LAS VIGAS, Ver.- Brigadistas contra incendios forestales combatieron durante horas el siniestro registrado en la reserva ecológica San Juan del Monte, que devastó una parte importante de árboles, arbustos y matorrales. El fuego no pudo ser sofocado a causa del viento de norte, a pesar de que se combatió por varios frentes.
Elementos del Ejército, personal operativo de Protección Civil del estado y de los municipios de Las Vigas y Acajete, además de voluntarios, utilizaron picos y palas para arrojar tierra a las llamas que se resistieron a debilitarse. También llegó apoyo de Xalapa, Banderilla y Coatepec.
El fuego inició entre las 7:00 y 7:30 de la mañana y tomó fuerza a causa del viento que era constante. Las causas del incendio no han sido identificadas por las autoridades, quienes no descartaron el uso de helicópteros para arrojar agua. Habitantes de comunidades cercanas fueron desalojados de sus hogares por seguridad.
Al subir a la parte alta de la reserva los brigadistas lucharon contra las llamas, fue una labor difícil y complicada, pues además del intenso calor los voluntarios corrieron el riesgo de sufrir quemaduras y asfixia.
Los militares y demás brigadistas tuvieron que dejar las labores a causa de espesas nubes de humo que no permitían respirar. Además, de forma repentina se levantaron intensas llamas que se podían sentir a varios metros de distancia.
Los elementos castrenses dieron recomendaciones a los demás voluntarios y evitaron que se internaran más en el bosque para evitar quedaran atrapados entre el humo y la lumbre.
A lo lejos era posible escuchar la leña tronar a causa del fuego y ese sonido fue una señal de alerta para los brigadistas, quienes se alejaron para prevenir incidentes graves.
Los chiflidos y los gritos eran la única forma de comunicarse, pues los equipos de radiocomunicación apenas contaban con señal en la zona donde el fuego se fortalecía.
Las labores realizadas por los combatientes fueron agotadoras. Entre ellos se podían escuchar los comentarios de que ya estaban cansados, hambrientos y sedientos.
El aire no favoreció a los combatientes, pues además de que cambiaba de dirección a cada rato provocó que las llamas fueran más fuertes.
Por seguridad los brigadistas bajaron a un lugar seguro, desde donde se podía observar una intensa nube de humo que advertía de la fortaleza del siniestro.
A lo lejos también pueden verse las llamas en las copas de los pinos y árboles, que son de más de 10 metros de altura. El incendio en ese lugar es catalogado como superficial, a razón del suelo, y aéreo, por estar en las copas de los árboles. Tampoco se descarta que sea subterráneo, es decir, que se lleve a cabo bajo tierra, a través de las raíces de los árboles.