A 79 años de fundación, todavía está en funcionamiento el primer baño público de vapor de Xalapa, El Museo Marino, ícono de la ciudad que recibe lo mismo a niños, niñas y jóvenes que a notables personajes de edad adulta.
El Museo se ha vuelto sitio de visita habitual de atletas, deportistas, hombres y mujeres de distintas profesiones y oficios; hay quienes afirman tener al menos 50 años de disfrutar los beneficios físicos y mentales “del vapor”.
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¿Dónde se ubica El Museo Marino?
En recorrido por las instalaciones, ubicadas en la céntrica calle de Guerrero número 49, la caldera que funciona con leña se convierte en uno de los atractivos, tanto por el calor que emana como por el ruido característico de la lumbre.
Esta caldera fue adquirida por el fundador, Casimiro Esquivel Corona, quien en diciembre de 1944 tuvo la idea de brindar un servicio que después replicaron otras personas con los nombres de Xallitic, Edén, Paraíso, Torres, Tepeyac y Acosta, por mencionar algunos.
Con el paso del tiempo y la crisis vivida de 1990 al año 2000, poco a poco fueron desapareciendo, menos el pionero, salvaguardado por familiares tras el fallecimiento de don Casimiro, en 1981.
Mario, Anastasio, Lucía y Roberto… Son muchos los nombres de las personas que han participado; hoy es la familia Hernández, tercera generación de don Casimiro, la que se encarga de mantener el legado.
En la actualidad, los horarios más solicitados son los de las 7, 13 y 16 horas, aunque el servicio es hasta entrada la noche porque hay quienes pasan a relajarse después de su jornada laboral.
Érika Hernández manifiesta orgullo por formar parte de una familia que ha sabido sostener un espacio público en beneficio de los xalapeños y de personas de la región.
Contrario a lo que se pudiera creer, no es un lugar solo para personas adultas, se trata de una práctica compartida con las nuevas generaciones, tal es el caso de Roberto Blanco Carrillo, “Cacala”.
El primer futbolista xalapeño en jugar en primera división, justo el día del recorrido de Diario de Xalapa, acudió con su nieto Juan Pablo, de seis años, para que tuviera su primera experiencia en el vapor.
“Tengo más de 50 años de venir. Yo lo recomiendo mucho, te da limpieza, te relaja y ayuda en la parte física”, expresa el hombre de 75 años, quien opina que realmente El Museo es un museo de la capital del estado.
¿Cuáles son los beneficios?
Algunos de los beneficios que se atribuyen al vapor son la limpieza e hidratación profunda de la piel, la relajación de los músculos con disminución de la tensión y los dolores.
Además, se habla de una mejora en las funciones respiratorias, metabólicas y la circulación sanguínea, así como óptimo descanso nocturno.
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Quien visite El Museo por primera vez encontrará a la entrada la opción de disfrutar un baño individual, especial, turco o ejecutivo, y hay vapor seco y vapor húmedo. Los tiempos van desde una hasta dos horas y los costos fluctúan entre los 85 y los 140 pesos.
De acuerdo con lo expresado por Érika Hernández, hay quienes lo toman con fines ritualísticos de purificación, por eso hay ruda, romero, manzanilla y eucalipto, muy solicitados en fin de año.
Por recomendación de Protección Civil, las personas adultas mayores solo pueden asistir acompañadas; salvo esa restricción, hay invitación de la familia Hernández para disfrutar el legado de don Casimiro, nativo de Las Vigas y quien vivió en Puebla para luego autoadoptarse en Xalapa.
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Es descrito como un gran visionario para los negocios, pues su primer emprendimiento fue la venta ambulante de pescado frito para luego poner su propia pescadería.
Después vio la necesidad que tenían las personas foráneas de darse un baño y surgió la idea de dar el servicio público. Esos son los orígenes de El Museo Marino.