Caminar durante más de 8 horas diarias en busca de clientes para los muebles rústicos es el trabajo cotidiano para don Ismael Rizo Vargas; oriundo del municipio de Ayahualulco recorre los mercados ambulantes y calles de esta ciudad para buscar un ingreso digno que llevar a su hogar.
Este hombre avanza rápidamente por las calles, sin importar que lleva sobre sus brazos un peso considerable; en un diablito empuja la pesada carga de varias mesas, sillas, bancos, mecedoras y hasta bases para cama que intenta vender en su camino.
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¿Por qué emigró de Ayahualulco a Xalapa?
Dice que lleva más de 8 años vendiendo en los distintos rumbos de Xalapa. Llegó a la capital veracruzana porque en su comunidad no hay muchas oportunidades laborales para un hombre mayor y no le quedó otra más que salir a buscar la forma de obtener el sustento de la familia.
Él no fabrica los muebles, explica, se los traen de la ciudad de Orizaba, son de pino; los adquiere con un distribuidor y él se encarga de venderlo en los distintos mercados y calles de la capital.
Comenta que en los últimos meses sus muebles no han subido tanto, “pero el problema es que vendemos menos, la gente piensa mucho para comprar algo, aunque lo necesite”.
El comercio, explica ha sido una opción para obtener dinero que llevar a su familia, “el gran problema que a veces debe enfrentar es que la gente siempre quiere pagar menos por los muebles, no les importa que andemos horas cargando y caminando, ellos no toman en cuenta el gran esfuerzo, solo quieren una rebaja y a veces no se puede porque entonces perdemos lo que se invirtió”.
Considera que el precio que ofrece a sus clientes ya es bajo, porque no puede cobrar más dado que hay bastante competencia, pero aun así las señoras y señores quieren una rebaja siempre, es difícil que paguen el primer precio que se les pide”.
¿Cuáles son los muebles más baratos?
De los muebles más económicos que lleva son los bancos para sentarse, el más pequeño sale en 130 pesos y el más grande en 200; las sillas de madera salen entre 150 y 230, las de niños las ofrece en 140 pesos.
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Los muebles que vende son de buena madera, es pino blanco, están bien elaborados, el cliente solo tiene que protegerlos contra la polilla y pintarlos a su gusto.
Es un hombre mayor que busca un sustento honorable, pero hay días que si se cansa de empujar el diablito con tanto peso, “pero si logro vender varios muebles vale la pena, lo triste es cuando cargas durante 12 horas y no se logre obtener nada de dinero que llevar su hogar”.
Recuerda que el invierte parte de sus ganancias en comprar más muebles para venderlos, “ahora voy de la zona de plaza Museo hasta el mercado de la colonia Veracruz para ahí buscar clientes, pero mañana me toca otro mercado y así, todos los días uno distinto, es la única forma de venderlos, hay personas que y6a me conocen y me buscan porque saben que es buena mercancía y los precios son los justos”.
Así, don Ismael Rizo sigue su camino, empuja el diablito con los muebles rápidamente, dice que en 40 minutos debe estar en la colonia Veracruz, “solo me detengo cuando alguien se interesa por mis muebles, de lo contrario sigo mi camino”, concluyó.