El vino natural no es una moda ni una novedad, es una vuelta a su forma más ancestral con un futuro prometedor para emprendedores y para restauranteros que los incorporan en sus cartas, expresa en entrevista Emiliano Rivera, impulsor de esta industria en Xalapa.
Volver a los orígenes tiene que ver con la conciencia de ocasionar el menor impacto posible al medio ambiente, explica el emprendedor de 32 años, quien en la capital del estado ofrece vinos naturales y orgánicos, nacionales y de Nueva Zelanda y Sudáfrica. Explica que a diferencia de los vinos comerciales, que no tienen más de cien años en el mercado, los naturales son ancestrales, alejados de aditivos y agentes químicos para control de plagas.
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¿Cómo se hacen los vinos naturales?
En su cosecha y producción, detalla, se utilizan abonos de origen orgánico y se realizan de forma manual todas sus prácticas. Los vinos naturales, detalla, son cosechados sin necesidad de máquinas pesadas y se trata de producciones pequeñas, muchas veces biodinámicas; el resultado es un vino artesanal.
Aunque considera que es apreciado por personas de distintas edades, es entre los jóvenes entre quienes alcanza mayor popularidad y quienes también están dispuestos a pagar un producto que sí tiene un costo más elevado.
En la Barra de Vinos Naturales, ubicada en Bremont 33, Emiliano Rivera da distintas opciones; una botella puede alcanzar los 800 pesos y una copa tiene un costo que va de los 100 a los 120 pesos.
“Son vinos que normalmente no se encuentran en la ciudad y los consumidores salen satisfechos por probar algo nuevo y saber que apoyan una industria que tiene un poco más de conciencia”.
La mayoría de quienes los toman se alejan del consumismo industrial y de los productores para quienes es más importante el dinero y no necesariamente tienen en cuenta las afectaciones al medio ambiente, dice.
En búsqueda de la homogeneización del sabor, observa que los enólogos han optado por aditivos que garantizan un resultado constante todos los años, independientemente del clima o el rendimiento. No hay conciencia de daños.
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En contraparte, en México cada vez hay más productores interesados en arriesgarse con uvas y mezclas diferentes, en despertar la curiosidad por probar vinos que no hay en los supermercados o en vinaterías y licorerías, expone.
¿Cómo es el sabor de un vino natural?
“Quienes los consumen se dan cuenta que son vinos más complejos, vivos, cuya fermentación continúa en la botella; por no tener tantos aditivos químicos caen muy bien al organismo”.
Aunque piensa que esta alternativa tomará tiempo en Xalapa, Emiliano Rivera la ve más como una propuesta de barrio, que genere inquietud en las personas dispuestas a probar vinos tintos, blancos y naranjas.
Actualmente en Barra Bremont, que abre de miércoles a sábado, de 18 a 24 horas, se pueden probar 15 vinos diferentes que se van rotando cada mes y medio; algunos de ellos son filtrados y en otros se pueden apreciar los sedimentos.
El xalapeño, quien forma parte de una familia restaurantera de San Miguel Allende, desde los 14 años de edad ha estado involucrado con alimentos y bebidas.
Comparte que recientemente cerró su restaurante en Montreal, Canadá, y está de vuelta en su tierra de origen, donde organiza actividades especiales y genera alianzas con chefs locales quienes, igual que él, se interesan por promover el vino en su forma más pura, elaborado con jugo de uva fermentado sin adulterar.