Ante el aumento de violencia en sus distintas formas y la necesidad de nuevas masculinidades, el médico y antropólogo social Benno de Keijzer opina que es tiempo de generar un movimiento dirigido a los hombres para desaprender las conductas y comportamientos violentos.
El académico de la Universidad Veracruzana (UV) indica que para el abordaje integral en el trabajo con varones hay tres ejes principales: cuestionar el poder, reconocer el dolor y los costos, así como comprender las ventajas del cambio hacia la igualdad.
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En su participación en la mesa redonda virtual “Género y salud mental”, organizada por la maestría en Salud Pública-UV, ahondó en el tema de la violencia generada por los hombres, aprendida y sostenida por la estructura social.
¿Qué riesgos conlleva la masculinidad?
Asegura que es posible “desaprender” a partir de la comprensión y aceptación de saberse vulnerables y de tener conciencia de los factores de riesgo que conlleva la masculinidad actual.
Con datos oficiales, enfatiza que por género hay una sobremortalidad masculina en homicidios (88 por ciento), consumo de alcohol (86 por ciento), ahogamientos (82 por ciento), exposición a fuerza mecánica (81 por ciento), accidentes viales (76 por ciento) y suicidios (77 por ciento), por nombrar algunos.
En cuanto a las vulnerabilidades causadas y vividas en las masculinidades, expone que pertenecer a clases empobrecidas, ser migrante, ser joven, ser indígena o afrodescendiente, no ser heterosexual, estar enfermo y no tener empleo provocan desgaste, estrés, vergüenza social, desvinculación social y familiar.
Además, están más expuestos a drogas, enfermedades de transmisión sexual, muertes por violencia interpersonal, poco interés por solicitar ayuda y atención médica, y suicidio.
Al ahondar en los costos de la masculinidad hegemónica enumera los feminicidios, los daños materiales por accidentes viales o laborales, los crímenes de odio, los cuidados no remunerados ocultos y la trata de personas (prostitución, pederastia, secuestro y desapariciones).
Benno de Keijzer, impulsor de nuevas masculinidades, enfatiza en la necesidad de avanzar en políticas y programas dirigidos a este sector de la población, con énfasis en atención y prevención de accidentes, violencias, suicidio, adicciones VIH, salud sexual y reproductiva, entre otros.
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¿Cómo lograr una sana convivencia y salud mental de los hombres?
Tanto a nivel nacional como estatal y municipal indica que se debe buscar soluciones para generar conciencia en la corresponsabilidad de la crianza y trabajo doméstico, la salud física y mental de los hombres, el buen trato (sana convivencia) y prevención de la violencia.
Puntualiza que la experiencia de ser hombre es mucho más amplia y diversa, no es reductible a las situaciones de riesgo, por lo cual es urgente una perspectiva de análisis crítico de las consecuencias de la masculinidad hegemónica.
Entre los recursos que deben cultivar hombres nombra las redes de apoyo, la resiliencia, el autoconocimiento, la autoestima, la comunicación, la inteligencia emocional, la negociación de conflictos y la espiritualidad.
A partir de encuesta, el médico le recuerda a los hombres que las mujeres se sienten más seguras con varones flexibles, que saben escuchar, que pueden cambiar de opinión, que están dispuestos a aprender… que tienen interés por ser mejores personas en sus distintos roles.