Amorosa, sensible, generosa y “una artistaza” son los adjetivos con los que estudiantes de la Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana describen a Laura Moss, quien durante 30 años se ha desempeñado como profesora de actuación, pedagogía teatral y psicología del personaje.
A sus 67 años, recién cumplidos el 4 de abril, agradece los comentarios y expresa que “la docencia es un acto de amor, de dar y recibir, un acto de ida y vuelta, porque si crece el estudiante crece quien le acompaña”.
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¿Docencia está ligada a la generosidad?
Ella opina que sí, por eso cree importante hacer una revisión para saber si hay condiciones para compartir humildemente lo aprendido. “Pienso que este camino se tendría que elegir cuando ya hay una realización personal, de lo contrario, la frustración la pagan los alumnos. Todo se trata de energía, y quien está bien consigo mismo buscará hacer que las demás personas brillen”, dice en entrevista mientras toma un té de manzanilla en una cafetería de Xalapa.
Con voz pausada y la ternura reflejada en el rostro, Laura Moss dice apostar por generar en el aula un espacio donde prevalezcan la armonía y el respeto, con el fin de corregir en el momento, en la dinámica.
“Por salud, últimamente me siento un poco más pero en realidad no me gusta. Prefiero incidir en la energía, corregir, estimular, andar el espacio donde los cuerpos tienen su propio lenguaje. No idealizo ser maestra, es tangible el acto de reciprocidad y yo, lo acepto, soy un poco mamá”, dice.
¿Cuál es su compromiso como profesora de actores en formación?
“Compartir la pasión por lo que se hace. Y yo lo aplico con estudiantes de teatro pero me parece que tendría que ser en todo, porque la pasión te lleva al compromiso, a trabajar, a esforzarte, a pensar en cómo resolver los problemas”.
Añade que la pasión mantiene a las personas en el camino elegido y a entender con el paso del tiempo que “el andar no es lineal, tiene altas y bajas, pero para cuando se comprende, ya se está rodeado de apasionados y eso contiene, da soporte e impulso”.
“Amo dar clases y me siento con enorme gratitud de estar en una universidad pública porque hay una función social. Contribuir a la humanidad es motivo de orgullo”, dice para luego contar que no siempre pensó así.
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Originaria de Argentina, Laura Moss llegó a México a finales de 1987 con un currículum que respaldaba su presencia en escenarios nacionales e internacionales.
¿Cuáles son los orígenes de Laura Moss?
Poeta, bailarina de danza butoh y flamenco, “cantaora”, actriz, directora de escena teatral, de cine y de ópera, había hecho todo lo que había querido y ahora se daba un descanso con quien, manifiesta, ha sido el amor de su vida.
Al rememorar su estancia en Tepoztlán, comparte los días al lado de su compañero de vida durante 39 años, el fotógrafo Max Fund, quien al poco tiempo fue invitado a dar clases en la Universidad Veracruzana y eso les hizo viajar a Veracruz y establecerse en Banderilla.
“Max me decía, ‘aplicá para maestra, con todo lo que sabés, lo harás muy bien’, pero a mí no me interesaba la docencia y pensaba que no podría. Después, en una convocatoria con examen de oposición, me presenté la mañana del 3 de noviembre de 1992 y me seleccionaron, pero me tenía que presentar esa misma tarde”, rememora emocionada.
“¡Max, que sí daré clases!, le dije. Y fue la locura porque de Banderilla me tenía que regresar a Xalapa otra vez… Ahí inició la historia. La pasión desarmó lo dicho. Sí me interesaba y sí quería dar clases. Hoy puedo decir que la docencia es salud emocional para mi vida”, expresa.
La pedagoga teatral, quien ha impartido clases y talleres de actuación y de danza butoh en México, Argentina y España, manifiesta su deseo de continuar “otro ratito” en la UV.
Tras el deceso de su compañero, la llegada de la pandemia y la adaptación a una nueva etapa, Laura Moss asegura ver la vida con amor, dignidad y respeto ante los cambios.
Acepta vivir con gratitud, ocupada en continuar su profesionalización, con entrenamiento de natación y con la alegría constante de saber que alumnos suyos triunfan en México o en el mundo, en la actuación, en la docencia, como gestores o funcionarios de instituciones educativas o culturales.
También manifiesta orgullo por su otro rol, el de mamá del artista gráfico Sebastián Fund, quien a sus 38 años ya es becario con trayectoria y es fundador de uno de los talleres independientes más importantes de Veracruz, Médula Negra.
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Curiosamente, dice Laura Moss, sus antepasados no fueron artistas, todos eran inmigrantes, con costumbres y quehaceres distintos. Al ir al pasado, sonríe y comenta que solo puede decir gracias.
“Gracias a México, que me enseñó a ser amable y solidaria; que me enseñó a decir gracias desde lo más profundo de mi corazón. Gracias a México porque me enseñó y aprendí a decir ‘esta es tu casa’”.