Xalapa, Ver.- Con casi un mes de encierro, los cinco integrantes de la familia López Maldonado comienzan ya a resentir los estragos del aislamiento social, pero también han creado una nueva rutina en la que todos contribuyen en el día a día. Con dos niñas de tres años y una joven de 19, desde el principio de la emergencia sanitaria tomaron la decisión de no salir de casa y han buscado la forma en que las tres hijas de la familia entendieran que el "Quédate en casa" era por su bien.
Leticia cuenta que el encierro ante la amenaza del Covid-19 lo inició su familia de manera voluntaria desde una semana antes del anuncio oficial de las medidas, por ahí del 13 de marzo. Y es que debido a que ella trabaja en medios de comunicación conoció desde un primer momento los riesgos que implicaba la pandemia y los estragos que había causado en otros países. “Debo ser honesta, me asusté mucho y fue ahí cuando dije ‘mi familia no sale’. Desde entonces nadie sale de casa, salvo yo”, precisó.
Aunque seguía yendo a la oficina, sólo lo hizo por unos días más, ya que habló con su jefe acerca del temor de contagiarse ella o a su familia, por lo que en pocos días comenzó a trabajar desde casa. “Estamos acuartelados en casa, es muy poco lo que salgo. La semana pasada fui a conducir tres días al noticiero y fue llegar a casa y hacer todo el show de desinféctate en la puerta, límpiate, cámbiate de ropa, zapatos o báñate antes de tocar a alguien en casa”, cuenta.
Sobre las dinámicas que su familia ha adoptado en medio del encierro, precisó que la mayor de sus hijas sigue atendiendo las tareas escolares y realiza sus trabajos vía internet. El resto del tiempo lo ocupa en ayudar con el cuidado de sus hermanas, un par de mellizas de tres años. “La mayor es quien más lo ha sufrido porque le dejan mucha tarea en la universidad y eso genera mucho más estrés.
Además, que al no poder salir no puede ver a su novio ni a sus amigas y eso le ha pesado mucho. Pero la verdad es que ayuda mucho con las niñas”, explica.
Las niñas también han tenido momentos complicados durante los días de aislamiento, cuenta Leticia. Las peleas entre ellas, los berrinches y las crisis emocionales se han vuelto cada vez más comunes e incluso el carácter de ambas se ha tornado más complicado y hasta violento. “Esta semana ya he notado que la están pasando muy mal, ya claman por ir al parque, mueren de ganas de ver a sus amigos. He visto que ya está siendo difícil y pesado para ellas, pelean más, gritan, se privan”.
CONVIVIMOS MÁS
Pese a todo esto, Leticia asegura que no todo es malo, ya que en medio de la epidemia se han conocido más como familia. Además, todos están bien de salud y con actitud para pasar más días en el encierro. Y es que, pronostica, el quedarse en casa seguirá vigente por varias semanas más. “No nos ha ido tan mal como a otras personas que he visto que ya están desesperadas. Yo llevaba varios años sin leer y estoy haciéndolo de nuevo, juego con mis hijas todas las tardes al menos una hora en el patio y nos estamos divirtiendo mucho, me dio tiempo de entrarle a un reto y bajar de peso y cambiar mis hábitos alimenticios”.
Reconoce que las responsabilidades laborales de los días “normales” habían provocado que se perdiera buena parte del desarrollo de sus pequeñas hijas y que esta emergencia se está convirtiendo en una oportunidad para volver a disfrutarlas. “La parte buena es estar aquí y darte cuenta cómo funciona tu familia y recuperar algo de que lo que te pierdes en el día a día, valorar lo que cada quien hace (…) Estoy más tranquila estando aquí, estamos seguros y conscientes de que vamos a pasar mucho más tiempo”. Finalmente, añade que el asunto económico es otra de sus preocupaciones, ya que el salario que gana fue reducido a la mitad y que ventas que realiza en sus tiempos libres se han reducido en casi su totalidad. “Aquí el problema es el dinero porque todo cuesta; al final espero que esto se componga un poco y que encerraditos estemos abonando al Quédate en Casa”, concluyó.