/ domingo 23 de junio de 2019

La amarga crisis del café en Xico y Coatepec

Ni la reciente visita de AMLO a la región donde anunció apoyos a caficultores evita que los jóvenes ya no quieran trabajar las tierras y que las fincas estén desoladas

Para los productores de la zona de Coatepec y Xico la caficultura está agonizando y de no hacerse algo al respecto un día va a morir.

Muchas de las fincas de la región están abandonadas y las que sobreviven han perdido su producción hasta en un 70%.

Los jóvenes ya no quieren trabajar las tierras, las fincas se observan cada vez más solas. Gobiernos pasan y la situación no mejora para los campesinos, quienes están perdiendo la esperanza de que algún día esa situación sea diferente.

La visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la región no es un aliciente para ellos. Las necesidades son muchas.

Foto: Alberto Delgado

“UNA LUCHA CONSTANTE YA NO DA NI PARA SOBREVIVIR”

Gamaliel Fernández, originario de la localidad San Marcos, tiene 59 años, se ha dedicado toda su vida al campo y consideró que así la va a terminar, pues es difícil que pueda encontrar un trabajo distinto a esto. El precio del café, recuerda, siempre ha estado bajo. Aún así, han logrado sobrevivir de ello.

El kilo de cereza se lo pagan en 5 pesos y hasta 6.50 pesos. “Tiene años que las fincas se echaron a perder”, dice, por enfermedades como la roya.

Ahora muchos cafetaleros tienen aún menor producción que antes porque han preferido sembrar nuevas plantas y nuevas variedades, como la Costa Rica, por ser más rápida la cosecha que se estima se obtiene en un año.

Foto: Alberto Delgado

Nosotros somos campesinos de por vida. Ésta es una lucha constante porque luego no hay, ya no se puede decir para vivir, para sobrevivir, y ya mero ni eso. Nosotros somos jornaleros, pero si el patrón no tiene para sostenernos en el año nos va dando (trabajo) una semana, dos o un mes, dependiendo cómo le alcance también

Gamaliel, como la mayoría de los jornaleros, gana 120 pesos al día y así es como ha logrado mantener a su familia, “luchando con todo”.

Los apoyos anunciados por el gobierno federal puede ayudar a los productores, pero los jornaleros, de haber beneficios, podrán verlos hasta dentro de algunos años.

Si ellos lo emplean para lo que es sí puede servirles, para nosotros es un poco más difícil porque del apoyo que les van a dar hay que esperar dos años para empezar a cosechar, nosotros tenemos que esperar ese tiempo para poder tener un poco más porque no nos dan el trabajo permanente. Nos puede ayudar, pero a la larga

Así, augura que dentro de poco dejará de haber campesinos porque los jóvenes ya no se quieren trabajar las tierras y no quieren saber nada de ello.

“NO TENEMOS NI PARA COMPRAR LOS FIERROS PARA TRABAJAR”

Juan Fernández tiene 55 años y también es jornalero. Toda su vida se ha dedicado a trabajar el campo y las fincas de café.

Para nosotros es muy difícil porque hay veces que no tenemos ni para comprar los fierros para trabajar, tenemos a veces que pedir prestado para poder trabajar. Que unas tijeras, un machete, que un azadón

Sus seis hijos, quienes ahora ya están casados, no pudieron terminar ni la escuela primaria, pues no alcanzaba para ello.

Gobiernos pasan y nada cambia, “así es siempre, ya tiene tiempo, dicen que van a ayudar y no es cierto. Para mí todos son iguales, ni uno es más bueno que otro, todos son iguales, quieren para ellos”.

“Seguiremos trabajando el campo hasta que se pueda, hasta que me muera porque ya somos campesinos, desde chiquillo estoy en el campo”, agregó.

Foto: Alberto Delgado

“UN TRABAJO DURO Y A LA VEZ MAL PAGADO”

Así define Abraham Tepetla, originario de Xico, su trabajo como cafetalero. Gana lo mínimo pese al esfuerzo y tiempo que requiere para cosechar el grano de café.

Por eso la gente prefiere dejar las fincas perder. Aunque van llegando los apoyos, es a pausas y no a todos. El apoyo para los que tienen parcelas grandes sí les llega, pero los que somos pequeños, no hacemos caso porque hay que perder el día en trámites y en mi caso no me llega nada

Él como otros campesinos están probando con la variedad de café “costa rica”, pues la producción es en menor tiempo. Decidió dejó el arábica dado que fue fuertemente afectado por la roya y aún no están totalmente librados de ello.

