/ domingo 11 de agosto de 2019

Huele y saborea la historia del café en el museo dedicado a él

En el Museo del Café, el turista será transportado años atrás para conocer el proceso de industrialización, pasando por los diferentes tipos de tostado hasta llegar a los métodos de producción de la actualidad

Coatepec, Ver.- Conocer todo el proceso del café desde que se tiene el grano y se pone a germinar, hasta que se cuenta ya con la planta, crece y sale el café cereza que está listo para ser recolectado por los cortadores, es algo que se puede conocer en Coatepec, Pueblo Mágico, y único con un Museo del Café.

Además, en ese lugar se puede conocer el proceso de toda la industrialización hasta convertirlo nuevamente en un grano, y es algo que sólo se puede vivir en el Museo del Café de Coatepec.

Pero la visita no sólo se queda en el proceso de cultivo, sino que al turista se le transfiere a esas épocas de antaño, pues el museo posee una gran colección de objetos de hace algunas décadas que provocan que el visitante sienta realmente cómo se realizaba todo el proceso, asimismo puede palpar cómo se fue modernizando hasta tener hoy en día grandes industrias del café.

Es un sitio donde los amantes del café podrán conocer todos sus misterios. / Foto: Jesús Escamiroza

Sagrario Sánchez, guía del Museo del Café en Coatepec, ubicado en la carretera Coatepec-Las Trancas, a la altura de la desviación a Mahuixtlán, expresó que la intención es que las personas conozcan todo el proceso del café, desde el cultivo hasta lo que es el beneficio húmedo, seco y la transformación del grano en café molido.

Los visitantes conocen en aproximadamente 45 minutos, para empezar, la variedad de cultivos que se manejan de forma general; sus características, que van desde la germinación, la temporada de floración y como se realiza la pizca, que sigue siendo de forma manual, y el beneficio húmedo, que es el proceso de la transformación de la fruta a la semilla.

Recordó que en el proceso del beneficio húmedo entra la explicación del proceso de despulpado, fermentado y el lavado, así como el secado del grano hasta llegar a la etapa del pergamino que es cuando tiene un aspecto como de “cacahuate” y es ahí donde pasa al llamado beneficio seco.

Explicó que en el beneficio seco los granos son almacenados en sacos de yute o henequén y se reposa 3, 6 y hasta 178 meses, esto con el afán de que el grano termine de deshidratarse y perder humedad en mayor porcentaje y quede listo para ser morteado.

Mostró como las mejores para hacer el trabajo del morteado son las mujeres, pues no se trata de pulverizar el grano, sino de aplicar sólo pequeños golpes para retirar las cascarillas y por eso las mujeres tenían mayor talento para hacer esa tarea, pues los hombres golpean de más el grano.

Este sitio ofrece información y recreación a los visitantes / Foto: Jesús Escamiroza

Antiguamente se utilizaban morteros manuales y eran mujeres principalmente las que realizaban esta actividad, pues la intención era golpear los granos con cierta delicadeza para retirar la cascarilla y posteriormente limpiarlo, por lo que se soplaba para retirar todas las impurezas y de ahí pasar a la selección

Explicó que después de retirar la cascarilla se obtiene el grano tipo exportación, nacional, caracolillo o planchuela e indicó que esto tiene que ver con la absorción de nutrientes, pero refirió que esta variación de granos tiene que ver también con la calidad.

En el museo las personas también aprenderán cuáles son los tipos de tostado y si un tostado más oscuro requiere mayor consumo de energía eléctrica y combustible y esto interfiere en los costos de producto, sin embargo, refirió que el tostado está en función de gusto del consumidor. El mejor tostado, dijo, es de acuerdo con el paladar de cada persona y es por eso que hay alternativas para cada consumidor.

PIEZAS ANTIGUAS TRANSPORTAN AL VISITANTE DÉCADAS ATRÁS

La visita al museo del café no sólo es conocer el proceso de cómo se cultiva y beneficia, sino también ver la gran variedad de piezas antiguas que contiene el museo y que giran sobre todo el proceso del café, pues son piezas que se empleaban para el cultivo del aromático y van desde carretas hasta básculas romanas que se empleaban antes para pesar los kilos de café que cortaba cada persona o incluso las despulpadoras manuales que tienen todo un mecanismo de engranes y madera.

