Este día, cientos de católicos siguen arribando a la Catedral Metropolitana de Xalapa para visitar y orar en la tumba de san Rafael Guízar y Valencia para pedir su protección.
San Rafael Guízar y Valencia, ¿cómo es la visita de católicos en Xalapa?
Ahí ante seminaristas y sacerdotes, el arzobispo de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong les pidió llevar una vida de respeto a tres cánones: pobreza, obediencia y castidad. Los llamó a ser un fuego ardiente, a enfrentar los retos con pasión y creatividad y a no ser comodines.
Este jueves, tras la llegada de miles de peregrinos durante la tarde y noche del miércoles, las puertas de la Catedral siguen abiertas y se realizan misas cada hora para recibir a las familias que llegan ante el sepulcro.
Afuera del templo, en las escalinatas permanecen los comerciantes de productos religiosos: rosarios, pulseras, imágenes, calcomanías, veladoras, entre otras, todos referentes a san Rafael Guízar y Valencia, de pan de fiesta, alimentos y otros productos como ramos florales.
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La logística que realizan personas laicas para apoyar a mantener el orden para ingresar y salir del templo sigue. Al ingresar a la sala de la tumba hay dos jóvenes están en el interior de ese espacio y que apoyan a los fieles a encender y colocar las veladoras que llegan. Algunos fieles piden que se encienda con el fuego que alumbra al sepulcro y así llevarla a su casa.
Hay una entrada constante de personas que llegan a la tumba. Se quedan por espacio de 10 minutos, en promedio, para orar o colocar fotografías o artículos como rosarios y pulseras en la parte posterior a la tumba para pedir algún milagro que tiene que ver con la salud de algún familiar.
Ser sacerdotes es una misión profunda
A las diez horas se realizó una misa en la catedral, por parte del arzobispo de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong, en la que participaron los sanitaristas del Seminario Diocesano de Xalapa y de los sacerdotes formadores.
En su sermón, el arzobispo expuso que el camino para la formación sacerdotal no es fácil y que los jóvenes que entran al seminario no lo hacen porque quieran una vida cómoda, fácil o estándar. “Uno deja familia, carrera y muchas cosas porque hay algo más grande que arde en uno”.
Por ello los exhortó a seguir la aventura de ser obedientes de principio a fin, siguiendo a Jesús y obedientes como Jesús.
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“Aunque a veces haya cosas que nos pide Dios, que son complicadas, debemos hacer la voluntad de Dios, uno descubre la belleza de obedecer sacerdotalmente. Porque gracias a nuestra obediencia, Dios nos abre horizontes donde somos personas que con esas situaciones aprendemos de la vida. Sigamos a Jesús, pero como una aventura. Sean pobres como Jesús, obedientes como Jesús, castos y célibes como Jesucristo”.
Los llamó a ser como San Rafael, que vivió amando a Dios Padre, sintiéndose amado, repartiendo el amor de Dios Padre. En el que ardió la llama de ser misionero, que nunca se apagó.
Les habló a los seminaristas que después serán sacerdotes a seguir a Jesús que significa trabajar todos los días y seguir tres especificaciones sagradas que son vivir en la pobreza, en la castidad y la obediencia.
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