Por su perfil como empresario, el alcalde de Xalapa Ricardo Ahued Bardahuil no ha tenido empatía con el modelo de seguridad colaborativa implementado por Hipólito Rodríguez, expone Élfego Riveros del colectivo Radio Teocelo.
Enfatiza que en la administración pasada hubo avances notables en el trabajo contra la violencia, en labor a la que se sumaron asociaciones civiles, la academia y algunos actores de la sociedad. Ante activistas y líderes de la academia internacional, habló del trabajo efectuado en la capital del estado como parte del “Seminario sobre Violencia y Paz” de El Colegio de México, creado en 2014.
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Además de Xalapa, las ciudades de Apatzingán, Michoacán, y de Guadalajara, Jalisco, son objeto de estudio, análisis y búsqueda de la construcción de paz por parte del seminario.
Los participantes coinciden en que la violencia trasciende ideologías o lealtades partidistas y que para su solución se requiere de un diálogo y una convergencia entre Estado, sociedad y comunidad internacional.
Dan a conocer que su meta es generar conocimiento aplicado sobre la naturaleza de un fenómeno que por tener raíces domésticas e internacionales requiere de acciones de colaboración entre la sociedad organizada e instituciones del Estado.
“Los procesos colaborativos son una alternativa para interrumpir la reproducción de la violencia crónica”, sostuvieron en la sesión híbrida "¿Cómo colaborar entre organizaciones e instituciones para reducir violencias? Casos de Michoacán, Jalisco y Veracruz".
Además del representante estatal participaron Trevor Stack, de la Universidad de Aberdeen; Jenny Pearce, de la London School of Economics; Jacqueline Garza, de El Colegio de Jalisco, y Mónica Serrano, de El Colegio de México, quienes puntualizaron que todas las violencias importan, sean letales o no.
Subrayaron que la sucesión de actos violentos se reproduce en el tiempo y en los espacios de socialización cotidiana: hogar, escuela, trabajo y espacio público.
La tendencia, sostienen, es a la aceptación de la violencia como forma de interacción, además de que el Estado actúa como un agente reproductor de violencias.
Señalaron que la apuesta es a políticas intersectoriales que respondan a una atención integral de las personas afectadas por violencia crónica, y los objetivos comunes son hacia seguridad pública, salud, empleo, educación, cultura y servicios públicos de calidad.
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¿Cuáles fueron los sexenios fatídicos de Veracruz?
En el caso específico de Élfego Riveros contextualizó a los presentes. Apuntó que Veracruz entró en crisis en el periodo de Fidel Herrera y Javier Duarte, “dos sexenios en los que el crimen organizado tuvo contacto y negocios con los titulares del Ejecutivo”.
Expuso que posteriormente, Yunes Linares no logró establecer el mando único de las policías como lo había propuesto y, en 2018, con la alineación de los tres órdenes de gobierno –Morena- emergió Hipólito Rodríguez.
Sostuvo de 2018 a 2021 hubo un intento de hacer algo distinto con la inclusión de académicos y activistas, una colaboración en la que se tomara en cuenta el papel de los investigadores en una nueva policía con base en el nuevo modelo de Policía de Justica Cívica.
Mencionó que hubo avances parciales en la capital durante ese periodo pues se creó el cuerpo policiaco con perspectiva de derechos humanos buscando más que reaccionar, prevenir; además, destacó el modelo de proximidad social, trastocado por el cambio político al final del periodo 2021.
Nombró además los espacios de reflexión que se fortalecieron con la Subdirección de Protección de Delitos, así como el impulso a la creación de redes vecinales que empezaron a funcionar en colaboración con la policía.
Por el lado de la plataforma de seguridad humana, dijo que se han aliados varias asociaciones para formar un colectivo y serán resilientes para seguir buscando la colaboración.
Los ponentes apuntaron que México padece más fuerte que nunca una epidemia de violencia y criminalidad atribuible al crimen organizado y las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública lo demuestran.
Consideran que tener representaciones locales es una herramienta útil para analizar la violencia y la paz en su relación con la estructura socioeconómica o características urbanísticas de un espacio determinado.