Foto: Jesús Escamiroza

En el museo las personas pueden percibir esa sensación de cómo era el proceso del café hace algunas décadas, pero además se tiene la maquinaría actual y se nota la diferencia de cómo se ha avanzado en la caficultura y en el beneficio.

El proceso de tostado antes se hacía en comal o en cazuela directo al fuego, posteriormente se fueron haciendo tostadores de cilindro que parecían tómbolas y un fogón directo, pero el proceso era más lento y podía tardar una hora o hasta hora y media para tostar 10 kilos de café, cuando actualmente con los tostadores modernos se requieren sólo 9 minutos y 3 más para el enfriamiento, cuando antes había que retirarlo del fuego porque al seguir caliente el comal o el cilindro el café seguía tostándose, por eso había que sacar el café antes para que no se quemara.

Resaltó que lo primero que conquista al visitante al museo del café son los sentidos y principalmente el olfato, pues una vez que se abre la puerta se da el golpe del aroma que despiden los granos. El aroma es lo que recibe al visitante, pues una vez adentro el olfato se va saturando, pero reacciona nuevamente cuando se abren los sacos con café.

Foto: Jesús Escamiroza

El visitante que se da la oportunidad de conocer el museo de café sale con otra visión del grano, pero sobre todo entiende que el mejor café es el que a ellos les guste y se llevan las bases de lo que es el café, pero además se tendrán que aplicar un poco como catadores, pues tienen que probar muchos cafés hasta decidir cuál es el que prefieren consumir.

Expuso que les recomiendan que en el tostado sea tipo americano, pues se trata de un tueste medio que puede tener las mejores propiedades, pues se trata de un café que no es tan ácido ni tan amargo y la gente lo puede degustar aún más.

Para quienes deseen ir al museo del Café refirió que trabajan los 365 días del año en horario de 9 a 17 horas y la visita puede ser desde una persona hasta grupos, sin embargo, si son grupos numerosos siempre es preferible reservar a los números 816-61-85.

Coatepec, Ver.- Conocer todo el proceso del café desde que se tiene el grano y se pone a germinar, hasta que se cuenta ya con la planta, crece y sale el café cereza que está listo para ser recolectado por los cortadores, es algo que se puede conocer en Coatepec, Pueblo Mágico, y único con un Museo del Café.

Además, en ese lugar se puede conocer el proceso de toda la industrialización hasta convertirlo nuevamente en un grano, y es algo que sólo se puede vivir en el Museo del Café de Coatepec.

Pero la visita no sólo se queda en el proceso de cultivo, sino que al turista se le transfiere a esas épocas de antaño, pues el museo posee una gran colección de objetos de hace algunas décadas que provocan que el visitante sienta realmente cómo se realizaba todo el proceso, asimismo puede palpar cómo se fue modernizando hasta tener hoy en día grandes industrias del café.

Es un sitio donde los amantes del café podrán conocer todos sus misterios. / Foto: Jesús Escamiroza

Sagrario Sánchez, guía del Museo del Café en Coatepec, ubicado en la carretera Coatepec-Las Trancas, a la altura de la desviación a Mahuixtlán, expresó que la intención es que las personas conozcan todo el proceso del café, desde el cultivo hasta lo que es el beneficio húmedo, seco y la transformación del grano en café molido.

Los visitantes conocen en aproximadamente 45 minutos, para empezar, la variedad de cultivos que se manejan de forma general; sus características, que van desde la germinación, la temporada de floración y como se realiza la pizca, que sigue siendo de forma manual, y el beneficio húmedo, que es el proceso de la transformación de la fruta a la semilla.

Recordó que en el proceso del beneficio húmedo entra la explicación del proceso de despulpado, fermentado y el lavado, así como el secado del grano hasta llegar a la etapa del pergamino que es cuando tiene un aspecto como de “cacahuate” y es ahí donde pasa al llamado beneficio seco.

