En 2017 se registraron en Veracruz 20 patentes, en 2018, cuando se estableció el programa de apoyo a la invención por el Coveicydet, se incrementó a 49, sin embargo en 2019 se registró un retroceso y bajó a 15. En 2020 fueron 19 patentes las registradas, de las cuales muchas son de alumnos o investigadores de la Universidad Veracruzana y otras provienen de algunos tecnológicos, asentó Sergio Raúl del Valle Méndez, jefe de División Tecnológica del Consejo Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (Coveicydet).
Explicó que para fortalecer el registro de patentes el Coveicydet que daba un taller de tres días ha venido fortaleciendo los métodos y acompañando a los solicitantes, en colaboración con la Oficina de Transferencia de Tecnología (OTT) y el Departamento de Desarrollo Emprendedor e Innovación (Emprende UV).
Destacó que de acuerdo a un estudio que realizó Isabel López Escobedo, investigadora de la Universidad Autónoma de México (UAM) de 1978 a 2006, para identificar a investigadores prolíficos en Estados Unidos, que tuvieran de entre 5 y 10 patentes, estableció que de 1908 patentes, una era de un mexicano.
Asentó que de 3 mil 747 inventores mexicanos, sólo 128 tienen 5 patentes o más, lo que representa el 3.4 por ciento en las áreas de mecánica y química.
Al hacer un comparativo entre Corea y México, dijo que cuando ese país tenía en 1960 una economía menor a la mexicana, hoy se encuentra entre los primeros países en registro de patentes y México ocupa el lugar 14 o 15, pues existe una fuerte correlación entre inventiva y economía. Mientras que en 2019 en México se registraron 2 mil 534 títulos de patente, en Corea fueron alrededor de 248 mil. En ese mismo año hubo 1305 solicitudes de mexicanos y 14 mil 336 de extranjeros, en Corea fueron 171 mil de ciudadanos coreanos.
La diferencia entre México y Corea fue que entre las décadas 60 y 70 del siglo pasado Corea abrió el acceso a la educación científica para sus universidades, centros de investigación y a personas interesadas, lo que en México se hizo en 2012.
Además de esa tardía apertura e impulso al conocimiento científico, en México en 2020 se redujo en 60 por ciento el apoyo en relación con el que se tenía en 2012 con la justificación de que se les pagaba mucho a las compañías extranjeras que tenían a su cargo la diseminación de los conocimientos. Corea, por su parte, agregó un consejo de entre 200 y 300 doctores, científicos e investigadores, lo que les ha permitido encontrar nichos de oportunidades entre todas las patentes que les solicitan.
Respecto al desarrollo tecnológico, señaló que 60 por ciento de las empresas coreanas invierten en ciencia y tecnología, mientras que en México no llegamos ni al 30 por ciento, lo que tiene que ver mucho con el cambio de las políticas públicas, pues cada seis años hay cambios.
Concluyó que en México hay poca credibilidad y confianza para el sector de investigadores, provocadas por el ambiente de incertidumbre en el que se desarrollan las actividades vinculadas con la tecnología.
Patentes no trascienden porque así conviene a las industrias
Patentes hay muchas y cada vez hay más, aunque en la actualidad es cada vez más extraño encontrar a un inventor trabajar solo, el trabajo se da más bien a través de equipos; la innovación es más bien resultado de un trabajo interdisciplinario, asentó el investigador Luis Miramontes Vidal.
Señaló que todo lo que se haga en el laboratorio tendrá un impacto social, pues la invención representa una mejora para la sociedad y la patente es una forma de proteger la invención, aunque muchas se quedan como secretos industriales que no trascienden porque así conviene a las industrias.
Recomendó siempre buscar un camino alterno y recordó cuando en 1972 su padre Luis Miramontes Cárdenas logró la patente para la reconversión de gases nocivos de los automóviles, lo que un año después lograron los estadounidenses.
Asimismo consiguió una patente para envasar el pulque y otra para convertirlo en vino, también sentó las bases para la creación de la píldora anticonceptiva, pues en 1951 logró la síntesis de la noretisterona, principio activo del primer anticonceptivo oral, por cuya patente le pagaron diez dólares.
Convocó a los jóvenes y a los inventores a recrear sus ideas, a perseguir sus sueños y a no permitir que nadie les diga que no se pueden concretar. “Es un defecto pensar que lo que conocemos es el único camino, hay muchos”, por lo que les aconsejó recurrir a la interdisciplinaridad, pues si la solución no se encuentra por un lado, estará en otra área de estudio.
Asimismo les recomendó hacer su trabajo con entusiasmo, a perseverar y a seguir estudiando. “No se desanimen siempre habrá formas de pasar los muros”, les dijo.
"Las ideas que se logran patentar representan un beneficio para la sociedad, a la vez que a los investigadores les dan prestigio, a veces recursos económicos, pero no siempre, pues depende de los convenios que hagan con las empresas o instituciones", concluyó.
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