“La llegada de las inteligencias artificiales generativas marca el cuarto hito de la informática moderna y convoca a replantear el sentido de la educación”, opina Alberto Ramírez Martinell, integrante del Centro de Investigación e Innovación en Educación Superior de la Universidad Veracruzana.
En conferencia magistral híbrida, el investigador sostuvo que el hito de estas inteligencias es tan grande como la popularización de Windows 95, el celular y la banda ancha, por lo que compete a todos.
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Aunque el eje de la presentación fue la educación, señala que uno de los retos está en desarrollar el sentido crítico ante la llegada de textos e imágenes que pudieron haber sido creados por las distintas inteligencias artificiales.
¿Por qué hablar ahora de ellas?
“Porque están cerca de nosotros, están en el celular, en una página web y porque podemos generar cosas cercanas a nosotros”, explica.
El miembro del Sistema Nacional de Investigadores precisa que no se puede bloquear la tecnología, pero sí regularla y adaptarla a nuestras necesidades.
Al enfocarse en la educación, expone que el problema radica en que el centro del sistema educativo es el texto y si este ya puede ser generado por estudiantes desde una aplicación, ¿a dónde se encamina el proceso enseñanza-aprendizaje.
“Si como docente pides leer, comparar, planear un ensayo y redactar, es natural que cuando viene algo que atenta contra nuestro objeto de trabajo, nos pongamos a temblar”, expresó.
Al referirse a los retos en la educación superior, mencionó que el principal cuestionamiento es si lo que recibe el docente sí fue hecho por el estudiante, un dilema con antecedentes en el surgimiento de las páginas y enciclopedias en línea, cuando se enfrentaron al copiado y pegado.
“Creo que ganamos, más o menos, y ahora sabemos que el que haga trampa va a hacer trampa siempre. Tenemos que desarrollar un ‘ethos disciplinario’, entendido como el modo de ser: si el texto no es propio, yo no me lo puedo llevar”.
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¿Qué nuevos problemas plantea la inteligencia artificial?
Añade que la inteligencia artificial plantea nuevos problemas, entre ellos, la deshonestidad académica; el camino en las universidades, cree, es lograr sensibilizar para sí usar Chat GPT o cualquier otra inteligencia pero para generar reflexión a partir de los resultados que otorgan.
No es reprobar el uso o decir que es cosa del diablo, sino regularlo, reglamentarlo y usarlo bien
Reitera la necesidad de aprender a manejar la información, de ser críticos y de estar preparados para transitar de lo informático a lo informacional.