Por eso mejor nos vamos por el cambio de café. Ya metí mejor costa rica, es más resistente a la roya. Si nosotros viéramos que el café arábica lo pagan a mejor precio, trataríamos de recuperarlo porque es calidad, pero desgraciadamente va uno a vender y el comprador paga lo que quiere

Dado que el café arábica es comprado a malos precios, decidió dejar de llevarse por la calidad y pensar en la cantidad, “las plantitas que tengo, ya me están produciendo porque es más rápido”.

Ante esa situación Abraham ha decidido no vivir sólo del campo, es carpintero y gracias a ambas actividades ha logrado sacar adelante a su familia.

“¿Yo hasta cuándo voy a ver producir mis matas?, lo hace uno para no dejar perder el terreno que a larga vamos a ver un poco del esfuerzo que uno está poniendo”.

Foto: Alberto Delgado

“LA CAFICULTURA ESTÁ POR LOS SUELOS”

Manuel Aragón Pérez es dueño de cerca de 10 hectáreas de café, pero el coyotaje les ha afectado en demasía y consideró que una forma de ayudarles sería realizar pequeños beneficios de café para su procesamiento y poder exportarlo para tener mejores ingresos.

Aunque asegura que la visita de Andrés Manuel es positiva, las necesidades son mucho más grandes.

“Si no le ponen atención a la caficultura puede llegar, con esas enfermedades nuevas que tenemos, incluso a morir el café”, lamentó.

Precisó que en la región el 70% de los terrenos han dejado de producir. El trabajo, en las que han logrado sobrevivir se ha realizado con recursos propios.

Foto: Alberto Delgado


“Yo tengo aproximadamente lo de 10 hectáreas, apenas cuatro hectáreas es lo que he podido trabajar, lo demás está perdido, no me producen nada y así está la mayor parte del ejido de San Marcos. No tenemos los suficientes apoyos”, dijo.

Para sus 10 hectáreas y aplicación de fertilizante requeriría 120 bultos, pero de esos apenas recibe cinco del gobierno, lo demás es incosteable.

“Aparte necesito recursos para la aplicación, para hacer otras labores que las vamos haciendo como vamos pudiendo, pero vamos avanzado muy lentamente. Cada vez somos menos productores porque los terrenos se están quedando improductivos”, agregó.

Antes de que entraran plagas, como la roya, Manuel cosechaba poco más de 100 toneladas de café al año, este año apenas logró producir tres.

“Con eso no me alcanza ni siquiera para resolver el problema de media hectárea y aparte también tengo que vivir, sacar como sea mis gastos, de mi familia y en realidad todos los productos andamos muy mal”.


Para los productores de la zona de Coatepec y Xico la caficultura está agonizando y de no hacerse algo al respecto un día va a morir.

Muchas de las fincas de la región están abandonadas y las que sobreviven han perdido su producción hasta en un 70%.

Los jóvenes ya no quieren trabajar las tierras, las fincas se observan cada vez más solas. Gobiernos pasan y la situación no mejora para los campesinos, quienes están perdiendo la esperanza de que algún día esa situación sea diferente.

La visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la región no es un aliciente para ellos. Las necesidades son muchas.

Foto: Alberto Delgado

“UNA LUCHA CONSTANTE YA NO DA NI PARA SOBREVIVIR”

Gamaliel Fernández, originario de la localidad San Marcos, tiene 59 años, se ha dedicado toda su vida al campo y consideró que así la va a terminar, pues es difícil que pueda encontrar un trabajo distinto a esto. El precio del café, recuerda, siempre ha estado bajo. Aún así, han logrado sobrevivir de ello.

El kilo de cereza se lo pagan en 5 pesos y hasta 6.50 pesos. “Tiene años que las fincas se echaron a perder”, dice, por enfermedades como la roya.

Ahora muchos cafetaleros tienen aún menor producción que antes porque han preferido sembrar nuevas plantas y nuevas variedades, como la Costa Rica, por ser más rápida la cosecha que se estima se obtiene en un año.

Foto: Alberto Delgado

Nosotros somos campesinos de por vida. Ésta es una lucha constante porque luego no hay, ya no se puede decir para vivir, para sobrevivir, y ya mero ni eso. Nosotros somos jornaleros, pero si el patrón no tiene para sostenernos en el año nos va dando (trabajo) una semana, dos o un mes, dependiendo cómo le alcance también

Gamaliel, como la mayoría de los jornaleros, gana 120 pesos al día y así es como ha logrado mantener a su familia, “luchando con todo”.

Los apoyos anunciados por el gobierno federal puede ayudar a los productores, pero los jornaleros, de haber beneficios, podrán verlos hasta dentro de algunos años.

