a Cristina, esto porque la hermana de ella y él eran mejores amigos, fue allí donde supo de la historia de esta joven quien padecía insuficiencia renal y como cercano a la familia de estas hermanas le tocó vivir una experiencia muy triste.
Narró que los años pasaron y se enteró que a Cristina la iban a dializar, pues su problema de salud se había complicado y existían dos alternativas para poder prolongar su vida, otra opción era un trasplante o donación de riñón.
Él hasta la fecha no supo si en aquel momento los familiares de su amiga se habían hecho estudios, pero tomó la iniciativa y en conjunto con Cristina viajaron a Veracruz, fue allí donde un médico cirujano del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) les explicó el proceso, estudios y cuidados que debía de tenerse para hacer un trasplante.
Con muy pocas posibilidades de ser compatibles pues no llevaban la misma sangre, luego de estudios y análisis resultó que Arturo pudo darle a su amiga la esperanza de vida que ella tanto anhelaba.
“Seguimos el protocolo y vimos a un cirujano en Veracruz y él nos dio las bases para hacer el trasplante y luego de ellos nos dieron la información, se llevo un año entre estudios, pruebas y al final resultó que yo fui compatible pese a que no teníamos la misma sangre”.
Un 20 de noviembre del 2013, Arturo ingreso al IMSS de Veracruz donde se realizó el trasplante, recordó entró al quirófano a las 09:00 am y según le contaron salió ya por la tarde noche, estuvo en quirófano de piso para revisión y posteriormente fue subido a piso donde permaneció 3 días más y al cumplirse los 5 salió de alta, en simultáneo Cristina esperaba el riñón que le cambiaría la vida para poder seguir con su familia, sus sueños y con aquel amigo que le fue incondicional hasta en sus peores momentos.
Sin embargo, por motivos personales Arturo tuvo que salir de Coscomatepec, dejando a su amiga Cristina y con el tiempo el contacto era menor hasta que llegó el punto de ya no tenerlo.
Desafortunadamente hace aproximadamente un año, Arturo recibió una llamada que le estremecería el alma y le hiciera pedir a Dios volver a su tierra, su amiga Cristina había fallecido y ya no supo si los casi 7 años más de vida que recibió, los pasó bien o mal.
“Cuando estaba en Quintana Roo recibí una llamada y fue allí donde me dijeron ella había fallecido, ya no pude verla y eso fue hace año y medio, pero sí vivió muchos años más, no se cómo hayan sido esos años, pero espero y confió en Dios que lo haya pasado de lo mejor y yo acá sigo”.
Ahora en su mente tiene los mejores recuerdos de su amiga, pues tristemente el perfil de redes sociales que tenía en aquellas fechas no lo pudo recuperar y es ahí donde tenía fotos, pero la experiencia de poder dar algo tan indispensable cuando alguien está vivo es un hecho que cambia la vida.
Mencionó no ha sido fácil vivir con un solo riñón pues debe de tener cuidados de salud y alimentación, pero está satisfecho pues supo que hace años su amiga estaba feliz y agradecida con él por el gesto que tuvo, y ahora ese gesto se volvió a él con más experiencias de vida y un ángel que lo cuida desde el cielo.
No obstante Arturo tuvo problemas con su familia, pues en aquel momento tenía 23 años y aunque ya era mayor de edad sus allegados se preocupaban por su salud, pero jamás desistió de la idea de poder salvar a su amiga, aunque esta vida fuera poca.
Hoy, recuerda esta historia pues ya se conmemora otro año más y esta acción le ha hecho cambiar su mente, porque no solo después de la muerte se puede dar vida con la donación de órganos.
Por ello, este joven llama a que este tipo de acciones se hagan con conciencia, amor y cuidados médicos, de la mano de un especialista, pese a que no se arrepiente y aunque tuvo que vivir un “duelo” psicológico con sus emociones luego de enterarse de la muerte de Cristina, sabe que algo puedo hacer para cambiarle la vida.
Él dejó un mensaje para todas aquellas personas que esperan un trasplante o donación y es que vivan su vida por muy corta o larga que esta sea, que estén cerca de Dios en todo momento., “con esto quiero hacer conciencia de que se puede salvar sin necesidad de morir, quizá no sea sano, pero cuando es por emergencias y por amor a una persona allegada a nosotros, todo vale la pena”
Arturo terminó la entrevista con la cita, "¿Qué es la vida sino la vivimos intensamente?, ¿Qué es la vida sino pensamos en ser mejores personas cada momento?. Venimos a vivir y disfrutar pero también a amar".