Este domingo inició el tiempo de Adviento, mismo que se caracteriza por la preparación de los fieles para la llegada de Jesús al mundo, por lo que en la Catedral Metropolitana de Xalapa se llevó a cabo la bendición de las coronas que simbolizan e tiempo de preparación para Navidad.
Durante la homilía, el padre Roberto Reyes Anaya señaló que el tiempo de la pandemia es una gran señal para mejorar las cosas que se han estado haciendo, así como para generar aprendizajes.
“Hay muchas cosas que hemos aprendido, otras nos han ayudado a crecer como cristianos, a ser más solidarios, atentos, caritativos, cuidarnos mutuamente, pero aun así Jesús nos dice que nos puede tomar desprevenidos, por eso este tiempo es de preparación”, dijo.
Refirió que desde este domingo y hasta la realización de la Navidad se busca que los feligreses se preparen para la llegada de Dios.
En ese sentido, manifestó que los vicios, el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de la vida pueden entorpecer la mente, perjudicar el tiempo de espera provocando que permanezcamos dormidos, indiferentes y apáticos el día en que el Señor venga por nosotros en nuestra muerte o al final de los tiempos.
“Aquellas cosas que se vuelven familiares en nosotros o de repetición constante que sabemos que nos hacen mal, a veces enumeramos como vicios la droga, las bebidas alcohólicas y en realidad sabemos que esas sustancias hacen que la persona permanezca enajenada y que digan o hagan cosas de las cuales no se acuerdan, a veces cuestiones chuscas, pero a veces ofensas”, expuso.
Mencionó que, además, hay otros vicios que enajenan y limitan al crecimiento personal, tales como la televisión y el celular.
“Podemos pasar una, dos, tres horas viendo una serie televisiva o no se nos puede pasar un día el programa favorito. El celular es para comunicarnos con mayor facilidad, pero afecta la comunicación con las personas que están cerca de nosotros y a veces en medio de los alimentos pareciera que con una mano agarro la cuchara y con otro el celular”, expresó.
El tiempo de Adviento es una celebración de la presencia de Dios y se estructura en dos partes: la primera inició hoy y concluye el16 de diciembre y se trata de una etapa en la que se insiste en la venida del Señor al final de los tiempos; la segunda va desde el 17 de diciembre hasta el día 24, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en la historia, es decir la Navidad.
Esta temporada se caracteriza por la colocación de coronas con cuatro velas, las cuales se van encendiendo cada semana.
La forma circular de la corona se debe a que el círculo no tiene principio ni fin, ya que es señal del amor de Dios que es eterno, así como también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.
El color verde de las ramas es por la esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas.
Las velas demuestran que, así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.
Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia.
Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo, pero recibieron también la promesa del Salvador universal, mientras que el listón rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.