Si ellos lo emplean para lo que es sí puede servirles, para nosotros es un poco más difícil porque del apoyo que les van a dar hay que esperar dos años para empezar a cosechar, nosotros tenemos que esperar ese tiempo para poder tener un poco más porque no nos dan el trabajo permanente. Nos puede ayudar, pero a la larga

Así, augura que dentro de poco dejará de haber campesinos porque los jóvenes ya no se quieren trabajar las tierras y no quieren saber nada de ello.

“NO TENEMOS NI PARA COMPRAR LOS FIERROS PARA TRABAJAR”

Juan Fernández tiene 55 años y también es jornalero. Toda su vida se ha dedicado a trabajar el campo y las fincas de café.

Para nosotros es muy difícil porque hay veces que no tenemos ni para comprar los fierros para trabajar, tenemos a veces que pedir prestado para poder trabajar. Que unas tijeras, un machete, que un azadón

Sus seis hijos, quienes ahora ya están casados, no pudieron terminar ni la escuela primaria, pues no alcanzaba para ello.

Gobiernos pasan y nada cambia, “así es siempre, ya tiene tiempo, dicen que van a ayudar y no es cierto. Para mí todos son iguales, ni uno es más bueno que otro, todos son iguales, quieren para ellos”.

“Seguiremos trabajando el campo hasta que se pueda, hasta que me muera porque ya somos campesinos, desde chiquillo estoy en el campo”, agregó.

Foto: Alberto Delgado

“UN TRABAJO DURO Y A LA VEZ MAL PAGADO”

Así define Abraham Tepetla, originario de Xico, su trabajo como cafetalero. Gana lo mínimo pese al esfuerzo y tiempo que requiere para cosechar el grano de café.

Por eso la gente prefiere dejar las fincas perder. Aunque van llegando los apoyos, es a pausas y no a todos. El apoyo para los que tienen parcelas grandes sí les llega, pero los que somos pequeños, no hacemos caso porque hay que perder el día en trámites y en mi caso no me llega nada

Él como otros campesinos están probando con la variedad de café “costa rica”, pues la producción es en menor tiempo. Decidió dejó el arábica dado que fue fuertemente afectado por la roya y aún no están totalmente librados de ello.

Por eso mejor nos vamos por el cambio de café. Ya metí mejor costa rica, es más resistente a la roya. Si nosotros viéramos que el café arábica lo pagan a mejor precio, trataríamos de recuperarlo porque es calidad, pero desgraciadamente va uno a vender y el comprador paga lo que quiere

Dado que el café arábica es comprado a malos precios, decidió dejar de llevarse por la calidad y pensar en la cantidad, “las plantitas que tengo, ya me están produciendo porque es más rápido”.

Ante esa situación Abraham ha decidido no vivir sólo del campo, es carpintero y gracias a ambas actividades ha logrado sacar adelante a su familia.

“¿Yo hasta cuándo voy a ver producir mis matas?, lo hace uno para no dejar perder el terreno que a larga vamos a ver un poco del esfuerzo que uno está poniendo”.

Foto: Alberto Delgado

“LA CAFICULTURA ESTÁ POR LOS SUELOS”

Manuel Aragón Pérez es dueño de cerca de 10 hectáreas de café, pero el coyotaje les ha afectado en demasía y consideró que una forma de ayudarles sería realizar pequeños beneficios de café para su procesamiento y poder exportarlo para tener mejores ingresos.

Aunque asegura que la visita de Andrés Manuel es positiva, las necesidades son mucho más grandes.

“Si no le ponen atención a la caficultura puede llegar, con esas enfermedades nuevas que tenemos, incluso a morir el café”, lamentó.

Precisó que en la región el 70% de los terrenos han dejado de producir. El trabajo, en las que han logrado sobrevivir se ha realizado con recursos propios.

Foto: Alberto Delgado


“Yo tengo aproximadamente lo de 10 hectáreas, apenas cuatro hectáreas es lo que he podido trabajar, lo demás está perdido, no me producen nada y así está la mayor parte del ejido de San Marcos. No tenemos los suficientes apoyos”, dijo.

Para sus 10 hectáreas y aplicación de fertilizante requeriría 120 bultos, pero de esos apenas recibe cinco del gobierno, lo demás es incosteable.

“Aparte necesito recursos para la aplicación, para hacer otras labores que las vamos haciendo como vamos pudiendo, pero vamos avanzado muy lentamente. Cada vez somos menos productores porque los terrenos se están quedando improductivos”, agregó.

Antes de que entraran plagas, como la roya, Manuel cosechaba poco más de 100 toneladas de café al año, este año apenas logró producir tres.

“Con eso no me alcanza ni siquiera para resolver el problema de media hectárea y aparte también tengo que vivir, sacar como sea mis gastos, de mi familia y en realidad todos los productos andamos muy mal”.


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