Veracruz, Ver.- Con plastilina empezó a elaborar pequeñas figuras de dinosaurios que veía en los libros y poco a poca la práctica lo llevó a perfeccionar el trabajo con el que hoy tiene su emprendimiento a sus 15 años de edad.
Bajo el sueño de llegar a convertirse en escultor, Farit Alberto Cruz Jiménez combina su emprendimiento con la música como integrante de la Orquesta Inclusiva de Veracruz donde toca el saxofón.
Los inicios de Farit en la escultura
En entrevista, Farit Alberto Cruz asegura que a él nadie le enseñó a elaborar las figuras, que aprendió solo viendo las imágenes en los libros y en su dispositivo móvil.
Explica que empezó trabajando con la plastilina play doh, esa que utilizan los pequeños del jardín de niños, pero actualmente trabaja la cera flexible con la que diseña dinosaurios, personajes de caricaturas y programas y otros que van solicitando los clientes.
El trabajo le apasiona tanto que quiere llegar a ser maestro de artes plásticas y escultor para seguir diseñando figuras y seguir ganando su propio dinero.
“Yo empecé a hacer figuras con plastilina, yo solito hacía bocetos, al principio mis figuras eran rusticas, sin color pero después empecé a combinar los colores y ahora estoy trabajando con una pasta, hago llaveros, plumas, clic, imanes de todo porque empecé a ver videos donde trabajaban la pasta moldeable y así fui perfeccionando el trabajo, quiero ser maestro de artes plásticas y escultor”, expresa.
El dinero que recauda de su emprendimiento lo utiliza para pagar sus tratamientos y terapias ya que padece un trastorno neurológico.
Farit también comparte el gusto por la música, pues relata que cuando se integró a la Orquesta Inclusiva empezó tocando las maracas y actualmente es el encargado del saxofón, instrumento que requiere una precisa coordinación de los dedos para tocar las notas correctas.
Un niño con discapacidad, te cambia la vida
Teresa Jiménez Noguerola madre de Farit, menciona que su hijo aprendió solo a diseñar las figuras, empezó como un juego hasta que un día le dijo que sería escultor.
“Me dijo yo quiero ser escultor y no se la quitado esa idea, empezó chiquito con las plastilinas de esas especiales para los niños, es fanático de los dinosaurios y comenzó a diseñarlos, ya luego veía en la computadora videos y tutoriales y así empezó, primero los hacia muy rustico sin detalles ni colores, pero fue perfeccionando la técnica (..) Yo la verdad no lo ayudo, no es lo mío”, expone.
Menciona que trabajar con la pasta flexible ha llegado a desesperar a Farit, sin embargo le echa todas las ganas para crear las figuras y poder venderlas en ferias o con amistades.
Explica que Farit es un niño diagnosticado con autismo funcional y trastorno del aprendizaje por lo que se siente orgullosa de que a pesar de su condición sea capaz de crear arte con sus propias manos y tener aspiraciones como cualquier niño.
“Yo no lo médico, él está controlado gracias a las terapias que lo han ayudado mucho, la verdad es que tener un hijo con una condición como esta te cambia la vida, de repente no sabes cómo enfrentarlo, no sabes cómo será la vida pero ellos te ayudan a mejorar, aprendes mucho, a tener empatía, yo no sabía del autismo, no sabia que era y tuve que dejar muchas cosas y me costó levantarme, ¿Qué hago con mi niño? Lo que nos ha ayudado a salir es dando todo el amor”, puntualiza.
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Comenta que debido a la condición de su hijo tuvo que renunciar a su trabajo y laborar por su cuenta para generar ingresos que puedan pagar el mantenimiento de su casa, la comida y lo que se presente. “Me dedico cien por ciento a él, antes trabajaba en laboratorios pero tuve que renunciar, ahora trabajo por mi cuenta vendiendo por catálogo, ropa, zapatos, en casa vendemos refrescos, hielos, ahí le vamos buscando para salir adelante”, refiere.
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