La percepción de las personas jóvenes sobre un futuro incierto en las distintas áreas de la vida se fortalece y no es ningún asunto menor, declara el doctor en historia Jorge Rodríguez Molina.
Interrogada sobre esta declaración, la psiquiatra Karla Valladares Mancilla anota que la juventud vive tiempos de desesperanza por lo cual es urgente generar políticas públicas para atender un fenómeno social que es también de salud pública.
Añade que esta perspectiva de los jóvenes de entre 16 y 34 años se amplía cada vez más a las personas adolescentes, quienes piensan en el ahora, pues el sistema actual y las generaciones mayores se han encargado de pintar un panorama no halagüeño.
“Ven difícil tener un patrimonio, contar con un empleo estable y, casi imposible, asegurar una pensión para la vejez; estas ideas afectan la estabilidad emocional y mental, y no debe quedar en comentarios, el problema debe ser atendido”, indica.
Coloquio académico
En el primer coloquio internacional “Desafíos educativos en el siglo XXI: Identidades y formación ciudadana en contextos de crisis”, coordinado por la Universidad Veracruzana e instituciones de tres países, otros investigadores ahondaron en la importancia de estudiar y atender a este grupo en la época actual.
Además de lo ya mencionado, expusieron que los jóvenes muestran poco interés en la política y es en las redes sociales donde muchos de ellos sí quieren interactuar sobre algunos temas específicos.
El investigador Jesús Aguilar Nery también nombra la toma de instituciones cuando no son escuchados, pero observa que es más por la falta de espacios públicos donde pronunciarse, ser vistos y tomados en cuenta.
Con respecto a cuál es uno de sus intereses, el investigador José Manuel Velasco Toro menciona que en la sociedad del conocimiento ya no están pensando en qué fue sino en qué es lo que no hay para poder construirlo.
“Los jóvenes de distintas áreas del conocimiento están más preocupados por ver qué es lo que no hay para inventarlo, crearlo, innovar en función de un futuro inmediato”.
Sobre uno de los temas primordiales del coloquio, “¿Qué historiadores y qué historia se necesita para un siglo XXI en permanente crisis?”, Velasco Toro anotó que deben ser innovadores.
“Antes sabíamos que conocer nuestro pasado nos iba a servir para explicar nuestro presente y teníamos la seguridad, o por lo menos así nos sentíamos, que ese conocimiento que estábamos aportando a través de nuestros trabajos de investigación iba a permitir comprender el presente y vislumbrar y consolidar el futuro y el progreso”.
Añadió que con el tiempo, el enfrentamiento y las diferentes experiencias históricas, confirman que todo cambia, nada es estático, y los cambios tienden a situaciones inesperadas.
“El sentimiento de la incertidumbre, que es lo que está presente en el momento contemporáneo, obligar a pensar desde la incertidumbre y ya no dentro de las certezas”.
Indica que la mudanza de una narrativa no solo es urgente sino la mudanza de la concepción de la vida, pues no es homogénea sino plural, múltiple y cada vez más desigual.
Pese a todo, enfatiza que todo proceso deviene de la creatividad y del potencial del ser humano.