Cuando sentimos un retortijón en el estómago y queremos alivio, lo primero que pensamos es en tomar un tecito de manzanilla.
Un té de hojas de bugambilia para ayudar con la tos; de hoja santa para desinflamar; de zacate limón o el toronjil para relajarse. Cada vez que buscamos en nuestra memoria una planta para hacer un remedio casero, estamos echando mano de siglos de herbolaria y medicina tradicional.
La doctora Leticia Cano Asseleih, investigadora del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), indica que nuestro país tiene un vasto tesoro ancestral que aún sigue vigente y es utilizado por la población; la ciencia investiga este cúmulo de información que fue conformándose a base de observación, prueba y error por nuestros antepasados y transmitido de boca en boca, de generación en generación.
UN GRAN TESORO VIVO
La doctora Cano refiere que en México existen casi 5 mil especies de hierbas medicinales, de las cuales en Veracruz se conocen al menos mil 200, aunque cada día se descubren nuevos usos que los pueblos indígenas dan a sus plantas, la mayoría de ellas nativas de la entidad.
“Como mexicanos tenemos una fuerte tradición en el uso de las plantas medicinales, tenemos esa herencia de nuestros antepasados, y es un conocimiento muy rico que se ha ido acumulando a lo largo de los siglos; desde antes que llegaran los españoles los grupos étnicos se curaban con plantas, principalmente; las plantas son el recurso más importante de la medicina tradicional mexicana”, indica Cano Asseleih.
Una característica de la herbolaria, explica la investigadora, es que no es un conocimiento estático, sino que continuamente evoluciona y se enriquece a medida que las personas, sobre todo los pueblos originarios, continúan usándola y dándole nuevas aplicaciones e incluso mezclando herbolaria de otros países.
Somos herederos de una rica herbolaria y con información muy profunda sobre el uso de nuestras plantas medicinales y afortunados porque en México hay una gran biodiversidad.
No obstante, aunque indica que mucha de la información de antes de la llegada de los españoles ha permanecido, se ha perdido cerca de un 40% de ese conocimiento herbolario, por lo que es vital que haya investigación que rescate y resguarde lo que aún se utiliza en las comunidades.
IMPULSAR SU USO
La investigadora descarta que la herbolaria vaya a desaparecer, porque la población tiene muy arraigado su uso, y las que han permanecido es porque su eficacia ha sido comprobada; sin embargo, la investigación es necesaria.
“La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha reconocido el valor de la herbolaria y promueve que se robustezca esta medicina a través de estudios clínicos, químicos, farmacológicos, y que se logre tener mecanismos para la identidad precisas de las plantas, porque es muy fácil confundirlas”, explica la doctora en Ciencias.
Una de las líneas de investigación que dirige dentro del Citro es justamente hacer una revisión de la flora medicinal indígena de Veracruz; destaca que hay 12 grupos étnicos en el estado, por lo que es importante documentar esa información para evitar que se pierda.
En las comunidades indígenas es donde más se ha guardado este saber, se sigue utilizando, y al estar en zonas alejadas, sin acceso a centros de salud, ellos usan mucho las plantas medicinales. Su uso es, sobre todo, muy útil para evitar que las enfermedades avancen a niveles de gravedad.
Y agrega que los estudios clínicos y farmacológicos son vitales porque sirven para corroborar la efectividad de las plantas: “en laboratorio se investiga para saber qué plantas curan qué y contra qué microorganismos o afecciones actúan, y eso viene a fortalecer nuestra medicina tradicional, fortalecer nuestro conocimiento herbolario, porque nos va a dar la certeza de estar utilizando una especie que no sólo cura, sino que además es segura”.
HERBOLARIA, FUENTE DE INGRESOS
La doctora indica que además conocer la herbolaria podría significar una fuente de ingresos para las comunidades, y ejemplifica que la hoja del guayabo es usada por una empresa mexicana para hacer un fitomedicamento, es decir, un medicamento de origen vegetal a base de extracto de una planta, en este caso la hoja de un tipo de guayabo que se da en la zona norte de Veracruz y que es alta en un principio activo que se llama quercetina.
Señala que uno de sus estudiantes investigó en qué temporada del año la hoja tiene mayor índice de quercetina para que así los productores la cortaran en ese periodo y así obtuvieran más ingresos a la hora de venderla.
También indica que en Teocelo se trabajó con los productores de zarzaparrilla, una bebida local hecha de la raíz de una enredadera del mismo nombre; el refresco es muy popular porque suele generar bienestar al consumirlo.
La investigadora explica que la raíz tiene propiedades que depuran el organismo, por lo que da esa sensación de bienestar, además de ser antinflamatorio. Sin embargo, la zarzaparrilla es una planta silvestre y cada vez es más difícil encontrarla en su hábitat natural, por lo que se buscó que los productores de la bebida iniciarán su siembra en sus terrenos y así tenerla al alcance sin que la planta desapareciera.
Actualmente la doctora Cano investiga plantas que actúen contra el cáncer de próstata, destacando que en la huasteca veracruzana hay herbolaria que puede ser útil a este fin.
Agrega que en el estudio de la herbolaria lo importante es resolver un problema de salud, y destaca que con el Covid “muchas personas voltearon a ver a las plantas medicinales, no sólo mexicanas, sino de otros países, para ayudar a aliviar síntomas de la enfermedad o bien para fortalecer nuestro sistema inmune; hay una gran riqueza en las plantas y hay que aprenderlas a utilizar”.