Explicó que en el beneficio seco los granos son almacenados en sacos de yute o henequén y se reposa 3, 6 y hasta 178 meses, esto con el afán de que el grano termine de deshidratarse y perder humedad en mayor porcentaje y quede listo para ser morteado.

Mostró como las mejores para hacer el trabajo del morteado son las mujeres, pues no se trata de pulverizar el grano, sino de aplicar sólo pequeños golpes para retirar las cascarillas y por eso las mujeres tenían mayor talento para hacer esa tarea, pues los hombres golpean de más el grano.

Este sitio ofrece información y recreación a los visitantes / Foto: Jesús Escamiroza

Antiguamente se utilizaban morteros manuales y eran mujeres principalmente las que realizaban esta actividad, pues la intención era golpear los granos con cierta delicadeza para retirar la cascarilla y posteriormente limpiarlo, por lo que se soplaba para retirar todas las impurezas y de ahí pasar a la selección

Explicó que después de retirar la cascarilla se obtiene el grano tipo exportación, nacional, caracolillo o planchuela e indicó que esto tiene que ver con la absorción de nutrientes, pero refirió que esta variación de granos tiene que ver también con la calidad.

En el museo las personas también aprenderán cuáles son los tipos de tostado y si un tostado más oscuro requiere mayor consumo de energía eléctrica y combustible y esto interfiere en los costos de producto, sin embargo, refirió que el tostado está en función de gusto del consumidor. El mejor tostado, dijo, es de acuerdo con el paladar de cada persona y es por eso que hay alternativas para cada consumidor.

PIEZAS ANTIGUAS TRANSPORTAN AL VISITANTE DÉCADAS ATRÁS

La visita al museo del café no sólo es conocer el proceso de cómo se cultiva y beneficia, sino también ver la gran variedad de piezas antiguas que contiene el museo y que giran sobre todo el proceso del café, pues son piezas que se empleaban para el cultivo del aromático y van desde carretas hasta básculas romanas que se empleaban antes para pesar los kilos de café que cortaba cada persona o incluso las despulpadoras manuales que tienen todo un mecanismo de engranes y madera.

Foto: Jesús Escamiroza

En el museo las personas pueden percibir esa sensación de cómo era el proceso del café hace algunas décadas, pero además se tiene la maquinaría actual y se nota la diferencia de cómo se ha avanzado en la caficultura y en el beneficio.

El proceso de tostado antes se hacía en comal o en cazuela directo al fuego, posteriormente se fueron haciendo tostadores de cilindro que parecían tómbolas y un fogón directo, pero el proceso era más lento y podía tardar una hora o hasta hora y media para tostar 10 kilos de café, cuando actualmente con los tostadores modernos se requieren sólo 9 minutos y 3 más para el enfriamiento, cuando antes había que retirarlo del fuego porque al seguir caliente el comal o el cilindro el café seguía tostándose, por eso había que sacar el café antes para que no se quemara.

Resaltó que lo primero que conquista al visitante al museo del café son los sentidos y principalmente el olfato, pues una vez que se abre la puerta se da el golpe del aroma que despiden los granos. El aroma es lo que recibe al visitante, pues una vez adentro el olfato se va saturando, pero reacciona nuevamente cuando se abren los sacos con café.

Foto: Jesús Escamiroza

El visitante que se da la oportunidad de conocer el museo de café sale con otra visión del grano, pero sobre todo entiende que el mejor café es el que a ellos les guste y se llevan las bases de lo que es el café, pero además se tendrán que aplicar un poco como catadores, pues tienen que probar muchos cafés hasta decidir cuál es el que prefieren consumir.

Expuso que les recomiendan que en el tostado sea tipo americano, pues se trata de un tueste medio que puede tener las mejores propiedades, pues se trata de un café que no es tan ácido ni tan amargo y la gente lo puede degustar aún más.

Para quienes deseen ir al museo del Café refirió que trabajan los 365 días del año en horario de 9 a 17 horas y la visita puede ser desde una persona hasta grupos, sin embargo, si son grupos numerosos siempre es preferible reservar a los números 816-61-85.

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